Rive Díaz Bernal: Tecnología, ironía y objetos antagónicos.

La propuesta de RIVE DÍAZ BERNAL usa como herramienta la crítica a los condicionamientos sociales generados por la tecnología y los discursos de manipulación e idolatrías, íntimamente vinculados a las prácticas sociales y vínculos afectivos que ha sido atravesados por nuevos escenarios de visibilidad y dispositivos de comunicación.

TECNOLATRÍAS  aporta una mirada reflexiva de la alineación tecnológica y consecuencias en nuestros nuevos comportamientos, hábitos y costumbres, por la brecha que se abre entre los que participan de los avances de la tecnología y los que quedan “fuera” con toda la violencia que esto puede generar para el cumplimiento de sus actividades cotidianas, que van desde las personales, laborales, educativas y en casi todos los aspectos de interacción social.  En la actualidad, temas como alienación y “nuevos” hábitos, son visibles en el comportamiento de comunidades y en el cambio de sus costumbres. Para RIVE DÍAZ BERNAL la tecnología tiene un impacto social que opera con una fuerza semejante a la nace del sentimiento religioso. En esta serie, lo que explora es cómo se puede ahondar, desmontar y evidenciar las formas de presentación, apropiación y resignificación de estas violencias tecnológicas, desde su campo: el arte.

En algunas piezas, explora el choque emocional que genera, el sentimiento de pertenencia, el apego y lo aurático de nuestra relación cada objeto que ha sido producido por el sistema de consumo tecnológico. En la actualidad, la tecnología administra muchos de los comportamientos, calendarios, horarios, formas de relacionarse, con los demás – e incluso con nosotros mismos- modelando las formas, modos de presentación social mediante las redes sociales, organización del calendario (vía apps) y vínculos con los demás incluso en las prácticas más íntimas (Tinder).

Entre los objetos de esta serie aparece un teclado con piel de cerdo, referencia indirecta al teclado curvo (más cercano a la ergonomía de nuestras manos) que fue desechado por una cuestión de patente y se optó por la versión del teclado recto. La “segunda piel” (cerdo), al ser la más cercana y semejante a la piel humana en: textura, grasa, espesor, etcétera. También genera una contradicción, dispuesta como “objeto antagónico”. El teclado – extensión del cuerpo -objeto que permite a miles de personas interactuar de forma cotidiana. Cada vez menos nos comunicamos con la palabra y más con el texto. El teclado como un dispositivo de control que mediante la distancia, retarda la comunicación y asegura que la respuesta sea estratégica, pensada, calculada. Lo que apunta esta pieza, es el miedo al contacto directo (táctil) entre las pieles y el desmedido aumento de los dispositivos que se usan para la comunicación. Tal parece que el otro y su cercanía se revela como peligrosa y contaminante. El eros que se erosiona resguardado en la seguridad que promueve la distancia con los otros.

CONTROL REMOTO ZEN podría considerarse como “objeto antagónico” que brinda la posibilidad para “estar fuera de sí”, con cierto poder para observar al otro mediante una pantalla como referente de lo presente – ausente. La acción de “zapping” como el salto vertiginoso de realidades aparentes, el juego de la percepción acelerada y distorsionada, que salta de un canal a otro. La necesidad de no estar en ningún lugar de forma permanente, no pertenecer.  La varita de incienso como sutil ironía  y referencia, de esa “búsqueda” por estar relajado, escapar e interiorizar mediante la evasión de un mundo en constante demanda de atención, saturado de imágenes y ruidos; donde la contemplación está ausente e incluso se anuncia como peligrosa por su invitación a detenerse y ser discontinuo. El tiento es a generar una metáfora que haga uso del humor para afrontar a la sociedad del espectáculo que no se agota pero vive agotada. 

IBUD Nace de la acción involuntaria de una pasajera en el metro de París, que saca su Ipod, se coloca los audífonos, selecciona la música, da Play y en lugar de guardar el dispositivo, lo sostiene con las dos manos como dispuesta a iniciar una meditación. Rive comenta su interés por “la importancia y cuidado con la que sostenía el aparato. Este objeto estaba siendo resguardado, cuidado, como una flor, algo delicado, casi sagrado.”

ROSARIO Esta conformado con las piezas de 7 teclados. Cada parte coincide con la estructura del rosario. Inicia con un Padre nuestro (representado por la tecla Windows) seguido por los 3 Aves Marías (Teclas F1, F2, F3) repite el Padre Nuestro y la tecla Power  ocupa el lugar del Primer Misterio y Gloria. La cruz conformada por la barra espaciadora y dos teclas que dicen control, ese control que también tiene la tecnología y la religión en las vidas.

GERMINALIDADES es pensada como una serie fotográfica y de instalaciones, que acentúa -desde la idea de “obsolescencia programada”- la vida [in]útil de los objetos tecnológicos. La brevedad de la vida de los aparatos generados por la industria vs la resistencia y continuidad de la vida silvestre.

Lo efímero frente a la permanencia como dos sensaciones espacio – temporales. La primera es vertiginosa, veloz y decadente, mientras la segunda es una clara invitación a detenerse, contemplar, disfrutar el tiempo. La pérdida frente a la permanencia.

La reaparición de aparatos que han dejado de “servir” revestidos por la posibilidad de ser usados como recipientes donde se depositan semillas que germinarán, cambiando el sentido original del objeto (que había sido condenado al olvido) y reinsertándolo, nuevamente, desde el campo del reciclaje y dotarlo de la posibilidad de un tiempo distinto al de su función original.

HERRAMENTAL surge como un juego de la unión de las palabras “Herramienta” y “Mental”. Este proyecto convoca el encuentro del objeto cotidiano, la instalación y deconstrucción de objetos para crear nuevos. Es desde esta nueva e hipotética “nueva utilidad” que abre un paréntesis entre la función original y la reapropiación. También pone en juego la pregunta por la imposibilidad de su uso, la incapacidad de realizar acciones con ellas. En un plano más introspectivo, se puede pensar a manera de metáfora de los bloqueos mentales, inseguridades, indecisiones y auto sabotaje, que nos habitan y que hacen de cualquier intento un despropósito. La imposibilidad de cumplir con el mandato y al mismo tiempo la necesidad de desobedecerlo.

La relación cuerpo – herramienta –subjetividad está presente en esta serie. El cuerpo dentro del capitalismo como “herramienta” y productora de la fuerza de trabajo. Donde cada cuerpo será destinado a una función y utilidad en el infinito engranaje de la producción capitalista. En esta serie, algunas piezas recuerdan que a toda acción corresponde una reacción y que en ocasiones esa respuesta puede lastimar. Nadie queda libre de la responsabilidad de sus acciones.

¿Qué sucede entonces con los cuerpos e individuos que carecen de lo que se les demanda? Cuerpos que resisten desde su aparente “inoperatividad” . En esta serie aparecen como esas herramientas que conservan parte de su apariencia pero que no podrán usarse. Lo inútil frente a lo útil, lo que puede ser usado en contra parte con lo que nos deja perplejos, obligando al que quiera interactuar a imaginar y proponer, nuevas posibilidades para ese objeto que resiste -desde su diferencia- fuera de su escenario inicial de creación.

Todo ciclo tiene un fin, si se piensa en una visión cronológica, histórica, lineal y productiva del tiempo. SAMSARA es la apuesta por lo cíclico, lo que es su constante restructuración y reinvención que apertura nuevos horizontes de experimentación. El objeto deviene en la multiplicidad de transformaciones, se abre, agrietado se transforma y este movimiento posibilita que se potencien nuevas formas de interacción que burlen el límite programado de la obsolescencia.

La fragilidad, lo inexacto, efímero, lo que no se sostiene ni es firme vs los objetos firmes, productivos, sólidos, programados. La búsqueda es por la seguridad, pero esa misma condición, terminará por imposibilitar los cambios. El movimiento y la transformación, como lo que abre espacios. La apuesta es por desobedecer el cumplimiento, ir más allá del límite que no permite que nada se desborde y preguntarnos nuevamente por la relación de las cosas en el mundo y nuestra relación con ellas. Las brochas como esa sutil metáfora de la posibilidad infinita de lo frágil, de lo que es efímero pero no por ello menos importante o verdadero.  

APOCAPITALISMO está pensado como un juego de palabras entre Capitalismo y Apocalipsis. Haciendo uso de la ironía, lo posible desde las estrategias estéticas y artísticas. Esta serie explora las soluciones creativas de reciclaje, frente a la cantidad de basura tecnológica que generamos constantemente. ¿Será posible reinsertar con nuevos, divertidos y paradójicos usos, los objetos que ahora pertenecen a la esfera del desecho?

La materia prima cada vez más inexistente frente a las toneladas de basura que ocupan espacio, contaminando al no degradarse y nutriendo los cementerios de desechos tecnológicos que muestran el futuro inmediato de la sociedad del consumo.

En esta serie aparece el tema de la vigilancia asociada al control, mediante el uso de la mirada. En este caso, las cámaras adquieren una suerte de “autoconciencia” y dejan de mirar al otro para mirarse a sí mismas. Las cámaras de vigilancia se revelan deseantes e imitan comportamientos sexuales que han sido registrados por ellas. Estos dispositivos abandonan su rol pasivo y exploran las posibilidades desde la desobediencia mediante la mirada erotizada. Dejando de ser un entes de control para ser de autorreflexión y pasar de objetos inanimados a dinámicos que pretenden imitar la sexualidad humana. 

AUTORRETRATOS  responde al concepto que cada uno tiene de sí mismo. El humano es creador con la misma fuerza que puede ser destructor del entorno. El conflicto también es interno en una permanente lucha consigo mismo.

La autodestrucción como un impulso que habita al individuo, siempre negociando con su deseo de vida. Lo que se desea ata y libera. El individuo como la suma compleja de experiencias, conocimientos, sensaciones, que se instauran como destino o como designio de fracaso. ¿Qué puede liberar al sujeto de esta porvenir que no es destino sino designio? ¿cómo aperturar una nueva posibilidad que controle los sentimientos de autodestrucción?

Confusión y contradicción como eje de tensión que se vive entre la parte creativa, la necesidad del castigo, dudas, deudas, duelos. La imposibilidad de vislumbrar un porvenir, los actos fallidos, el exceso de expectativas en el porvenir que bloquean toda posibilidad del devenir. Cada uno como su propio amigo –enemigo en constante pugna.

En VENGANZAS  La corbata es recuperada como uno de los símbolos principales del corporativo, de la oficina, de la burocracia. El cuerpo trabajador que intenta proyectar: confianza, seguridad, formalidad, cierto status social.

Este elemento de la lógica laboral capitalista y empresarial, inserta una mirada que invita a la reflexión desde el arte objeto, reinterpretando  una serie de corbatas como metáforas sarcásticas del objeto de poder desde la parodia que los devela  como objetos de sumisión y castigo, que gradualmente se ocuparán de moldear y disciplinar “cuerpos dóciles” como refiere Foucault.  

En UNA VUELTA el artista explora la posibilidad de intercambiar de rol con su bicicleta y quedarse “a la espera”, mientras ella se emancipa y salga a dar una vuelta, seleccionando el rumbo, los giros e ir más allá de su destino de transporte. En una breve edición, podemos acompañar de forma lúdica es giro de tuerca que -mediante el elemento del juego- desmonta la lógica de un mundo que se nos da como determinado e imposible de repensar e imaginar. 

En SALMÓN la acción es una caminata (descalzo) por las calles de Sevilla en su condición de migrante indocumentado, sosteniendo un pescado que anuncia “esto es un salmón”, siendo que en ese momento no contaba con los recursos económicos para pagarlo. El video inicia con la leyenda “El salmón recorre grandes distancias luchando río arriba, y a contracorriente, con el único objetivo de llegar a un lugar más seguro y placentero donde renovará su ciclo de vida.”. 

Salmón es la “metáfora de la lucha constante y dolorosa en la búsqueda de objetivos y la supervivencia”. A contraflujo, simbólicamente, hace una serie de movimientos que -por momentos- sugieren ese nadar en el flujo de una urbe, entre sus calles transitadas, con una población que camina acelerada, donde el cuerpo inmigrante debe ser invisible, subterráneo y aún así luchar por llegar a su meta y sobrevivir. 

En su “migración” en aquél río de asfalto, se ven los otros cuerpos, los vendedores informales, la mayoría extranjeros, muchos latinoamericanos, cardumen de vidas conformado por “Miles de personas de América del Sur, Europa del este, África y Asia, migran a Europa occidental en busca de mejores condiciones de vida.” La mirada de la gente a su paso es de asombro, curiosidad, la misma que haría falta dedicar a los migrantes que muchas veces son mirados con desprecio. 

La llegada a la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla es un momento clave tanto para la narrativa del video como en la historia personal del artista, de formación es antropólogo, que en más de una ocasión, intentó ingresar a escuelas de Arte en México sin conseguirlo. La constancia y esfuerzo (como el salmón) lo llevarían por mérito propio al camino de arte.

La escena final es reconciliadora, lo que se aprecia es a Rive cocinando para sus amigos el pescado (caballa). En este acto también se enuncia la hospitalidad y la posibilidad de creación de comunidad, incluso en las circunstancias más adversas. Cuando se realizó la acción, él estaba como inmigrante, sin visado, permiso de residencia o trabajo. En algún momento tuvo que regresar a México en donde permaneció algunos años. En la actualidad vive en Madrid, con todos sus papeles en regla y lo más importante, con la firme decisión de que ese retorno será su última migración. Habita el país que reconoce como hogar.