¿Un posible retorno?
María de los Ángeles Loera GonzálezIntroducción
Al hablar de tiempo, estamos hablando de memoria y su relación con la historia. La memoria es aquello que recordamos. El tiempo es el hilo conductor para pensar la historia. Realizaré un viaje a los tiempos mítico y cronológico en el espacio de la relación médico enfermo, en la Grecia antigua y clásica, raíces de la medicina occidental, los griegos recibieron una herencia intelectual, de las culturas de sus antecesores y pueblos vecinos. Un viaje al pasado, en el espacio de la relación médico-enfermo para identificar los cambios y las continuidades que explican sus inicios, su evolución y sus posibles consecuencias. Intento desarrollar una conciencia histórica, desplegar la capacidad de pensar la historia, de pensar el presente y el futuro en función del pasado, desde el presente, sentirme dentro del tiempo y de la historia, “pensarme en la historia”.
La relación médico-enfermo, es el eje, del quehacer médico, un acuerdo de confianza en donde médico y enfermo unen sus fuerzas para combatir la enfermedad. Es una relación intersubjetiva, un lazo social que se teje entre un enfermo y un médico, en la que intervienen entre otras variables, el compromiso moral del médico que lleva implícita la búsqueda del bien para el enfermo, la formación académica, las instituciones de salud en las que se desempeña y la representación social del lugar del médico y del enfermo en cada momento histórico-social.
El médico debe contar con los conocimientos y las habilidades necesarias para diagnosticar y resolver los padecimientos que sufre el ser humano. “La función del médico, más que un acto de justicia social es un deber que le impone la fraternidad universal con el fin de hacer más llevaderos el dolor y la muerte.”[1] El médico debe cumplir su función en cada acto, aparecer como garante de la salud del enfermo, como la persona que actúa para restablecer la salud del paciente. La eficacia de la relación médico-enfermo incide en la evolución del padecimiento, y la recuperación del paciente.[2] En ésta relación se da cierta transferencia que el médico no advierte y por tanto no la utiliza en beneficio del enfermo.
El ágrafo del mundo griego al enfrentarse al caos, al desorden absoluto, en un intento por establecer un orden recurrió a la construcción del tiempo mítico, considerado como cíclico, primordial, y sagrado.[3] La concepción del tiempo mítico se llevó a cabo a través del lenguaje hablado, de narraciones, de mitos que se transmitieron de generación, en generación.[4] La memoria colectiva, en la Grecia antigua, fue esencial para llevar a cabo una narración de acontecimientos que ocurrieron en esa época. La memoria colectiva es la encargada de crear y recrear mitos, que refuerzan la tradición y expresan las representaciones colectivas del hombre y de la sociedad en un contexto y tiempo determinados. “La esfera principal en la que se cristaliza la memoria colectiva de los pueblos sin escritura es la que da un fundamento -aparentemente histórico – a la existencia de etnias o de familias, es decir, los mitos de origen”.[5] El pensamiento mitológico utilizaba imágenes extraídas de la experiencia, es decir la imaginación, cercana a la intuición sensible para explicarse determinados fenómenos de la naturaleza.[6]
El tiempo mítico es circular no-sucesivo y reversible, es recuperable y repetible. No cambia ni se agota, es una especie de “mito de eterno retorno”, de eterno presente mítico. No tiene un principio, ni un fin.
Lévi-Strauss (1977) escribe: “las historias de carácter mitológico son, o lo parecen arbitrarias, sin significado, absurdas, pero a pesar de todo diríase que reaparecen un poco en todas partes”.[7] El mundo, simbólica y ritualmente, en algunas culturas se recrea periódicamente, por lo menos una vez al año se repite la cosmogonía, y el mito cosmogónico* sirve análogamente de modelo a muchísimas acciones.
La edad mítica final es muy a menudo la repetición de la edad inicial. Es, en particular, el caso de las religiones del “eterno retorno”, que hacen pasar al mundo y a la humanidad a través de una serie de ciclos que se repiten a lo largo de la eternidad [Eliade, 1949; 1969]. Pero puede tratarse también de religiones que poseen una concepción definitiva, lineal del tiempo [Gunkel, 1895]. Estas teorías de los ciclos y de las edades a menudo han llevado, sobre todo en la religión judeo-cristiana, a cálculos más o menos simbólicos, que han hecho nacer calendarios míticos y fechas proféticas cuyo uso, con fines políticos e ideológicos, ha tenido a veces un rol importante en la historia.[8]
El origen de la medicina en la civilización griega está estrechamente ligado con la mitología. Los griegos pensaban que eran los dioses quienes inspiraban el remedio curativo de sus dolencias. Apolo era el dios de las artes, la poesía, la música y los cantos corales. Se le atribuía la capacidad de provocar enfermedades y sanarlas. Apolo padre de Asclepios, dios de la medicina y la curación,[9] aprendió el arte de la curación tanto de Apolo como de Quirón, su éxito se extendió entre los griegos. Incluso revivía a los muertos con lo que violaba las leyes del universo.
Lo sobrenatural era esencial para la supervivencia del ser humano, por lo tanto, la explicación de todos los fenómenos, incluidas las enfermedades, se basaba en causas sobrenaturales. Explicaciones que vemos presentes en nuestros días. En algunos sectores sociales utilizan la brujería para curar las enfermedades, se valen de oraciones dirigidas a diversas fuerzas sobrenaturales. Vemos presente el tiempo circular, el eterno retorno mítico.
En la cura mágica el sanador mediante una fórmula mágica ejercía su poder curativo mediante diversas fórmulas, como si se tratara de una logoterapia mágica, que pudiera librar al enfermo de algún conjuro. Se realizaban ritos orgiásticos a Dioniso, para liberar al enfermo de la posesión del dios. Empleaban música, danza o un simple ruido para expulsar a los causantes del padecimiento del enfermo. En la terapéutica transferencial, se llevaba a cabo la expulsión del agente causal del padecimiento, ya fuera hacia un animal o hacia otro ser humano.
En la religiosa el enfermo dirigía su plegaria a alguna de las divinidades sanadoras: Apolo, Asclepio, Artemis, Palas Atenea, Hygea,* y Panacea** para que lo liberara de la enfermedad. Los enfermos atendidos y sanados ofrecían exvotos a los dioses. Eran reproducciones en arcilla de los órganos sanados. Estas ofrendas no difieren mucho de los exvotos posteriores de otras religiones, como la cristiana, que en el presente siguen teniendo sus santuarios curativos.
El sanador el Asclepíades era un sacerdote del culto al dios Asclepios recibía a los enfermos que peregrinaban al templo, supervisaba la entrega de las ofrendas y los donativos de los enfermos, ofrecía un sacrifico al dios, realizaban un complejo ritual de baños, masajes, unciones, previos al descanso nocturno. Los enfermos dormían en el abaton, lugar cercano a la estatua del dios, con la confianza de que el dios los visitaría en la penumbra y a través del sueño sagrado incubatio, los libraría de la enfermedad.[10]
Estas prácticas sanadoras, mágico religiosas están vigentes en nuestros días, la hipnosis, la aromaterapia, los productos milagro que te curan desde la impotencia sexual, el cáncer hasta el Alzheimer o el SIDA. En la actualidad existen múltiples templos de sanación física y espiritual, el terapeuta o sanador es un médium imita las operaciones quirúrgicas realizadas por los médicos para lograr la sanación del enfermo, otras veces utiliza elementos naturales. Lo esencial para la cura del enfermo es que tenga fe en el sanador. [11]
Una parte considerable del éxito de las curas mágico religiosas ha sido y es la sugestión que ejerce el sanador o la fe en alguna divinidad. [12] En la actualidad el éxito del tratamiento está directamente relacionado con la confianza que el enfermo deposita en el médico, quien le demuestra una actitud comprensiva, afectuosa, y al mismo tiempo firme y optimista.
El médico tanto en el presente, como el sanador en el pasado y el dios de la antigüedad, para algunos enfermos ocupa el lugar del padre omnipotente, pone su vida en manos del Otro al que le supone “el saber”, sobre su padecimiento. Ese Otro que lo protege del desamparo, del que depende para vivir. El médico toma decisiones por el enfermo, “el buen enfermo es sumiso, confiado y respetuoso; mantiene una actitud dócil, obedece puntualmente las indicaciones del padre/médico y no hace demasiadas preguntas.[13] Algunos médicos ejercen un poder sobre los cuerpos dóciles de los enfermos toman a los individuos a la vez como objetos y como instrumentos de su ejercicio”.[14]
El tiempo cronológico, determina el orden temporal de los acontecimientos históricos es, el tiempo profano, desacralizado, el tiempo lineal.[15] Se relaciona con sistemas escritos, es sucesivo e irreversible, con una duración, perecedera; un principio y un fin. El tiempo cronológico en el ser humano marca los meses de gestación, la fecha probable de parto, la niñez, la adolescencia, la juventud, la edad madura, la vejez y la muerte, es decir hay tiempos para nacer, para crecer y un tiempo para morir.
L a historia de la medicina en la Grecia clásica describe la sustitución de la medicina mágico-religiosa que prevalecía en la Grecia antigua, por la medicina técnica. Los puntos de partida para que se facilitara este movimiento, fueron la investigación a través de la observación, el estudio de la naturaleza, physis y el uso de la razón logos (razonamiento, ciencia) y en la actividad de sanar, la técnica (téchnê).
Los médicos hipocráticos usaban la razón y la experiencia sensorial, la observación (katástasis), del aspecto general del enfermo, proporcionaba datos de la probable enfermedad del paciente, por ejemplo la facies hipocrática anuncia, una muerte próxima, se caracteriza por facies descompuesta, inanimada, con mirada inmóvil y velada.[16] De la misma manera observaba el entorno del enfermo, y hacia uso del olfato, el tacto y la audición, para apoyar su diagnóstico. En síntesis los médicos hipocráticos usaban la razón y la experiencia sensorial.
Un eje de la técnica para el ejercicio de la medicina ha sido, es y será la historia clínica que se realiza en el seno de la relación entre el clínico y el enfermo, cuando este encuentro tiene lugar ya pasó un tiempo de la enfermedad. Todo este tiempo que el médico no presenció es, recuperable por la memoria; el interrogatorio, da voz a los acontecimientos pasados, los trae al presente. De las enfermedades el médico solamente observa momentos de su existencia, para saber cómo ha sido la evolución del padecimiento, tiene que hilar escenas interrumpidas, investigar los acontecimientos pasados (padecimientos previos al actual), los acontecimientos del momento presente, (padecimiento actual), y consigna los datos obtenidos de la exploración física, con base al análisis del pasado, y el presente, elabora un diagnóstico y emite el pronóstico, el futuro de la enfermedad o la muerte del enfermo.
La historia clínica al igual que la historia, nos habla del tiempo cronológico, fundamental en la historia, como lo es para la medicina, la cronología cumple una función esencial como hilo conductor y ciencia auxiliar de la historia.
El tiempo histórico encuentra, el antiguo tiempo de la memoria, que atraviesa la historia, y la alimenta. La posición pasado/presente es esencial en la adquisición de la conciencia del tiempo. Y en el diagnóstico, pronóstico y tratamiento de un enfermo. El tiempo es aquello en lo que se producen acontecimientos, está relacionado con el movimiento.[17] Desde la física nos habla del reloj, instrumento de medición del tiempo que ilustra la sucesión lineal, y homogénea del tiempo, indica el “cuánto tiempo”, el “cuándo” y él desde “cuándo”. Desde este punto de vista el tiempo tiene estadios que marcan un antes, y un después a partir de un ahora, marca la cantidad del tiempo en el fluir ahora.[18] El ahora, es el tiempo, el presente, el instante.
Escuchemos el antes de la relación-médico enfermo en la medicina hipocrática a partir de un ahora: el presente.
Hipócrates (460 a.C.-370 a.C.), nombrado el padre de la medicina ha sido calificado como uno de los más destacados representantes de la técnica (téchnê). La relación médico enfermo en los griegos, se debía iniciar con la philía, la amistad médica, en la que se articula, amor al hombre (philanthrópía), y la (amor al arte) philotekhnía; al arte de curar, a su vez tecnófilo, amigo de la medicina, y amigo del hombre (antropófilo).[19]
En la actualidad, la atención médica que se brinda en los hospitales del sector salud, el acto médico se masifica, se le exige al clínico, que cumpla con los indicadores de eficiencia, lo que se traduce en una consulta rápida y superficial, enfocada al órgano y no al enfermo. La mayoría de las veces no se establece la relación médico-enfermo, basada en la confianza por parte del enfermo y el deseo de curar del médico.
La primera regla de la terapéutica hipocrática, descrita en el Corpus Hippocraticum, es: “abstenerse de lo que la naturaleza propia de cada enfermo no puede conseguir.”[20] La escuela hipocrática consideraba que cada enfermo poseía una fuerza natural para conservar su armonía, y evitar la enfermedad. La naturaleza propia de cada hombre impone la condición mortal o curable de la enfermedad. “La Lex hipocrática proclamaba, si la physis se opone a los esfuerzos del arte, todo es vano”.[21]
En la actualidad algunos médicos realizan distanasia, ensañamiento terapéutico sinónimo de encarnizamiento, empecinamiento y obstinación terapéutica. Es una práctica médica basada en la aplicación de métodos extraordinarios y desproporcionados de soporte vital en enfermos terminales de las que, por el grado de deterioro órgano funcional no suministran beneficio alguno a los enfermos y simplemente prolongan innecesariamente su agonía.[22] Es decir que, ante la certeza que le dan sus conocimientos de que ningún tratamiento es eficaz para el padecimiento del enfermo, y que no le proporciona algún beneficio y sólo sirven para prolongar su agonía inútilmente, algunos médicos se obstinan en continuar el tratamiento y no dejan que la naturaleza siga su curso. En otras ocasiones lo que pretenden es experimentar otras formas de tratamiento, o conseguir un beneficio económico por los altos costos que estos procedimientos implican para los enfermos y familiares. La aplicación de medidas extraordinarias, en múltiples ocasiones acentúa el daño físico del enfermo, y deterioran sus esferas psicológica, económica y social, conductas que son inaceptables desde el punto de vista ético.
La segunda regla del Corpus Hippocraticum es favorecer y no perjudicar Primum non nocere, habla de la prudencia terapéutica del médico hipocrático, consideraba que el alimento era la mejor medicina para todas las enfermedades. La terapéutica hipocrática tuvo como norma general el principio “lo contrario es el remedio de lo contrario” (contraria contrariis). La homeopatía se basa en éste segundo aforismo. La enfermedad es producida por los semejantes y por los semejantes el enfermo encontrará la salud. [23]
La tercera regla, la colaboración del enfermo es preciso que el enfermo ayude al médico a combatir la enfermedad. Debía existir confianza mutua entre enfermo y médico. Para que el médico hipocrático fuera confiable se necesitaba que fuera prestigioso, educado y pudiera explicar al enfermo las causas de sus dolencias y sus posibles tratamientos, fortaleciendo su estado de ánimo.[24] La palabra es y será consuelo, ante el dolor en sus dos vertientes; la molestia, cuyo sustrato es el cuerpo, su anatomía, sus células, sus sustancias, y la vivencia de quien lo padece y sufre.[25] Estos métodos pueden considerarse los antepasados de las formas actuales de psicoterapia verbal y del psicoanálisis. Algunos médicos no tienen tiempo de escuchar el sufrimiento del enfermo, tienen que cumplir su función en un tiempo determinado, (15 minutos por consulta) para cumplir con los indicadores de productividad que marcan algunas instituciones.
Platón (427-347 a.C) contemporáneo de Hipócrates diseñó, lo que debería ser el ejercicio de la medicina con base en la estructura social de la polis clásica, que puede encontrarse en los diálogos; Cármides, Gorgias, República, Político, Timeo, Leyes. [26] En Las Leyes, describe la diferencia que debía existir en el tratamiento médico de los esclavos griegos y los hombres libres. El esclavo, era semejante al animal se podía aplicar en el algo semejante a la veterinaria para hombres. No se les prescribía tratamiento individual. El empírico actuaba como un tirano, no permitía ninguna pregunta.[27]
Era función del médico valorar si el enfermo era capaz o no de vivir desempeñando las funciones que le eran propias, los enfermos que no eran útiles a sí mismos, y por ende no útiles para la polis (Rep. III) no debían recibir atención médica.
[….]Respecto a los cuerpos radicalmente enfermizos, no creyó conveniente alargarles la vida y los sufrimientos por medio de un régimen constante de inyecciones y evacuaciones bien dispuestas, ni ponerles tampoco en el caso de dar al Estado súbditos que se le pareciesen. Creyó, en fin, que no deben curarse aquellos que por su mala constitución no pueden aspirar al término ordinario de la vida marcada por la naturaleza, porque esto no es conveniente ni para ellos ni para el Estado.[28]
Dichas aseveraciones, son el punto de partida para pensar la eutanasia La Organización Mundial de la Salud (OMS) la define como: “La acción del médico que provoca deliberadamente la muerte del enfermo”. La eutanasia se puede realizar por acción directa: proporcionando una inyección letal al enfermo, o por acción indirecta: no proporcionando el soporte básico para la supervivencia del mismo. En ambos casos, la finalidad es la misma: acabar con una vida enferma. Algunos médicos consideran la posibilidad de la eutanasia, la “buena muerte”, cuando deciden que el enfermo ya no tiene posibilidades de recobrar la salud y seguir viviendo con una buena calidad de vida, y provocan intencionadamente la muerte de un enfermo.[29] El médico pone en acción su poder sobre los cuerpos ejerce violencia al establecer matemáticamente los tiempos para vivir y el tiempo para morir. Debe ser grande la ambición del médico que hasta de la muerte quiere “saber”.[30]
En la propuesta de la Constitución de la Ciudad de México se señala: “toda persona tiene derecho a una vida digna, la cual “contiene implícitamente el derecho a una muerte digna”. [31]
Platón se pregunta: ¿por qué tendríamos que rehuir a la muerte?, si es la verdad, lo que buscamos. La esperanza de encontrar, una vida mejor, la vida, es una meditación sobre la muerte. La muerte, libera al alma de la cárcel del cuerpo. Es necesaria para cumplir plenamente la búsqueda de la verdad, que solo se consigue en la muerte.[32]
Todavía puedo añadir nuevas razones para convenceros de que la muerte no es una desgracia, sino una ventura. Una de dos: o bien la muerte nos deja reducidos a la nada, sin posibilidad de ningún tipo de sensación, o bien, de acuerdo con lo que algunos dicen, simplemente se trata de un cambio o mudanza del alma de este lugar, hacia otro”.[33]
Desde mi punto de vista el tomar la decisión de acabar con la vida del paciente en fase terminal, somete la vida humana a la del animal. Sólo en el lenguaje aparece la vida y la muerte, el hombre dotado de la razón y el lenguaje el que va a morir algún día, tiene que estar dotado de la palabra para poder expresar su propia muerte y decidir sobre su propia muerte. El Dasein, el ser razonable, que tiende hacia o hasta la muerte, es el único que puede morir, a diferencia del animal, ya que no se puede relacionar con la muerte por medio del habla, ni la razón, el animal, palma. [34] Para Heidegger, el ser ahí es, el ser para la muerte, el ser es, un acontecimiento, como también, es la muerte.
Sabemos que todo el mundo muere, la muerte, es una venida sin paso, un acontecimiento que ya no tiene la forma de movimiento, de porvenir, un camino sin, retorno, una clausura del tiempo, del ser del tiempo, en donde ya no es posible auto-engendramiento alguno. Considero que si bien nadie puede morir en el lugar, del enfermo desahuciado, nadie puede decidir por él mientras se encuentre consciente. Heidegger menciona: “La muerte, en la medida al menos en que “es”, es cada vez esencialmente mía”.[35] Nos habla de la singularidad absoluta de la muerte.
Futuro de la relación médico-enfermo
La relación médico-enfermo está en riesgo de despersonalizarse, aún más, con la ilusión de la medicina cibernética, la cirugía robótica, la telemedicina, las consultas por internet, el diálogo electrónico, los dispositivos que permiten realizar a distancia todo tipo de mediciones de los signos vitales del paciente, y transmitirlos en tiempo a real a los facultativos, la divulgación masiva de preguntas y respuestas en redes sociales, la promoción de remedios maravillosos etc.
El médico será sustituido por una máquina, ya sea una computadora o por un robot. El enfermo enfrente de una computadora elaborará su historia clínica, no habrá contacto entre médico y enfermo, tanto médico como enfermo se reducirían a objetos, a cosas, a piezas de un engranaje, perfectamente sustituibles. Entre objetos, es imposible establecer una relación intersubjetiva, un lazo social. No se facilitará un acuerdo de confianza en donde médico y enfermo unan sus fuerzas para combatir la enfermedad. No habrá una voz que hablará de su dolor, ni un oyente que la escuchará. Se elaboraría el diagnóstico, el tratamiento y el pronóstico automatizado. El enfermo se convertirá en un objeto desechable que ya no es útil a la sociedad. La eutanasia estará libremente ejecutada por el hombre máquina que lo decida.
¿Dónde quedará el compromiso moral del médico que lleva implícita la búsqueda del bien para el enfermo?, si está tratando con un cuerpo virtual al que debe de someter, para lograr su curación.
Conclusiones
Hemos escuchado cómo los griegos recibieron una herencia de la medicina mágico religiosa y la modificaron y renovaron con la medicina técnica, después de haberla aceptado, dándole una movilidad a los postulados que los herederos consideraban inamovibles y verídicos, a las afirmaciones irrefutables. Con lo que evitaron que su herencia intelectual se convirtiera en dogma. Derrida J. Roudinesco E, en su libro Y mañana qué…(2009), al referirse a la herencia intelectual indican: “[…] la mejor manera de serle fiel a una herencia es serle infiel, es decir, no recibirla literalmente, como una totalidad, sino más bien pescarla en falta, captar su momento dogmático”.[36]
Los médicos deberían aceptar la herencia intelectual de Hipócrates reafirmar lo que venía “antes de ellos” lo que recibieron como herencia, lo que no eligieron y posteriormente reactivarla de otro modo y mantenerla con vida. Seleccionar qué tipo de legado externo y ajeno conservar para el futuro, para darle otra vida. Podríamos decir cumplir hasta cierto punto, el mito del eterno retorno a la medicina hipocrática.
El médico debería ser semejante al superhombre del que nos habla Nietzsche que pasa, en su circularidad, por tres transformaciones de su espíritu, primero se convierte en camello, y el camello en león, y el león, por fin, en niño. El camello es el símbolo del hombre actual, que todavía está impregnado de la moral de esclavos y que soporta el peso de la carga con paciencia. El león en cambio es el símbolo del hombre revolucionario, el que se levanta contra la moral de los esclavos. A su vez, el león después de romper las cadenas de la esclavitud tiene que transformarse en niño. El niño simboliza la pureza e inocencia de la infancia, desde la que se recrea la nueva tabla de valores. El médico debe recrear los valores del juramento hipocrático.
[1] citado en Medicina y Psicoanálisis. Santos B., Ed. CEPYP, Madrid – España, 1997.
[2] Hernan S., Salud, Enfermedad, Ecología Humana, Medicina Preventiva Social, Ed. Prensa Médica, 1975, p. 23.
[3] Le Goff J., El orden de la memoria. El tiempo como imaginario, Ed. Paidós. Barcelona, 1977.p.136
[4] Lévi-SC., Mito y significado, Ed. Alianza Editorial, Buenos Aires, 1986.p.23
[5] Le Goff J., El orden de la memoria. El tiempo como imaginario, Op.cit., p.136.
[6] Lévi SC. Mito y significado, Op.cit., p.72.
[7] Ibíd,. p.33.
*El mito cosmogónico del caos originario en la Grecia antigua, habla de una fuerza mística que aparece antes del resto de los dioses y fuerzas elementales, es el estado originario del cosmos infinito. Caos es el origen de una genealogía de seres divinos que finalmente son abstracciones simbólicas.
[8] Le Goff J. El orden de la memoria, el tiempo como imaginario, Op.cit., p.11.
[9] Barquin B.,Historia de la medicina, su problemática actual, Ed. Impresiones modernas, 1971.
[10] Laín E.P., Historia de la medicina. Ed. Masson, Barcelona 2006.
[11] Disponible en internet, pag: http://espiritualistatrinitariomariano.blogspot.mx/2009/02/sanacion-espiritual.html
*En la mitología griega, Hygia, fue la diosa de la salud, limpieza e higiene. Se le asoció con la prevención de la enfermedad y la continuación de la buena salud. Su nombre dio origen a la palabra “higiene”.
**Panacea , diosa que tenía una cataplasma o poción con la que curaba a los enfermos, de donde se deriva la palabra panacea en medicina, una sustancia para curar todas las enfermedades.
[12] Calderón N., Esa agonía llamada locura, Ed. Edamex, México 1992, pp.34-40.
[13] Lázaro J., Gracia D. La relación médico-enfermo a través de la historia. Anales Sis. San Navarra vol.29 supl.3 Pamplona 2006.
[14] Foucault M.,” Los medios del buen encauzamiento”, en Vigilar y Castigar (1975), Ed.Siglo XXI, México DF.2014,p.199.
[15] Le Goff J. Pensar la historia. Disponible en internet.pag. http://www.academia.edu/25121784/Le Goff.
[16]Disponible en internet: https://medicinainternaaldia.wordpress.com/2012/11/12/semiologia-de-la-facies
[17] Heidegger M. El concepto del tiempo. Ed. Trotta S.A. Madrid 2006.p.29.
[18] Ibíd.,p.31.
[19] Laín E.P., Historia de la relación médico enfermo, Ed.Rev.Occidente. Madrid.p.49
[20] Ibíd.,p.82.
[21] Ibíd.,p.53.
[22] Arenas H., et al. Ensañamiento terapéutico. Cirujano General Vol. 33. 2 – 201
[23] Laín E.P., Historia de la relación médico enfermo, Op.,cit.,p.82.
[24] Ibíd.,p.82.
[25] Kraus A. Dolor de uno, dolor de todos, Debate,Ed. Grupo editorial, S.A. de C.V. México.p.35.
[26] Laín EP., Historia de la relación médico enfermo, Op.cit.,p.82.
[27] Ibíd.p.82.
[28] Platón. La república, en Obras completas, Ed. de Patricio de Azcárate, Tomo III, Madrid, 1872, disponible en internet,pag: http://www.filosofia.org.
[29] Disponible en Internet. http://www.condignidad.org/definiciones.html. Consultado 17 de noviembre del 2013.
[30] Heidegger M., El ser y el tiempo. parágrafo 49, p253. Disponible en Internet, consultado 31 de octubre 2016.
[31]Disponible en Internet. http://historico.juridicas.unam.mx
[32] Platón. Fedón o de la “Inmortalidad del alma”, en Diálogos.Ed.Gredos.Madrid.1992.vol.III.p.46.
[33] Platón. Fedón o de la “Inmortalidad del alma”, en Diálogos.Op.,cit.p.46.
[34] Derrida J., Aporías, morir-esperarse (en) los límites de la verdad (1920-1922), Ed. Paidós, Barcelona. 1998. p.65
[35] Ibíd.,p.46.
[36] Derrida J., Roudinesco E.Y mañana qué…., Ed.Fondo de cultura económica, Buenos aires,2009. p.10.
Médico especialista en Medicina del Trabajo. Médico especialista en audiología, foniatría y trastornos del lenguaje y el aprendizaje. Certificada por ambos Consejos, Certificada como conservacionista de la audición por Council for accreditation in occupatinal hearing conservation. Maestría en Teoría Psicoanalítica, CIEP. Centro de investigaciones y estudios psicoanalíticos Maestría en Saberes sobre subjetividad y violencia. Colegio de Saberes Experiencia profesional: 20 años como Médico especialista en el Instituto Mexicano del Seguro Social. 10 años Audiologo laboral en la Coordinación de Salud en el Trabajo, Centro Médico Nacional IMSS Profesor asociado en la Maestría y el Diplomado de Salud el Trabajo en la Universidad Nacional Autónoma de México. Psicoanalista 17 años Estudiante del tercer semestre del doctorado en Saberes sobre Subjetividad y Violencia. Colegio de Saberes