Alteridad(es) encuentros con otro(s), una posibilidad de pensar la constitución del sujeto.
Felizmente existe lo impredecible en el devenir del sujeto.
Eso no quiere decir que no podamos decir algo.
Piera Aulagnier
Imaginemos un momento mítico, intentando aprehender el pasado, millones de moléculas se encuentran dispersas, suspendidas en el aire, de inicio no hay contacto entre ellas, conforme el tiempo comienza a densificar tal aire y en determinado momento se encuentran, tal encuentro produce un cambio inmediato en su conformación, se alteran entre sí, algunas se unen formando moléculas mayores, paulatinamente casi ninguna molécula es como su forma anterior, han sido modificadas al encuentro con otro y ya poco se sabe de cuál fue su forma original; desde esta ficción mítica (en tanto refiere a un origen) comprendo la alteridad, donde alter es el otro y el encuentro genera una huella ya en sí misma alterada.
La relación con otro es determinante en la formación del aparato psíquico del sujeto y las formas de relación con sus semejantes; este otro altera modificando al sujeto, inscribiendo en él huellas que vienen desde el marcaje producido por la voz de la madre, el olor hasta las formas de representar el mundo externo, tales huellas tendrán como característica fundamental su alterabilidad es decir, las huellas pueden percibir ilimitadamente nuevas huellas siendo modificadas por dicho contacto; siguiendo este camino daremos cuenta de la imposibilidad de saber acerca de un origen asignado del aparato psíquico, sin embargo es en la búsqueda de un origen que habrá, en algún momento, una resignificación en la misma línea del trauma.1 Tanto la huella como el trauma se encuentran atravesados por el fenómeno de retardamiento (Nachträglichkeit), mediación temporal de los eventos de vida, los cuales podrán reordenarse y resignificarse posteriormente creando en determinado momento nuevas versiones de la historia del mismo sujeto.
Así, el ser humano no tiene injerencia en el proceso de su constitución psíquica, siendo esta resultante de un accidente (en tanto la relación con las personas con las que vivimos encuentros no es predeterminada) en el que otros se hicieron presentes, en primera instancia se encuentra la madre, primer contacto de ese bebé con el mundo, Piera Aulagnier señala que la relación madre-hijo se encuentra instaurada desde la fecundación, la madre deposita en ese que está por nacer sus fantasías y deseos creando así una relación imaginaria con el hijo objeto de deseo.2 De esta forma antes que el bebé sea conocido ya es visualizado y representado, generando un yo anticipado que es “un yo historizado que inscribe al niño desde el comienzo de la vida en un orden temporal y simbólico”.3 Lo anterior generará desde esta perspectiva un fuerte impacto en la forma en que este hijo es asimilado por la madre y por tanto repercutirá en el sostén y la mirada que se le proporcione una vez nacido, teniendo “un papel fundamental en la respuesta a las necesidades del bebé -tanto de autoconservación como libidinales- siendo por tanto, fuente de las primeras experiencias de placer y de sufrimiento”.4 La madre o el cuidador principal tendrá además, una función fundamental en el sujeto y es la inserción de éste en el lenguaje.
Lacan refiere que la lengua materna es vehiculizada por la madre a través de lalengua, la cual “ha sido hablada y también oída por tal y cual en su particularidad, encontrándonos con ella en su retorno a través de sueños, todo tipo de tropiezos y maneras de decir”,5 siendo la inserción del lenguaje un acto individual, diferenciado en su totalidad al de otros sujetos pero a su vez posibilitado siempre por otro, preciso marcar que el lenguaje es contingente al pensamiento. Wilfred Bion hace referencia a la capacidad de rêverie (del francés: ensoñación) de la madre, es decir a su posibilidad de sintonizar con las necesidades del bebé a partir de contener, metabolizar y devolver al bebé su experiencia emocional en forma de pensamientos adecuados para ser contenidos, teniendo la función tranquilizante de pensar por él, dicha función de interprete deberá ser temporal, Aulagnier refiere que “si bien hay una primera violencia tan abusiva como necesaria que hace que la madre interprete al niño y sus expresiones corporales, como equivalentes de una serie de significantes que la madre relacionará con significados elegidos en nombre del saber adivinatorio que cree tener sobre el deseo del infans, y que hace que el sujeto entre al campo de discurso, esta violencia primaria es positiva si es limitada en el tiempo.”6 La madre, entonces, deberá renunciar en un momento dado a esta función con el fin de dar lugar a la constitución de sujeto de su hijo, la cual tendrá que ver con la posibilidad de producir pensamientos propios sin que estos sean leídos por la madre, Lacan refiere en relación a ello: “el otro no lo sabe todo de mí”, de esta forma tener una reserva psíquica de opacidad protegerá al sujeto rescatándolo de ser asimilado en su totalidad por otro, si bien el sujeto se forma en relación a alguien más, este no sabe todo de él, en tanto él mismo no lo sabe todo de sí, hay zonas irrecuperables como las huellas primigenias, de las cuales como se mencionó con anterioridad no sabemos su origen.
La presencia de un otro posibilita la diferenciación, ese no es yo, lo que da cabida a encontrar en él un semejante o desligarlo de esta última posición para cosificarlo, lo cual hace sentido con la relación descrita anteriormente, la madre que no es capaz de dar posibilidad de pensamiento a su hijo sosteniéndose ella misma como única posibilidad de vida para él, objetaliza a este sujeto en la línea de su deseo, instrumentándolo como satisfactor de los otros, lo cual es similar al modo de producción capitalista, donde el sujeto vive para producir algo para el otro.
El psicoanálisis obtiene sus medios a partir de la palabra en tanto esta confiere al sujeto un sentido, el cual es posible pensar en equivalencia al Yo soy heideggeriano, enunciación del ser que ostenta el carácter del ser-en-el-mundo del hombre, sosteniéndome desde Heidegger clarifico: El ser-ahí es el ente que se caracteriza por el hecho de ser-en-el mundo que implica manejarse en el mundo y demorarse de un ejecutar, contemplar, interrogar; en tanto este ser-en-el-mundo es un ser-con otros, en un encuentro reciproco ser-para-otros, de esta forma el ser unos con los otros en el mundo, el compartirlo juntamente tiene un modo fundamental y es el hablar con otro sobre algo expresándose, insertándose así al ya mencionado ser-en-el mundo del hombre.7 Así, cuando un sujeto habla, enunciándose, apropiándose de su discurso desde su particularidad y se hace escuchar por otro se anuda parte del lazo social, Roberto Harari menciona: “el yo no es sino el lugar de quien se hace cargo de la instancia presente del discurso”.8 De esta forma, pensar y hablar implica una posición constituyente del sujeto frente a sí mismo con fines constitutivos; así, el psicoanálisis procura aperturar la resignificación de aquello que se presenta como síntoma mediante la palabra. Freud describe dicha relación en el texto: “¿Pueden los legos ejercer el psicoanálisis?”:
“Entre ellos no ocurre otra cosa sino que conversan. […] no despreciemos la palabra. Sin duda es un poderoso instrumento, el medio por el cual nos damos a conocer unos a otros nuestros sentimientos, el camino para cobrar influencia sobre el otro […] la palabra fue originariamente, en efecto, un ensalmo, un acto mágico, y todavía conserva mucho de su antigua virtud.”9
El encuentro del analista (como un otro) con el analizado genera la posibilidad de construcción de una historia, en tanto esta última se encuentra constituida por la palabra dirigida a otro. Al hacer referencia a la historia que se posibilita en el acto analítico pienso en historización, distinguiendo desde ahora este proceso a la Historia ciencia. Lacan menciona que “los acontecimientos se engendran en una historización primaria, es decir, la historia se hace ya en un escenario donde se la representará una vez escrita […] Lo que enseñamos al sujeto a reconocer como su inconsciente es su historia, le ayudamos a perfeccionar la historización actual de los hechos que determinaron ya en su existencia, así toda fijación en un pretendido estadio instintual es ante todo un enigma histórico: página de vergüenza que se olvida o se anula, o página de gloria que obliga.”10 La narración en búsqueda de historiar la vida que construye el sujeto a partir de la palabra de manera definitiva estará marcada por la falta, ya que produce en sí misma una ficción, donde, a pesar del esfuerzo por construir el quién soy y cómo llegué aquí nos encontraremos con el no saber acerca de lo originario, habrá situaciones que recordemos sin duda, pero probablemente esto sea una distorsión, en la misma línea de la elaboración secundaria del contenido onírico de aquello que realmente ocurrió.
Walter Benjamin refiere “Articular históricamente lo pasado no significa conocerlo «tal y como verdaderamente ha sido». Significa adueñarse de un recuerdo tal y como relumbra en el instante de un peligro”11 de forma tal, aquello que resplandece figura selectivo, análogamente pienso al sujeto buscándose en el discurso de otros. Borges nos señala: “entre los inmortales, en cambio, cada acto (y cada pensamiento) es el eco de otros que en el pasado lo antecedieron, sin principio visible, o el fiel presagio de otros que en el futuro lo repetirán hasta el vértigo”,12 lo cual podríamos suponer en la línea del retorno en lo transgeneracional, al cual Freud hace referencia como “aquellas vivencias del yo que se repiten con la suficiente frecuencia e intensidad en muchos individuos que se siguen unos a otros generacionalmente, se trasponen, por así decir, en vivencias del ello, cuyas impresiones -huellas- son conservadas por herencia”;13 Derrida por su parte refiere que “los caracteres adquiridos como parte del archivo biológico y sus huellas bien podrían seguir relevos transgeneracionales y transindividuales extremadamente complejos, lingüísticos, culturales, cifrables y cifrados en general, transitando así por un archivo cuya ciencia no es firme”14 dando aquí noción de la alterabilidad de la huella, la cual como la ciencia de archivo no es firme, sino modificable, Derrida continua: “somos sensibles a una analogía, y retomando a Freud puntualiza: «no podemos representarnos el uno sin el otro.» Sin la fuerza y la autoridad irreprimible, es decir, solamente suprimible y reprimible, de esta memoria trans-generacional, los problemas de los que hablamos se disolverían o resolverían por adelantado. En adelante ya no habría ni historia esencial de la cultura, como tampoco cuestiones acerca de la memoria o el archivo…”15
Vemos como el sujeto va encontrando trazos de su circunstancia de vida anterior al establecimiento del registro de la memoria, la cual desde Derrida ligo a la pulsión de muerte propia de lo vivo que implica autodestrucción,16 vemos entonces cómo el sujeto se desvanece, se olvida para registrar y dichos nuevos registros serán distorsionados y ligados a la vez por la característica ya antes mencionada de la alterabilidad; en el filme “Las aventuras de Mark Twain” (1986) Mark menciona “la única certeza que hay en la tierra es el olvido”17 y, añado: la muerte. No podemos pasar por alto a Freud quien nos puntualiza: “el analizado no recuerda, en general, nada de lo olvidado y reprimido, sino lo actúa. No lo reproduce como recuerdo sino como acción; lo repite, sin saber, desde luego, que lo hace […] la compulsión a la repetición es su manera de no olvidar”18, repetimos para no olvidar, de esta forma nos encontramos con el retorno y la resignificación en la posterioridad de recuerdos previamente alterados, lo cual nos llevará a pensar la intersubjetividad, la cual Ricardo Nava refiere como “la relación no empírica de un sujeto consigo mismo y de su presente actual con otros presentes que hace posible que la misma cosa sea pensada a través de momentos y actos distintos”19 de forma tal, la historización que quizá tenga como fin dar cuenta de sí estará permeada por lo oculto y lo alterado. Judith Butler señala en relación a esto:
«Cuando doy cuenta de mí en el discurso, las palabras nunca expresan o contienen plenamente ese yo viviente, las palabras desaparecen en tanto se pronuncian, interrumpidas por el tiempo de un discurso que no es el mismo que el tiempo de mi vida […] si trato de dar cuenta de mí misma, si intento hacerme reconocible y entendible podría comenzar con una descripción narrativa de mi vida. Pero ese relato perderá su rumbo a causa de lo que no es mío con exclusividad… El yo no puede contar una historia de su propio surgimiento ni las condiciones de su propia posibilidad sin dar testimonio de un estado de cosas que podría no haber presenciado, que es previo a su aparición como sujeto capaz de conocer […] puedo contar la historia de mi origen e incluso hacerlo una y otra vez, de diversas maneras. Pero la historia de mi origen contada por mí no es una historia de la que yo sea responsable ni que pueda establecer mi responsabilidad»20
De esta forma la vivencia torna en una especie de verdad histórica para el sujeto en la línea de aquello a lo que se encuentra sujetado, más allá de lo realmente acontecido. Nietzsche nos ilustra lo anterior a través de Pascal:
“Si un artesano estuviese seguro de que sueña cada noche, durante doce horas completas, que es rey, creo que sería tan dichoso como un rey que soñase todas las noches durante doce horas que es artesano”21
El sujeto entonces se encontrara sujetado al lenguaje incorporado a través de otro, el cual sólo es posible a partir del pensamiento determinado a su vez por el inconsciente que Lacan conceptualiza como “aquella parte del discurso concreto en cuanto transindividualidad que falta a la disposición del sujeto para restablecer la continuidad de su discurso consciente […] el inconsciente es ese capítulo de mi historia que está marcado por un blanco u ocupado por un embuste: es el capítulo más censurado. Pero la verdad puede volverse a encontrar; lo más a menudo ya escrita en otra parte.”22 De esta forma el inconsciente bajo la línea de estructura estará siempre en falta, siguiendo lo anterior viene a mi mente el filósofo Rene Descartes cogito ergo sum “¿Qué soy pues? Una cosa que piensa. ¿Qué es una cosa que piensa? Es una cosa que duda, entiende, concibe, afirma, niega, quiere, no quiere y, también, imagina y siente”23 me adentro con ello a subjetividad con lo cual haré referencia al sujeto marcado por una particularidad en torno a sus relaciones con otros, el efecto que tiene sobre él la cultura en que desarrolla su vida y en su forma de percibir, pensar y sentir las circunstancias sociales a las que debe enfrentarse en el día a día, lo anterior comprendido como un espacio particular y único, en tanto lo expuesto con anterioridad.
Michael Foucault menciona en el texto “Subjetividad y verdad” que para crear una historia de la subjetividad es necesario realizar una indagación sobre los modos instituidos del conocimiento de sí y sobre su historia: ¿Cómo ha sido establecido el sujeto, en diferentes momentos, en diferentes contextos institucionales, cómo lo ha sido un objeto de conocimiento posible, deseable e incluso indispensable? Menciona a su vez que el hilo conductor que parece más útil para llevar a cabo tal indagación está constituido por lo que podríamos llamar «técnicas de sí», es decir, por los procedimientos existentes sin duda en cualquier civilización, que son propuestos o prescritos a los individuos para fijar su identidad, mantenerla o transformarla en función de cierto número de fines, y todo ello gracias a las relaciones de dominio de sí sobre uno mismo.24 De esta forma se puede pensar el concepto de subjetividad teñido por el poder que la cultura ejerce sobre el individuo y la respuesta de este ante las prohibiciones, tabúes, usos y costumbres propios de dicha cultura; los cuales conforman siguiendo a Foucault las «relaciones consigo mismo», con su armazón técnico y sus efectos de saber.25
Ahora, tras una aproximación acerca de aquello que sucede con el sujeto me gustaría pensar en los sucesos actuales por los que atraviesa este sujeto en México, en relación a Foucault contextualicemos a tal individuo. Nuestro país, -por iniciar en algún punto, y no por ello excluyo otras sociedades y culturas- se encuentra expuesto a formas de violencia desoladoras, no podemos ignorar el incremento de feminicidios en nuestro país, Los feminicidios de Ciudad Juárez y el Estado de México, por nombrar algunos; el caso Lesvy en Ciudad Universitaria (2017); las desapariciones, Los 43 normalistas de Ayotzinapa, Guerrero (2014); secuestros, “Los Cahori” en Acapulco, Guerrero (2014); cuerpos mutilados con mensajes de amenaza; entre muchos otros.
Preguntémonos ¿Cuál es nuestra participación en todos estos sucesos? Resulta sencillo, incluso cómodo identificar la responsabilidad de estructuras de poder inmediatas, el Estado, las Direcciones Institucionales, etc., ¿y nosotros? En redes sociales se hace viral el lema “Fue el Estado” resultado de la responsabilidad que se le atañe a una estructura de poder fallida donde queda expuesta la impunidad, el descaro de gobernantes impuestos que sólo buscan beneficios económicos propios, circunstancia que está hundiendo nuestra economía y fuerza para luchar, nos cohesionamos ante dicha indignación, la cual se acrecienta tras otro evento catastrófico, pienso mientras escribo esto en Valeria, menor de 11 años, violada y asesinada en Nezahualcóyotl, Estado de México, feminicidio #109, dolorosamente tal conteo sigue goteando, las muertes por goteo en nuestro país; Judith Butler mencionó en su visita a México en el año 2015:
“… no hay manera de venir a México hoy en día sin participar como hoy en un acto de duelo colectivo y sin unirse en solidaridad con quienes demandan justicia ¿Cómo puede haber justicia cuando los que están en el poder son injustos? ¿Cómo puede haber manifestaciones cuando la policía que se supone ha de proteger ese derecho de reunión detiene, dispersa, acosa, hiere e incluso mata a quienes ejercen ese mismo derecho?
En el momento que la gente no pueda confiar en la ley ésta la emancipa para crear su propio futuro político, cuando la misma ley es un régimen violento hay que oponerse a la ley para paradójicamente oponerse a la violencia, no hay olvido. Si olvidamos que estamos de duelo nos convertimos en puros recipientes de rabia, y si olvidamos convertir nuestra rabia en exigencia de justicia nos convertimos en pura destrucción frente a la destrucción, si nos entregamos a la aflicción perdemos la rabia que necesitamos para la exigencia de justicia y para el futuro político de la libertad, así quienes resisten ante el sistema económico como al Estado están corriendo un riesgo a partir de su cuerpo, exponiéndose incluso a la muerte, y en lo terrorífico a la muerte sin dejar rastro…”26
¿Cómo estamos seguros de nuestra posición, teniendo en cuenta que ésta es variable en relación a diferentes momentos? Sabiendo, además, que la dialéctica del poder implica movimiento y las posiciones se intercambian; se habla de una sociedad mexicana sumida en la paranoia, lo cual hace referencia al narcisismo, donde la libido es en su mayoría depositada al yo y por tanto el contacto con otros puede ser mínima, lo anterior sin que sea reglamentado, únicamente propongo pensarlo; si nos constituimos en relación a otro como se puntualizó anteriormente y dicha constitución deriva de las formas sociales en las que nos desenvolvemos entonces como sociedad somos co-responsables de los acontecimientos ya mencionados, si no somos capaces de dar cuenta de nuestra propia violencia en el discurso, en el maternaje, en la educación, en el abandono entonces no podremos tomar riendas en intentar poner un alto a lo avasallador del contexto social en el que vivimos, hablarlo, pensarlo, es nuestra posibilidad de dar cuenta de su existencia, así, convoquemos nuestra capacidad de pensar las violencias propias, las cuales radican, en ocasiones en el sólo hecho de ignorar lo que ocurre a nuestro alrededor o darlo por natural. Freud nos señala el espanto que surge ante el enorme gasto de compulsión inevitable ante el panorama asocial27 que prevalecía ya desde ese entonces, y no dejo de pensar el espanto como el retorno de lo ya visto, oído, sentido y que desvinculamos de lo propio.
Lazo social, el (des)anudamiento y la sustitución de sus componentes.
«ya hubo uno, en tiempos oscuros, que pensó lo mismo que tú»
Sigmund Freud
El ejercicio de la violencia no es un evento novedoso, ha estado presente en el ser humano desde nuestros primeros registros implicando un mensaje de dominio sobre el otro; Byung-Chul Han refiere que antes de la modernidad, la violencia era omnipresente, cotidiana y visible; haciendo referencia a la mitología griega y a la Roma antigua explica que no sólo se ejercía dicha violencia a través de sangre y cuerpos despedazados sino en la exhibición de la misma por medio de un teatro de la crueldad público que normalizaba tal ejercicio de poder;28 desde Han, dichas manifestaciones correspondían a un discurso político en el que se hacía visible el poder del soberano, por tanto no se ocultaba, al contrario, se hacía visible, se manifestaba, la violencia no era muda no se mostraba medio desnuda, sino elocuente y sustancial;29 en consonancia Derrida refiere que “se puede hacer cesar la crueldad sangrienta, poner fin al asesinato con arma blanca, con guillotina, a los teatros clásicos o modernos de la guerra sangrienta, pero según Nietzsche o Freud, todo eso será suplantado por una crueldad psíquica, que inventará nuevos recursos. Una crueldad psíquica, sería siempre una crueldad de la psyché, un estado del alma, por tanto, siempre algo vivo, pero una crueldad no sangrienta”30
Abordar el tema de la violencia implica adentrarnos en formas de relación antiguas, el hombre es agresivo a partir de su condición instintiva animal, sin embargo se presupone una renuncia a tal condición para integrarnos en la cultura/sociedad, en el texto El porvenir de una ilusión, Freud nos señala: “los vínculos recíprocos entre los seres humanos son profundamente influidos por la medida de satisfacción pulsional que los bienes existentes hacen posibles […] todo individuo es virtualmente enemigo de la cultura.”31
Desde esta perspectiva podemos comprender que generar el lazo social implicaría cierta renuncia a nuestra satisfacción pulsional, es decir, se buscaría tener la capacidad de dar cuenta no sólo de las necesidades y protección propias sino sintonizar con los requerimientos del resto de los integrantes de la sociedad, implicando con ello sometimiento, el cual de no ser internalizado como un bien común supondrá un monto de sufrimiento que puede reflejarse en conductas antisociales y/o destructivas. Es por demás sabida la prevalencia de individualidad en nuestra sociedad, donde el semejante, deja de a poco, ser importante, situación que se agudiza si tenemos en cuenta la aceleración de la misma, en la cual no tiene lugar detenerse a pensar y con ello postergar el acto, los estados de satisfacción deben ser colmados, encontrándonos con el imperativo de gozar, sin olvidar el contacto del goce con el dolor; pareciera que la noción de finitud del ser humano se expande entonces a acabar con todo antes que todo termine con él, dando espacio a sociedades de consumo.
En la actualidad observamos la suplantación a la que Derrida hace referencia, por medio del traspaso de la exhibición al ocultamiento de la violencia y sus manifestaciones en formas de gran crueldad, no resulta extraño saber de situaciones en las que sujetos salen de sus casas o trabajos y no se vuelve a saber nada de ellos; puntualizo en forma de denuncia que en nuestro país el tiempo para declarar a una persona desaparecida es de 72 horas, a sabiendas de que estas primeras horas son cruciales para encontrar con vida a alguien, las reglamentaciones institucionales impiden prestar auxilio a necesidades tan comunes y urgentes en nuestro contexto social, expresando con ello indiferencia ante el sufrimiento de los ciudadanos que las policías deberían poder proteger; en muchos casos pasado dicho tiempo reglamentado con suerte se encuentra un cuerpo perteneciente al desaparecido(a) de esta forma seguimos viendo cuerpos destrozados, violados, torturados a posterioridad del acto, la mayoría de estos a través de redes sociales, donde videos y fotografías crean la digitalización y reproductibilidad técnica del goce.
La sociedad actual se encuentra entonces en una controversia donde se sabe que la violencia existe pero se niega, se invisibiliza pero se muestra a posterioridad, implicando con ello un mensaje político de terror social, en el cual otro más poderoso puede hacer daño sin que necesariamente haya una causa sino la condición de vulnerabilidad propia de lo humano y que se magnifica bajo condiciones puntuales como la pobreza, la diversidad sexual, el ser mujer, niño, adolescente, entre otros, el espacio oculto donde se suscitan estos hechos y que da lugar a la invisibilidad como contrario a la exhibición expuesta anteriormente implica un grito de silencio, un gran monto de crueldad psíquica que la sociedad no puede acallar más. Requerimos, entonces, dar cabida al psicoanálisis y la filosofía, generar un vínculo desde dichas posibilidades con las problemáticas sociales resulta necesario, la palabra, la escritura, el pensamiento surgen como formas de resistencia ante el panorama actual, Derrida menciona: “preguntémonos solamente si lo que se llama psicoanálisis no abrirá la única vía que permitiría, sino saber, sino incluso pensar, al menos indagar lo que podría significar esa palabra extraña y familiar de «crueldad» … aún si el psicoanálisis sólo no nos permitiera saberlo, pensarlo, tratarlo, no podría proyectarse hacerlo sin el”32 tanto la perspectiva psicoanalítica como filosófica existen por lo humano y por ello no le es ajeno lo social; respecto a la posición constituyente de pensar Freud puntualiza:
“La descarga motriz, que durante el imperio del principio del placer había servido para aligerar de aumentos de estímulo al aparato anímico […] se mudó en acción. La suspensión, que se había hecho necesaria, de la descarga motriz (de la acción) fue procurada por el proceso del pensar, que se constituyó desde el representar. El pensar fue dotado de propiedades que posibilitaron al aparato anímico soportar la tensión de estímulo elevada durante el aplazamiento de la descarga”33
Damos cuenta que si bien el camino de la descarga y satisfacción pulsional aparece como placentero, esta vía no nos permite simbolizar y representar hacia lo externo, la libido se encuentra en su mayoría dirigida al yo y ello nos refiere al narcisismo, el cual como conexión de vida implica a la par conexión de muerte en tanto puede conectarnos o aislarnos, produciendo cierta desvinculación con la realidad. Los seres humanos tendemos a negar la realidad social dando la impresión de encontrarnos en supuesta paz, no es hasta que los aspectos violentos nos trastocan que creamos cierto pensamiento crítico asociado a la injusticia de haber sido dañado ya sea de forma directa o indirecta, evidenciando la dificultad de reconocer que establecidos en la cotidianidad se es parte de un continuo en el que sucesos que afectan a todos nos abarcan de forma irremediable. Me pregunto si podríamos pensar en una sociedad inhibida, la inhibición implica la renuncia o limitación de una función encargada al yo, con el fin de evitar un conflicto intrapsíquico que de llevarse a cabo produciría angustia; Gema Elena Rodríguez menciona: “el sujeto inhibido no puede ser espontáneo (creativo) porque continuamente se vive amenazado”34 de esta forma nos hallaríamos ante características ligadas a la pulsión de muerte, energía no ligada que asegura la constancia retornando de esta forma a lo ya conocido. Lo anterior actuaría como defensa adaptativa similar a la negación de la muerte como posibilidad de vivir y soportar la realidad; así, por ejemplo, hay quienes pueden vivenciar la realidad desde posiciones en las que se busca generar distancia ante el otro frente a la desconfianza proveniente de no saber quién es el que se encuentra de frente y si este podría generarle un daño, circunstancia que conlleva a eliminar de forma paulatina lazos sociales de convivencia, esto no sólo ocurre entre ciudadanos, es también un tema visible en estructuras de poder como las policías de México las cuales son parte de la escalonada corrupción del Estado; entonces ¿En quién podemos depositar nuestra confianza? Más allá de encontrar respuestas me parece necesario plantear la dificultad actual de crear lazos, crecí bajo un supuesto de comunidad, hoy me pregunto ¿qué significaba aquello? Es común, incluso en clases de civismo, escuchar y dar por sabido que “vivimos en comunidad” hoy me encuentro dificultada a encontrar un sentido de ella.
Roberto Esposito señala: “la comunidad es, al mismo tiempo, necesaria e imposible y ésta se existe únicamente en vías de rescatar (citando a Rosseau) la debilidad propia del hombre”35 de esta forma, podemos retornar a lo ya expuesto en relación a Heidegger, el ser finito arrojado al mundo busca ser-en-el-mundo-del-hombre con fines de cuidado y, a la par, busca posibilidad de separación de dicho mundo, siendo esto representado en la misma escritura por los guiones que anudan y generan distancia en este ser; de esta forma la comunidad resulta necesaria en tanto la dependencia inherente de los seres humanos y el sostenimiento que resulta de ella, pero imposible en tanto no es capaz de satisfacer todo lo que el ser requiere, el sujeto constituido siempre por otro diferente generará faltas tan particulares que ninguna estructura social a la que previamente haya sido arrojado será capaz de saciar, y ahí es donde podremos dar lugar a la construcción de subjetividades.
Ahora, a sabiendas de una comunidad imposible y necesaria, pasemos a un siguiente punto, el lazo social, tejido estructural que sostiene a los seres que son arrojados en este, de forma similar al sentido de comunidad, el lazo social se presupone conocido, inferimos que este ha sido en algún momento integro, en vías de pensarlo como lo suficientemente estable para construir un sentido de comunidad, en el cual se presupone los integrantes renuncian en parte a su poder individual para dar paso a estructuras de poder que velarían por el bien común ¿Cómo se construye actualmente? No podemos negar su existencia, sin embargo pareciera su tejido se desdibuja, sustituyéndose por un tejido perverso, en el cual las estructuras de poder como los individuos cosifican a los otros con el fin de satisfacer lo propio, dejando de lado lo comunitario; Félice Nayrou menciona: “la anomia que acompaña la disgregación del lazo social describe una situación de desorden social latente caracterizada por la pérdida de anclajes con la desaparición de un orden, de significaciones, de referencias, la anomia habla de la caída del sentido, del déficit de los valores simbólicos que habían fundado el lazo social”36
Nuestro país tiene actualmente mayor número de jóvenes dentro de su población, los cuales reciben el legado social que hemos construido, los encontramos en cierta desesperanza, manifestación de falta de perspectiva en un futuro, con oportunidades laborales mal pagadas y sin derechos de trabajo, estudiar se vuelve en muchos casos pérdida de tiempo ¿Cómo se puede pensar en estudiar cuando tenemos uno de los mayores índices de pobreza a nivel mundial, cuando el dinero destinado a programas sociales es desviado a intereses particulares?¿Qué nivel educacional podemos encontrar en las aulas de educación básica si tenemos profesores desalentados y violentados por el sistema político? Mismo sistema que mata y desaparece a sus estudiantes, damos cuenta que la forma en que se entreteje nuestro actual tejido social no da cabida a la postergación que implica pensar y planear, lo inmediato resuena como vital. Ahora, lo inmediato puede entenderse desde comer, tener un espacio donde dormir y también en otro segmento de la población en el que a través de las ya mencionadas redes sociales se muestra en su mayoría aquello que se hace, se come, se escucha, se lee, se siente, volviéndose indispensable la obtención de miradas virtuales; en esta última circunstancia lo virtual sustituye el contacto presencial con otros, sumiéndonos en una paradoja donde estamos en contacto sin estarlo.
Por otra parte y poco distante de lo anterior observamos padres con horarios de trabajo exhaustivos, que tienen que dejar a sus hijos desde muy pequeños al cuidado de otros, enviando un mensaje de la importancia de la producción y la imposibilidad del contacto, desde este punto encontramos jóvenes arrojados a la sociedad indispuesta a sostener, a contener, a metabolizar.
«Nos ponéis en medio de la vida,
dejáis que la pobre criatura se llene de culpas:
luego a su cargo le dajáis la pena;
pues toda la culpa se paga sobre la tierra»37
Si estos jóvenes no cuentan con una madre/padre, familia, sociedad y escuela suficientemente buenas, capaces de brindar sostenimiento y presentarse como una figura especular ¿Cómo esperamos sea capaz de reconocer esta alteridad en sí mismo y en sus semejantes? Nos encontramos sumergidos en el presente inmediato, en el que noticias y eventos son fugaces generando impacto momentáneo para ser olvidados rápidamente, olvidamos para dar espacio a más información que se irá con la misma velocidad que llego, incluso en estudios de Historia se habla de presentismo, historia del presente que nos habla de destiempo y sujetos atomizados que buscan evitar el encuentro con otro, hallando esta posibilidad a través del uso de las redes sociales, por ejemplo. Si estamos condenados a resolver problemáticas inmediatas ¿Cuál es nuestra posibilidad de generar proyectos a futuro? ¿Será que dicha imposibilidad da forma a otra especie de violencia social? Hay una gran necesidad de proyectos, lo anterior incluso para apuntalar a objetos exogámicos, se requiere ver más allá de la estructura donde se ha sido depositado, de ahí la importancia de la educación.
Silvia Bleichmar refiere acertadamente “si uno educará para las condiciones actuales, educaría psicópatas…es necesario educar para el futuro, no sobre las condiciones existentes, sino las que hay que crear”.38 Así, busco aperturar preguntas sobre el futuro de lo humano ¿Qué tuvo que suceder para encontrar niños creando mochilas antibalas en México? ¿Habríamos pensado en niños y adolescentes sicarios en nuestro país? ¿Imaginábamos tasas de homicidios y secuestros como las que presenciamos hoy en día? ¿Qué hay detrás de las nuevas formas de violencia? En alguna ocasión escuché que a la humanidad le sobrevivirían tres generaciones, más allá de tal supervivencia, me interesa saber bajo que formas se dará esa vida, dando así lugar al cómo, implicando posibilidades. Al hacer referencia a la violencia me refiero al exceso de esta, en la cual hay de por medio un plus de satisfacción en el individuo que la ejerce ya que conlleva un ejercicio de poder sobre otro habiendo así una erotización en el acto violento. La violencia se diferencia en la línea discursiva del sadismo y la crueldad, sin embargo en la actualidad observamos una combinatoria de ambos; Silvia Bleichmar considera el sadismo como efecto del placer que alguien puede sentir en producir dolor sin que se juegue en ello necesariamente un reconocimiento de la subjetividad del otro, a diferencia de la agresividad donde se reconoce al otro como par, como semejante; en el sadismo se ejerce una destitución subjetiva y, el cuerpo del otro, cuerpo sufriente está al servicio del goce que de ese sufrimiento se obtiene. La crueldad, tiene algo de ambos: involucra una combinatoria de agresividad (o violencia), reconoce el carácter subjetivo del otro pero intenta una demolición del mismo, de su intimidad, de su identidad (subjetividad) por medio del dolor que le inflinge. Al lograr demolerlo el ya no semejante es tratado como cosa39 la crueldad entraña un desconocimiento o desmentida a la alteridad.40
Leonardo Peskin menciona “cada vez que la humanidad presencia o protagoniza una nueva expresión de la devastadora maldad humana vuelve a sorprenderse, rechazando los acontecimientos crueles por medio de diques,”41 sin embargo, me parece, no en todos ocurre tal rechazo, como se mencionó con anterioridad la reproductibilidad que permiten las sociedades virtuales generan la repetición y el goce de ver situaciones que reflejan el desgarramiento de la humanidad, naturalizando de esta forma circunstancias de crueldad contra otros. Leticia Glocer señala que la violencia impacta en el psiquismo, dejando marcas como huella mnémica pero sin poder entrar en una secuencia de ligazones que permitan una eventual simbolización42; el efecto de la violencia tendrá a su vez consecuencias en grandes grupos y se transmitirá generacionalmente teniendo secuelas tales como escisiones sociales, aspectos persecutorios, fenómenos de desubjetivación entre otros43 de esta manera habrá una repercusión en el espacio psíquico del individuo. Si bien somos vulnerables a aspectos que nos rebasan de forma social, familiar, escolar, tenemos siempre la posibilidad de resistencia, en México hemos sido alterados desde nuestros inicios culturales, sin embargo, el mundo indígena del cual podemos seguir rastros a nuestros días resiste a pesar de los intentos de conquista, que si bien generaron modificaciones, estas han sido resignificadas y como semillas brotan de forma incesante a través de nuestra diversidad cultural, resultado de la alteridad generada por culturas que han buscado invadirnos, nuestro México diverso, lleno de riquezas, Diana Uribe refiere que no podemos pensar un sólo México, sino muchos, incontables,44 resistimos entonces en relación a nuestra capacidad de retornar a nuestras raíces y encontrar en estos, significados a sucesos actuales, adquirir sentido de aquello que nos rodea nos permite pensar y resignificar, ejemplificaré a partir de la lucha de los tigres o “atzatzilistli” en Zitlala, Guerrero, celebración pagano-católica que viene desde tiempos de “mexicanos (como se autollaman los nahuas) antes de la llegada de los españoles” en la cual hombres-tigre danzan al ritmo de la música de viento, mientras se preparan para el ritual de petición de lluvias, acto que da comienzo al nuevo ciclo agrícola en La Montaña baja. Los hombres, en su mayoría con vestimenta militar y cubiertos de sus caras con máscaras de tigre (nombre que le dan al jaguar en esta zona) en piel y con un peso de por lo menos tres kilos, gritan y bailan antes de partir a la plaza central donde ya los espera un coliseo improvisado y la mirada de al menos dos mil personas que presenciarán un ritual violento pero que les dejará mucha cosecha y agua para todo el año. Combaten con el pueblo vecino “san Mateo”, ya de frente uno a uno, se golpean en todo el cuerpo con una reata gruesa brotando de ello los primeros hinchazones y con ello la sangre que ofrendan a la madre tierra, la cual es el precio que le dan a la tierra para que en una de las zonas más fértiles del estado no falten agua, frijol, jitomate y maíz.45
Desde Zitlala damos cuenta de la importancia de dar sentido a un evento social con raíces tan profundas, la ofrenda a los dioses, a la tierra, la sangre a cambio de fertilidad; comprender dicho evento resignifica los aspectos agresivos, donde la lucha se da con un semejante y donde ambos buscan un bien común lleno de misticismo y tradición, el que se lleve a cabo de forma pública genera un mensaje desnudo, entrego mi sacrificio para poder sembrar y cosechar, la relación con el otro y la naturaleza se reitera.
La dificultad que observo en otros ámbitos es el vacío de sentido, la crueldad no lo tiene, es carente de este y por tanto sume en el terror, nos trastoca y nos sorprende, sin embargo me parece de eso viene la lucha, en la esperanza de resistir, de no caer en lo naturalizado, de no darlo por hecho, resistimos proyectando a futuro a partir del derecho de soñar, Eduardo Galeano nos recuerda este derecho, a 21 años de su publicación en el diario El país nos dice: “aunque no podemos adivinar el futuro que será, bien podemos imaginar el que queremos que sea, el derecho de soñar no figura entre los treinta derechos humanos que las Naciones Unidas proclamaron a fines de 1948. Pero si no fuera por él, y por las aguas que da de beber, los demás derechos se morirían de sed.”46
Resistimos y nos modificamos, modificación temporal mediada por los sucesos de vida, resignificada posteriormente, es a partir de la pregunta que busco resistir, no procuro dar respuestas sino aperturar pensamientos, generar una crítica y continuar pensando, este texto funge introductorio quedando expuesto a la iterabilidad, a la interpretación y en consecuencia forma parte de mi archivo el cual desde Derrida “no es una cuestión del pasado… es una cuestión del porvenir… si queremos saber lo que el archivo habrá querido decir, no lo sabremos más que en un tiempo por venir, quizá no mañana… pronto o quizá nunca”47 no pudiendo no escuchar a Freud, me retorna y me recuerda que “no se debe olvidar que las más de las veces uno tiene que escuchar (leer, ver, pensar) cosas cuyo significado sólo con posterioridad discernirá.”48
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1 Sigmund Freud hace referencia al trauma en el texto “Moisés y la religión monoteísta” (1937-39) como aquellas impresiones de temprana vivencia y olvidadas en el transcurso del tiempo, los traumas son vivencias en el cuerpo propio o bien percepciones sensoriales, las más de las veces de lo visto y oído, vale decir, vivencias o impresiones. p. 70-72.
2,3,4 Luis Hornstein, Dialogo con Piera Aulagnier. Disponible en: http://www.antroposmoderno.com/antro-version-imprimir.php?id_articulo=202 ,2008.
5 Jaques Lacan, Conferencia en Ginebra sobre el Síntoma. Disponible en: https://es.scribd.com/document/270425968/Conferencia-en-Ginebra-sobre-el-Sintoma-J-Lacan ,1975, p. 17.
6 Piera Aulagnier, Una interprete en busca de sentido. Buenos Aires: Siglo veintiuno, 2010, p. 323-326.
Martin Heidegger, El concepto de tiempo. Madrid: Minima Trotta, 2003, p. 36-40.
8 Roberto Harari, El sujeto descentrado. Buenos Aires: Lumen, 2008, p. 113.
9 Sigmund Freud, ¿Pueden los legos ejercer el psicoanálisis? En J.L. Etcheverry (Traduc.). Obras completas: Sigmund Freud (Vol. 20). Buenos Aires: Amorrortu (Trabajo original publicado en 1926), p. 175.
10 Jaques Lacan, Jacques Lacan, escritos 1. México: Siglo veintiuno, 2007, p. 250-251.
11 Walter Benjamin, Tesis sobre la historia y otros fragmentos. México: Itaca
Disponible en:
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12 Jorge Luis Borges, “El inmortal”. Disponible en: http://www.apocatastasis.com/el-inmortal-jorge-luis-borges-carthapilus.php ,1947.
13 Sigmund Freud, El yo y el ello. En J.L. Etcheverry (Traduc.). Obras completas: Sigmund Freud (Vol. 19). Buenos Aires: Amorrortu (Trabajo original publicado 1923), p. 39.
14 Jaques Derrida, Mal de archivo, una impresión freudiana. Madrid: Trotta, 1997, p. 43.
15 Idem.
16 Ibid 18-22.
17 Las aventuras de Mark Twain. Vinton, W. Metro Goldwin Mayer, 1986. Min.40:16
18 Sigmund Freud, Recordar, repetir y reelaborar. En J.L. Etcheverry (Traduc.). Obras completas: Sigmund Freud (Vol. 12). Buenos Aires: Amorrortu (Trabajo original publicado 1912) p. 151-152.
19 Ricardo Nava, Deconstruir el acontecimiento: cierta posibilidad imposible desde la génesis y la estructura. Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=58930553005 México, 2013, p. 127.
20 Judith Butler, Dar cuenta de sí mismo. Violencia ética y responsabilidad. Buenos Aires: Amorrortu, 2012, p. 55-57.
21 Friedrich Nietzsche, Sobre verdad y mentira en sentido extramoral y otros fragmentos de filosofía del conocimiento. Madrid: Tecnos, 2016, p. 35.
22 Jaques Lacan, Jacques Lacan… Op. Cit. p. 248-249.
23 René Descartes, Discurso del método y Meditaciones metafísicas. Madrid: Tecnos, 2015, p. 159.
24 Michel Foucault, Estética, ética y hermenéutica. Barcelona: Paidos, 1994, p. 255.
25 Ibid p. 257.
26 Judith Butler, Vulnerabilidad y resistencia revisitadas. Trabajo presentado en ˂Mesas de diálogo: Subjetivación Sur-Norte˃ de ˂Universidad Nacional Autónoma de México˃, México. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=6taXkozajec ,marzo 2015.
27 Sigmund Freud, El porvenir de una ilusión. En J.L. Etcheverry (Traduc.). Obras completas: Sigmund Freud (Vol. 21). Buenos Aires: Amorrortu (Trabajo original publicado 1927) p. 8.
28 Byung-Chul Han, Topología de la violencia. Barcelona: Herder, 2016, p. 15-16.
29 Ibid p. 17.
30 Jaques Derrida, Lo imposible más allá de una soberana crueldad. En Major, R. (dir.) Estados Generales del Psicoanálisis. México: Siglo veintiuno editores, 2005, p. 168.
31 Sigmund Freud, El porvenir de… Op. Cit. p. 6.
32 Jaques Derrida, Lo imposible más allá … Op. Cit. p. 168.
33 Sigmund Freud, Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico. En J.L. Etcheverry (Traduc.). Obras completas: Sigmund Freud (Vol. 12). Buenos Aires: Amorrortu (Trabajo original publicado 1911), p. 226.
34 Gema Elena Rodríguez, Un caso de inhibición: La pulsión de muerte y la transmisión psíquica entre generaciones (Tesis de maestría). México: UNAM, 2013, p. 12.
35 Roberto Esposito, Comunidad, inmunidad y biopolítica. España: Herder, 2009, p. 32.
36 Félice Nayrou, El imposible objeto de transmisión en la anomia de la desligazón social. En Glocer, L. (Comp.) Los laberintos de la violencia. Buenos Aires: Asociación Psicoanalítica Argentina APA Editorial, 2008, p. 52.
37 Canción del arpista en Wilhem Meister, de Goethe, En Sigmund Freud, El malestar de la cultura. En J.L. Etcheverry (Traduc.). Obras completas: Sigmund Freud (Vol. 21). Buenos Aires: Amorrortu (Trabajo original publicado 1930 [1929]), p. 128.
38 Silvia Bleichmar, Violencia social-Violencia escolar. De la puesta de límites a la construcción de legalidades. Buenos Aires: Noveduc, 2007, p. 27.
39 Ibid p. 38-41.
40 Leticia Glocer, Los laberintos de la violencia. Buenos Aires: Asociación Psicoanalítica Argentina APA Editorial, 2008, p. 14.
41 Leonardo Peskin, La violencia y el psicoanálisis. En Glocer, L. (Comp.) Los laberintos de la violencia. Buenos Aires: Asociación Psicoanalítica Argentina APA Editorial, 2008, p. 42.
42 Leticia Glocer, Los laberintos… Op.Cit. p. 16.
43 Ibid p. 17.
44 Diana Uribe, Historia de México. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=FWBpc3BaLp4&list=PLipa4sCpUmJ9AYNMSSxOCDDQBErZup5u7&index=1
45 Lenin Ocamppo, (2007, mayo, 07). En Zitlala, tigres ofrendan su sangre a cambio de lluvia y cosecha. La jornada Guerrero. Disponible en: http://www.lajornadaguerrero.com.mx/2007/05/07/index.php?section=sociedad&article=012n1soc
46 Eduardo Galeano, (1996, diciembre, 26). El derecho de soñar. El país
47 Jaques Derrida, Mal de archivo… Op.Cit. p. 44.
48 Sigmund Freud, Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanálitico. En J.L. Etcheverry (Traduc.). Obras completas: Sigmund Freud (Vol. 12). Buenos Aires: Amorrortu (Trabajo original publicado 1912), p. 112.
Jimena García es psicoanalista especialista en adolescentes, licenciada en Psicología por el Instituto Politécnico Nacional, Maestra en psicología por la Universidad Nacionla Autónoma de México y actualmente cursa el doctorado en Saberes sobre subjetividad y violencia. Su trabajo de investigación gira en relación a los desaparecidos del país, feminicidios y el trauma derivado de ello en el ámbito de lo oscila.