No apocalypses, not now

Aída Chávez Sotelo

Las aporías del referente nuclear, no creemos en ellas.
Jacques Derrida

Según Derrida[i], “¡no hay nada fuera del texto!” La obra y escritura de Derrida, resalta todo lo que la cultura ha querido excluir,  le interesa especialmente lo no definido, el camino inverso, el de la deconstrucción, demostrando cómo los términos marginados pueden pasar a ser centrales. Su obra no puede clasificarse en un “corpus” ni en un sistema, sus textos están abiertos, todo el tiempo fluctúan, solo es posible decir que es una diferencia (différance).

La escritura se vuelve un punto de partida para una crítica a la cultura y el pensamiento occidental, todo signo es iterable (que se repite, que se reitera), en ausencia de una intención de comunicación. No hay que encerrarse ni en la filosofía ni en la literatura para investigar la escritura de esta manera singular. “Hay una huella que no es todavía lenguaje ni presencia en mi ausencia más allá de toda lógica binaria positiva o dialéctica” Esto lo expresó, Derrida, en una entrevista a Cristian Descamps.

Ampliar la legibilidad de los textos requiere que estos se han traspasado forzosamente por la escritura, de hecho el lector siempre le va a añadir un tejido al texto, alguna nueva marca, alguna nueva huella.

El título Apocalypsis Now me recuerda a una película de Francis Ford Coppola, que es una metáfora para comprender el característico pensamiento bélico de los estadounidenses de traspasar los límites de la moral, justificando los peores horrores en nombre de la ley, además de la actuación y control de los medios televisivos.  El personaje representado por Marlon Brando (Coronel Kurtz) representaría la locura dentro de la locura, si de por sí la guerra ya es cuestión loca; él recita versos de T.S. Elliot en medio de la selva, y de alguna manera es una forma de Dios para una tribu de Camboya; rie con napa la selva y suelte bombas para surfear en las olas.  También me recuerda a otra película de Stanley Kubrick, llamada Dr. Insólito, en el contexto de la Guerra Fría, las tensiones intracapitalistas y las disputas de poder, el rol pacificador estadounidense de “mantener la paz” y “el sueño americano”. Los que dirigen el mundo están más locos y enfermos de poder.

¿Es la guerra de velocidad, un fenómeno irreductiblemente nuevo de la era llamada nuclear?

Es de saberse, que nuestra relación con el tiempo, el mundo y con el ser, está marcada por una relación directa o indirectamente entre competencias de velocidades. Una carrera de velocidad, hacia un arma capitalista-dogmática de la <<era nuclear>>. La capitalización, y el  capitalismo siempre tienen la estructura de una potenciación de la velocidad. La era nuclear nos permite pensar en la disociación del “socius”, la terne misma, y la esencia del saber, en una aporía fenomenológica-trascendental, con categorías bersognianas, husserlianas o heideggerianas en esta estrategia diplomática de tecno-ciencia-nuclear.

Hoy en día, vivimos una situación en donde los militares que también son científicos, participan fatalmente en decisiones finales en las cuales los límites quedan en suspenso y en la precariedad. Ahí es donde se vuelve necesario re-pensar las relaciones entre saber y actuar, es preciso reinventar la invención y pensar de manera <<pragmática>>. En la medida en que por el momento no ha tenido lugar una guerra nuclear, sino la reminiscencia de un fantasma espectral de 1945 de una <<guerra clásica>> sólo se puede hablar y escribir sobre ella y las secuelas, la lógica de este argumento carece de valor, quedando como significante que condiciona todos los discursos y todas las estrategias por encima de un referente real (presente o pasado) de un discurso o de un texto.

Sobre esta fabulosa textualidad ficticia de la (fábula de la guerra), es la que pone en marcha el capitalismo, y compromete la totalidad del socius humano de la doxa. Gelb, cree que sólo hay creencias (<<I believe>>). El texto en el contexto de la diplomacia entra en el terreno sofistico de mentir y engañar, autorizado por cada país. Y nunca se diría la verdad porque habría guerra, la retórica es para evitarla pero se está jugando el engaño y la mentira. No hay más que texto en las pruebas de fuerza como el momento estrictamente diplomático, es decir sofistico-retorico, de la diplomacia.

La literatura Pertenece a la guerra nuclear en el sentido de la fábula, tanto inventivamente, y quedando suspendida en una fabulosa epojé. La literatura queda totalmente ficcionada, quedando como la frase que popularmente dice “la realidad supera la ficción”, literariamente nadie puede escribir una novela sobre la guerra total y absoluta, porque la guerra influiría en la destrucción, sino solamente ideas sobre la guerra sin aceptar la capacidad de ver un todo ahí.

La guerra tendríamos que verla como una cuestión que nos rebasa como escritura, porque en la realidad nos veríamos forzados a recurrir a las paradojas como la de Russel, por ejemplo, la del barbero, ¿Quién le corta la barba al barbero? ¿Quién puede escribir sobre la guerra sin que la guerra lo mate? Solamente escribiríamos sobre los efectos de la guerra, como las huellas de Hiroshima, y el fantasma, una hiperrealidad  de Jean Baudillard teorizada o expuesta a la que no se puede acceder a través de los sentidos, y sería una cuestión casi platónica o incapacidad de la conciencia de separar la realidad de la fantasía. Recordemos que para él, el mundo contemporáneo es un simulacro donde la realidad esta reemplazada por imágenes inauténticas o ficticias de las cuales solo seríamos víctimas.

Todo en la vida es como un texto…

Referencias y Bibliografía


[i] Jacques Derrida, No apocalypse, not now, 1997.

Derrida, J. (1997). No apocalypse, not now. En J. Derrida, Cómo no hablar y otros textos. Barcelona: Proyecto A Ediciones.

Aída Chávez Sotelo

Psicóloga egresada de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de Sinaloa. Diplomada en Estudios en Psicoterapia Infantil por Centro ELEIA. Egresada de la Maestría en Psicoterapia Psicoanalítica por CENTRO ELEIA. Actualmente Cursa estudios de maestría en el Colegio de Saberes. Psicoanálisis y Psicoterapia breve en Consultorio Privado. Psic.aida@gmail.com