Mito, sacrificio e incesto

Jessica Denise Hernández Labra

Todo sucede como si una sola representación
del incesto tuviera derecho a existir: !La propia!
Los otros son perversos, ignorantes o mentirosos…
Pues la interdicción del incesto no recae sobre el hacerlo;
recae también sobre el decirlo

Boris Cyrulninik

La naturaleza del hombre desde sus inicios fue incestuosa. Iniciar con tal afirmación implica recuperar parte la historia primitiva para hacer una distinción entre el estado de la naturaleza y el estado de la sociedad esbozando no solo el nacimiento de la cultura sino las condiciones del pasaje de la naturaleza a la cultura reconociendo la importancia del hombre como un ser biológico a la par que un ser social.  Sabemos que la prohibición al incesto es un término que esta cargado de ambigüedad, tal y como lo expresaba Levi Satrauss y que al paso del tiempo… insiste en repetirse en las historias familiares y sociales por supuesto. Lo interesante por este recorrido será analizar la lógica de intercambio que permitió de antaño las relaciones exogámicas, para después analizar brevemente la función del mito como subsuelo de aquello que está en el hombre de la prehistoria . Por algo Freud acudió al mito del padre de la horda para explicar el modo en que se funda la cultura, que Lacan reconoce como lugar del Padre imaginario y lo que ello a nivel de estructura representa en la travesía Edípica, así mismo  en la asunción de la ley.  En este sentido  desde la ficción y la construcción de relatos, algo de la invención tiene un efecto a nivel simbólico donde un pasado y un porvenir se trastocan. Citando a Strauss en Mito y significado: Entre la vida y el pensamiento no existe un hiato absoluto, en conversaciones con Georges Kukudjian Strauss observa que: Los aspectos de lo real, que nos parecen irreductibles, como el pensamiento y la vida o la vida y la materia inanimada, representan eslabones de una cadena que han sido unidos unos con otros por eslabones intermediarios, siempre, sin embargo detrás de nuestras espaladas”[i]

Dicho lo anterior, se pretende revisar algunos mitos de incesto de manera breve desde Levi Strauss hacia algunos de Latinoamerica para entramarlo con  la función del mito en psicoanálisis, con un acompañamiento de los conceptos de culpa y sacrificio.

Quisiera comenzar a manera de preludio con algunas puntuciones al tema del incesto.  Boris Cirulink sobre el relato del incesto desde la dramaturgia hace alusión a lo siguiente:  “Todo amor sexual entre personas unidas por lazos de parentesco está prohibido por leyes religiosas y civiles, el incesto es el crimen de los crímenes que merece toda clase de castigos, por lo mismo, que legitima las peores torturas, preferentemente la castración”[ii]. A partir de lo anterior señala que el incesto es un crimen contra la cultura y aún un crimen contra la naturaleza, ya que los hijos nacidos del incesto son monstruos. Culmina el desarrollo de este pensamiento precisando que siempre hay pueblos lejanos, civilizaciones pasadas u hombres fuera de la cultura que practican el incesto, citando a los Faraones, los lejanos amerindios y los perversos. De este modo el incesto suscita un sentimiento de horror, horror a las consecuencias de la transgresión. Y sin embargo, el incesto persiste en el tiempo, ya que la misma sociedad incita lo que prohíbe. Tal vez por ello Sade, en el moralizador, pensaba que está interdicción era una forma de opresión social que nada justificaba. Proponía practicar el incesto como prueba de amor. “Me atrevo a asegurar que el incesto debería ser la ley de todo gobierno cuya fraternidad constituye la base”[iii]. Con lo anterior se recupera la ambigüedad de la que hablo Strauss en el concepto del incesto y nos recuerda lo trabajado por Freud en el amor-odio. Él descubrió que el odio es más primitivo al amor y de hecho necesario para poner freno a la omnipotencia de la madre. En este sentido hay un erotismo incestuoso de la madre al hijo, al cual es necesario poner un límite. En pulsiones y destinos de pulsión, Freud retoma parte de lo que ha desarrollado en relación al narcisismo y la constitución de un sujeto. “A partir del yo realidad inicial, que ha distinguido el adentro y el afuera según una buena marca objetiva, se muda en yo placer purificado que pone el carácter del placer por encima de cualquier otro. El mundo exterior se le descompone en una parte de placer que él se ha incorporado y en un resto que le es ajeno y del yo propio ha segregado un componente que arroja al mundo exterior y siente como hostil”. Y líneas más adelante dice:  “El odio es como relación con el objeto, más antiguo que el amor; brota de la repulsa promordial que el yo narcisista opone en el comienzo al mundo exterior prodigador de estímulos”[iv]. En este sentido, algo del incesto es constitutivo en el sujeto y en la historia del hombre, pero en ese gesto de separación y distancia existe la búsqueda de poner límite a la sobre-presencia del Otro. Como diría Ángel Barohana en el comentario introductorio del libro de El sacrificio de René Girard, el ser rebasa a la razón. “El pensamiento de lo sagrado se ha de enfrentar a lo que es, a lo que se ve, sin intentar someterlo a lo que se piensa previamente. El ser excede al pensar”[v]. Bajo este orden de ideas se reconoce que en la sociedad algo de lo instintivo se presentifica en el transcurso del tiempo. Freud específico que esas subrogaciones del objeto incestuoso persisten en la vida de los individuos a pesar de la represión y con Levi Strauss regresamos a la pregunta sobre ¿Dónde termina la naturaleza? y ¿Dónde comienza la cultura? “Ningún análisis real permite, captar el punto en que se produce el pasaje de los hechos de la naturaleza a los de la cultura, ni el mecanismo de su articulación”[vi] En este sentido, tales preguntas no cesan de responderse. “La prohibición del incesto es un proceso por el cual la naturaleza se supera a sí misma; enciende la chispa bajo cuya acción una estructura nueva y más compleja se forma y se superpone —integrándolas— a las estructuras más simples de la vida psíquica, así como éstas tales últimas se superponen —integrándolas— a las estructuras más simples de la vida animal. Opera, y por sí misma constituye el advenimiento de un nuevo orden”. [vii] De este modo, la vida instintiva y social se fue configurando de tiempo en tiempo entre relaciones, vínculos, normas, leyes y prohibiciones que se fueron interconectado en una serie de entramados que permiten hasta hoy recordar aquello que propone Deleze y Guattari en mil mesetas en el momento que están desarrollando el concepto de rostridad,  desde aquellos movimientos de desterritorialización que trastocan las coordenadas del cuerpo y esbozan agenciamientos particulares de poder.  Ahí refieren: “No hay prohibición del incesto, hay secuencias incestuosas que se conectan con secuencias de prohibición según tales o tales coordenadas”. Lacan dirá que la ley de la prohibición del incesto introduce las coordenadas simbólicas de la diferencia de los sexos y de la diferencia de las generaciones, que son impuestas a cada recién nacido en función al lenguaje. “Cuando esta ley se transgrede se afectan las relaciones entre ley y deseo, y se cierra la función de la abertura del grupo social excluyéndolo del intercambio con otros grupos, porque es la aceptación de lo diferente lo que hace que una sociedad pueda renovarse, que reconozca sus límites y la necesidad de los otros”[viii]. De esta manera se produjeron transmutaciones desde los más instintivos comportamientos primitivos hasta la marcación territorial, la ley de la selección natural y las posibilidades de apareamiento.  Así,  el antes y el después co existen en un devenir que no cesa de escribirse e inscribirse, inscribirse y escribirse dejando huellas, algunas de éstas traumáticas que hoy forman parte de un trauma social provocando nuevas víctimas y nuevos sacrificios. En el antes, desde el mito fue la muerte del padre de la horda, en la religión Judeo Cristiana la muerte de Cristo (aunque no solo), con la muerte devino la vida. En las sociedades primitivas la muerte del padre puso límite al goce y desde la religión parecía que la muerte de Jesús crearía una nueva Era… Él fue una víctima, pero no cualquiera porque tomo una postura, a favor de minimizar las formas violentas[ix] y de castigo entre los hombres, tal y como lo explica Girard, “Cristo es una víctima de la violencia, pero una víctima activa; no estamos ante un chivo expiatorio pasivo porque ha asumido y aceptado las consecuencias de su elección y, en renegar de la verdad, la ha aceptado por ser fiel al amor, Por eso Dios padre lo ha resucitado, constituido piedra angular del nuevo edificio vivo y cultural”. Este punto es importante: ¿Qué es tomar una decisión?, recordando a Freud en pulsiones y destinos de pulsión: “El yo se comporta pasivamente hacia el mundo exterior en la medida en que recibe estímulos de él, y activamente cuando reacciona frente a éstos”[x]. Así, en la constitución del sujeto, aquel momento en el cual ese pequeño ser toma distancia del Otro, permite dar un salto de esa violencia y desamparo primordial para tomar postura[xi] con los pocos recursos que hasta el momento tiene. Por otro lado, lo anterior puede entramarse con la parte que trabaja Derrida en “Dar la muerte”, desde la referencia a temor y temblor de Kierkegard, sobre el momento de la decisión que debe tomar Abraham en el sacrificio de Isaac, Abraham está solo y en esa soledad absoluta debe tomar una decisión, es el instante de la decisión, darle muerte a su hijo para poder darle vida. Abraham no habla, asume esa responsabilidad que consiste en estar siempre solo y atrincherado en la propia singularidad en el momento de la decisión. Lo mismo que nadie puede morir en mi lugar, nadie puede tomar una decisión en mi lugar”[xii]. El instante es fundamental, es esa pausa en la escena donde Abraham toma esa decisión, ahí donde pareciera que el tiempo se detiene frente a la mirada Dios, en ese temor y temblor que estremece[xiii]. En este sentido, tanto Cristo como Abraham están solos para tomar esa decisión, ese instante que provoca una diferencia radical en la historia religiosa. Freud dirá en de guerra y muerte que: “La historia primordial de la humanidad está, pues llena de asesinatos. El oscuro sentimiento de culpa que asedia a la humanidad y que en muchas religiones se ha condensado en la aceptación de una culpa primordial, un pecado original, es probablemente la expresión de una culpa de sangre que la humanidad ha echado sobre sus espaldas. Si el hijo de Dios debió ofrendar su vida para limpiar a la humanidad del pecado original, entonces según la ley del Talión, ese pecado ha sido una muerte, un asesinato. Solo ésto pudo exigir como expiación del sacrificio de una vida”[xiv]. De este modo, la violencia o más bien la crueldad sigue actualizándose,  quizás porque el sacrificio intenta hacer una ruptura entre las rebeldías de los individuos pero algo siempre se escapa por los resquicios de nuestra constitución y relación, aquellas pulsiones reprimidas optaron por manifestarse y tanto las formas de violencia como el incesto fueron y siguen siendo parte de la historia de las maquinas deseantes, de esos cuerpos que fueron marcando el orden natural, la relación con un otro, un otro objeto y un otro hombre, un Otro materno y un Otro desde las formas del objeto “a”, un Otro Lenguaje y un otro sujeto, un otro hombre y un otro mujer….. en fin…. toda una lógica de relaciones que ha tenido entre otras la función de transformar el objeto y demarcar un lugar y el territorio del poder.

Con este antecedente , me gustaría pasar a una viñeta de caso para comenzar el desarrollo del recorrido de este trabajo: La Sra. S, llega a la primer consulta relatando lo siguiente: “Me siento muy inquieta, desde hace cuatro meses que te tenido algunas crisis de angustia, pienso que es por duelos que estoy pasando, pero hoy considero que no puedo sola con ésto. Hace cinco meses que falleció mi cuñado de un coma diabético y hace dos meses un amigo muy cercano de la familia de un infarto… (Rompe en llanto), justo esa palabra infarto es la que provoca mis crisis, cuando aparece en mi mente y más aún si la nombro me inquieto mucho, tengo mucho miedo a morir y no puedo controlarme. Lo que he hecho es  cambiar esa palabra por otra que me tranquilice, entonces pienso en la palabra inflar, así logro calmarme.  Mi esposo me dice, que soy muy fuerte y que puedo con ésto, pero la verdad es que no puedo. Quiero comentarle también que hace siete años falleció mi suegra de un infarto y que algo que me duele mucho es que horas antes de su fallecimiento me pidió que la llevará a nuestra casa, ella dijo: ¡¡me portaré bien, pero llévame a tu casa!!. La Sra. S. dice: nunca imaginé que ella moriría esa madrugada. Una cosa más, no sé si sea importante pero creo que es necesario comentarlo, cuando me siento más angustiada es no solo con la palabra que le mencione sino cuando estoy en mi periodo menstrual. Con este primer relato, las sesiones fueron transcurriendo hasta que apareció un dato más, una escena en la que su tío la toca una noche cuando ella tenía 11 años de edad, al día siguiente su primera menstruación.  Ella comenta que tiene otros recuerdos de ese mismo tío materno,  a la edad de cinco y siete años,  de los que tiene imágenes en las que él tocaba sus senos y vagina cuando la llevaba a jugar al campo, “lo hacía como un juego y aunque yo me sentía rara no sabía que hacer, y nunca lo hablé… hasta hoy,   no estoy segura si de verdad paso como lo recuerdo, por eso no lo dije”. Dos sesiones más después de contar lo anterior y suspende su proceso con el relato de salir del Estado de México, para estar con una de sus hijas que vivía por ese tiempo en Monterrey. Con esta viñeta, algunos significantes importantes: Muerte, Sexualidad, Culpa, Sangre e Incesto. Algo de ellos se recupera con el síntoma de angustia, una angustia que oculta eso ominoso que se asoma en medio del trauma y que hace soportable lo insoportable. En este punto, recuperemos el significante sangre, ya que  los demás aparecerán en el trascurso de este escrito. Tanto Strauss como Freud y otros sociólogos reconocieron el prejuicio de  “la voz de la sangre”, que se encuentra expresado más en forma negativa que positiva. No sólo al prohibir las relaciones sexuales mientras una mujer esta en periodo menstrual sino más allá de ello, las relaciones con su mismo clan [xv].

Westermack y Havelock Ellis, derivan el horror al incesto, postulando en el origen de la prohibición; de la naturaleza fisiológica del hombre; otros más bien a sus tendencias psíquicas.  “Esta perfectamente establecido que el supuesto horror al incesto no puede derivarse de una fuente instintiva, puesto que para que se manifieste es preciso suponer un conocimiento previo o establecido posteriormente de la relación de parentesco entre los culpables”[xvi]. De este modo,  la reglamentación de las relaciones entre los sexos constituye un desborde de la cultura en el seno de la naturaleza. Las reglas entonces formaron una Ley, la ley de la prohibición al incesto y dicha prohibición es también un precepto. El paso de las relaciones endogámicas a las exogámicas tenía una perdida pero también una ganancia. Las mujeres vistas en otro tiempo como objetos fueron presas del rapto[xvii] para después entrar en una lógica de intercambio, en una forma de compra y venta para tener acceso a las mismas. Con ésto daremos paso al estudio de la lógica de intercambio trabajado por Strauss y Mauss.

Strauss establece que aunque la raíz de la prohibición del incesto se encuentra en la naturaleza, solo podemos comprenderla como una regla social. Así la cultura asegura la existencia del grupo como grupo, sustituyendo el azar por la organización, de este modo la prohibición al incesto es una de las formas de intervención, de hecho es la intervención. De este modo, el hombre  entra a la intervención colectiva que se manifiesta en el caso de los bienes que representan una función importante en la cultura. En este sentido existe un equivalente entre las reglas de prohibiciones de matrimonio y los bienes materiales. Bajo este orden de ideas se controla la distribución no solo de las mujeres sino también de todo un conjunto de valores y objetos. Existe un valor simbólico al alimento entre las sociedades primitivas y quizás aún en las sociedades actuales. Dirá Thurnwald “La mujer alimenta los puercos, los parientes se las prestan y las aldeas los cambian por mujeres”.[xviii] El pensamiento primitivo proclama entonces que el alimento[xix] es un asunto de distribución, el alimento se ve como una cosa que el individuo produce, posee y consume. Este reparto tiene una serie de reglas que se estipulan dentro del grupo familiar y social. Y aquí llegamos a un punto muy interesante: En algunos grupos de ciertas poblaciones de Birmania sucedía que ciertos grupos de parentesco que tenían un cierto lugar y jerarquía tenían acceso a diferentes partes del cuerpo de un búfalo. De modo que entonces nos insertamos al tema de los animales que eran sacrificados en ciertos rituales a favor de la distribución del mismo,  en función de parentescos y alianzas[xx].

Además del alimento, lo que permitió el estudio de las sociedades primitivas fue identificar las reglamentaciones en las relaciones monogámicas y poligámicas para identificar por ejemplo aquellos jefes de tribus que tenían autorizado tener mas de una esposa. Los nambikwara, seminómadas de Brasil Occidental durante la mayor parte del año, viven de la recolección de frutos y permiten la poligamia entre sus jefes y brujos: el acaparamiento de dos, tres o cuatro esposas por uno o dos personajes importantes”[xxi]. Las sociedades han demarcado formas de relaciones, ya sean monogámicas o poligámicas  en función de una competencia económica y sexual, los matrimonios han construido roles del hombre y de la mujer en una “cooperativa de producción” que constituyó a la pareja y así toda la Institución que es la familia. Demos paso ahora al tema de la endogamia y la exogamia. Sabemos que la prohibición al incesto establece que las mujeres dentro del grupo de parentesco están prohibidas y están permitidas las mujeres que están fuera del grupo. La regla: “Cada hombre recibe como esposa a la hija o la hermana de otro hombre. Así, la prohibición del uso sexual de la hija o de la hermana obliga a dar en matrimonio a la hija o la hermana a otro hombre y, al mismo tiempo, crea un derecho sobre la hija o la hermana de éste último. Así, todas las estipulaciones negativas de la prohibición tienen una contraparte positiva. La prohibición equivale a una obligación y la renuncia despeja el camino para un reclamo”[xxii]. Las mujeres entonces están congeladas en el seno de la familia, con el fin de que el reparto de ellas o la competencia, se haga en el grupo y bajo el control del grupo. La prohibición permite la supervivencia del grupo, hay un predominio de lo social sobre lo natural, de lo colectivo sobre lo individual y de la organización sobre lo arbitrario. “Pero incluso, la regla, al parecer negativa, ya engendró su opuesto, ya que toda prohibición es, al mismo tiempo y con otra relación una prescripción”[xxiii]. Como se dijo anteriormente, tiene un carácter negativo y positivo, pues al mismo tiempo que prohíbe ordena.

De este modo,  el fenómeno fundamental que resulta de la prohibición al incesto es el siguiente: A partir del momento en que me prohíbo el uso de una mujer, que así queda disponible para otro hombre que renuncia a una mujer que por éste hecho se hace disponible para mí. Así se instaura la lógica de intercambio. En este punto, es importante recordar que la historia del niño se da en la misma lógica, en tótem y tabú Freud dice: “El psicoanálisis nos ha enseñado que la primera elección de objeto sexual en el varoncito es incestuosa, recae sobre los objetos pohíbidos, madre y hermana; y también nos ha permitido tomar conocimiento de los caminos por los cuales él se libera, cuando crece, de la atracción del incesto”[xxiv]. De este modo, el niño renuncia a la madre y hermana, pierde la posibilidad de tenerlas pero gana la oportunidad de elegir a cualquier otra mujer para el momento en que crece. Evidentemente, todo este proceso no es tan sencillo, para el caso del varón[xxv] existirán una serie de entramados inconscientes que pasara en la travesía del edípo. Lacan, explica de manera muy puntual cada una de las condiciones al desarrollo de la sexualidad para comprender la teoría de la falta, el complejo de castración y la importancia de los mitos en la estructura del sujeto y puntuará no solamente la función de la madre y el padre a nivel de estructuración sino por su puesto en medio de ellos el significante de la falta: el falo como eje primordial:  “Se trata de que el niño asuma el falo como significante, y de una forma que haga de él instrumento de orden simbólico de los intercambios, rector de la constitución de los linajes. Se trata en suma de que enfrente el orden de la función del padre la clave del drama.”[xxvi]. Así, el padre de la prehistoria, ese padre mítico e imaginario da paso al padre simbólico. De este modo, Lacan señala como al fin del proceso edípico el niño enfrenta intensamente el complejo de castración. Complejo que en su versión positiva implica la identificación con el padre y el respeto por la prohibición que él sustenta sobre el deseo incestuoso por su madre. En este pacto el niño lleva a cabo un derecho al falo, desde el cual queda incluido en la promesa de que algún día tendrá acceso a las mujeres y será padre.  Aquí quedan establecidas las  condiciones bajo las cuales en la prohibición y el pacto se produce en el infante un pasaje complejo que permite que pueda asumir lo vivido en términos de legalidad. En este sentido transmitir la falta o impedirla es lo que esta en juego en relación a la obediencia o desobediencia de la prohibición. La transmisión de la falta influye en la renovación que se produce en la genealogía y que demuestra la capacidad de toda sociedad para intercambiar, para lo cual es necesario que cada vez que se compone un nuevo grupo se reproduzca la inclusión de un vacío[xxvii]. En este sentido, el incesto es ese eje simbólico alrededor del cual se organizan las generaciones como un medio para transmitir el vacío y de inscribir la diferencia, elementos primordiales e nivel social. De esta manera, la prohibición al incesto genera la diferencia de la temporalidad, el intercambio y la transmisión.

Continuando el hilo anterior con el tema de intercambio, recordemos algunas  precisiones desde Marcel Mauss,  quién estudio el intercambio en las sociedades primitivas en una forma de transacción como donaciones recíprocas. El intercambio tenía un carácter económico, con una significación a la vez social, religiosa, mágica, económica, utilitaria, sentimental, jurídica y moral. “En nueva Zelanda la ofrenda ceremonial de vestimentas, alhajas, armas, alimento y provisiones diversas era un rasgo común de la vida de lo Maoríes. Estas donaciones se hacían en ocasión de nacimientos, matrimonios, defunciones, exhumaciones, tratados de paz, delitos y faltas”[xxviii]. En algunos ceremoniales de Polinesia el padre del jóven que tomará a una mujer en matrimonio da una serie de presentes en la fiesta de compromiso y a su vez recibe. Lo anterior prevalece hasta ahora en diferentes lugares del mundo. En este sentido es importante puntuar que los regalos se intercambian en el terreno por bienes equivalentes o bien los beneficiarios los reciben con la condición de hacer posteriormente contra-regalos que generalmente exceden el valor de los primeros. Todo se juega en una lógica de dar y recibir, recibir y dar. Esto acompañado en muchos de los casos como ya se comento de rituales, ceremonias y sacrificios. Y justo la función de las ceremonias es: proceder a una restitución de los regalos, establecer públicamente el derecho a un grupo familiar o social y superar a un rival en términos de autoridad y prestigio. De este modo,  se establecen en colectivo una serie de contratos en los que antaño con el estudio de las tribus australianas se reconocieron las divisiones entre clanes, tribus y familias para que entonces  se estipularan contratos. Así,  el intercambio no giro solo en torno a bienes o riquezas, sino también muebles e inmuebles, cosas útiles económicamente y como dice Mauss “sobre todo gentilezas, festines, ritos, servicios militares, mujeres, niños, danzas, ferias en las que el mercado ocupa solo uno de los momentos, y en las que la circulación de riquezas es solo uno de los términos de un contrato mucho más general y permanente”[xxix]. En este sentido, no solo hablamos de intercambio sino de reglas, jerarquías, responsabilidades, roles sociales, alianzas y por su puesto rivalidades. De manera implícita a todo esto los rituales a favor del culto a los dioses, a los tótems en un culto donde se reconoce el lugar trascendental que tienen los mecanismos espirituales. En este punto, recordemos que cuando Freud en Tótem y tabú, analiza el concepto de Tabú llega a un punto fundamental para explicar la estructuración psíquica: “Que las prohibiciones a que nosotros mismos obedecemos, estatuidas por la moral y las costumbres,  posiblemente tengan un parentesco inicial con el tabú primitivo, y que sí esclareciéramos el tabú acaso arrogaríamos luz sobre el oscuro origen de nuestro propio <<Imperativo categórico>>”. [xxx]  De este modo, Freud explica esa conciencia moral que deviene de aquello de la prehistoria del hombre. Una prehistoria marcada por transgresiones y un no límite al goce que pone límite con la muerte de un padre mítico que toma un estatuto de ley derivado de la misma. “Los hermanos odiaban a ese padre que era un gran obstáculo para su necesidad de poder y sus exigencias sexuales, pero también lo amaban y admiraban. Tras eliminarlo, tras satisfacer su odio e imponer su deseo de identificarse con él, forzosamente se abrieron paso las mociones tiernas avasalladoras entretanto. Aconteció en la forma del arrepentimiento ; así nació una conciencia de culpa que en este caso coincidía con el arrepentimiento sentido en común. El muerto se volvió aún más fuerte de lo que era en vida. Lo que antes él había impedido con su existencia, ellos mismos se lo prohibieron ahora en la situación psíquica de la <obediencia de efecto retardado> (nachträglich)”[xxxi]. De esta manera se puede comprender la relación entre intercambio, dones, transgresión, culpa, deuda y muerte. Significantes vitales en la estructuración psíquica de un sujeto. El incesto ha demostrado que en la historia primitiva el hombre busco y necesito aquellas formas de relación. La cultura vino a poner una serie de restricciones que posibilitaron nuevas formas de relación. Sin embargo, hay un “entre” de las relaciones incestuosas a las no incestuosas, de la pulsión de vida y muerte, del odio al amor y del amor al odio, de un antes y un después, ese entramado pulsional se sigue expresando en las relaciones presentes tanto a nivel familiar como social. Derrida en “De guerra y muerte” dirá: “Si le doy la muerte a lo que odio, no es un sacrificio. Debo sacrificar lo que amo, debo odiarlos en tanto que los amo, en el mismo momento, en el instante de darle la muerte. Debo odiar y traicionar a los míos, es decir, darles la muerte en el sacrificio, no en tanto que los odio, sería demasiado fácil, sino en tanto que los amo”[xxxii]. Así, no solo está dicho entramado del odiar y amar, sino del lado del concepto de transmisión, en ese debo odiar y traicionar a los míos, me traiciono a mi mismo, pero justo eso es lo que permite, dar el siguiente paso, amar, desde otro lugar, asumiendo mi propia castración, es que puedo dar ese espacio de ceder un lugar, no sólo para que continué mi linaje sino más allá de ése, que perviva mi legado. En esa renuncia, en ese acto de darle muerte al Otro y darme muerte a mi mismo, es donde se anuncia la vida, pero para ello se tendría que estar del lado de la bondad en palabras de Derrida en dar la muerte, y por su puesto en el lugar mismo de la hospitalidad. En el caso del incesto, algo excede al sujeto, que no puede llegar de esa manera a asumir la muerte, la falta, la castración y busca quizás inconscientemente perdurar en la vida, al hacer  su sangre más pura, sin posibilidad de modificaciones  para que permanezca más allá del tiempo…

Además de lo anterior, es importante revisar un aspecto más sobre las relaciones e intercambios entre colectividades, que forman parte del pasado y que prevalecen hasta hoy en diversos grupos. Es sobre la prestación total de bienes uterinos a cambio de bienes masculinos. “En Samoa el sistema de regalos contractuales se extiende a otros hechos además del matrimonio. Acompaña los siguientes acontecimientos: Nacimiento de un niño, circuncisión, enfermedad, pubertad de la mujer, ritos funerarios y comercio. Además se dan dos elementos fundamentales del Potlach: el de honor, el prestigio, el mana que confiere la riqueza y la obligación absoluta de devolver esos dones bajo pena de perder ese mana, esa autoridad, ese talismán y esa fuente de riquezas”[xxxiii] De esta manera el movimiento gira no solo en torno a pérdidas y ganancias, sino también a perder la pertenencia a un grupo[xxxiv].Además de ésto, surgen dos elementos importantes: Los oloa y los Tonga, cuando el niño que la hermana y por lo tanto el cuñado, tío uterino, recibe para educar de su hermano y cuñado, se le denomina Tonga, es decir, bien uterino. De este modo este niño será el canal por el cual los padres pueden recibir los bienes de la naturaleza extrajera (Oloa) . Así el niño es considerado un bien uterino y se reconoce en Melanesia al sobrino uterino sobre los bienes del tío. Entonces los bienes de la familia uterina se cambian con los de la familia masculina. En este sentido el intercambio de riquezas se va trenzando entre los matrimonios gracias no solo a la relación con las mujeres sino con los hijos de éstas. Lo anterior tiene relación en México aunque no solo,  con los rituales sobre el rol del “Padrino”, quién adquiere un responsabilidad sobre el ahijado, que como su nombre lo dice, será un hijo simbólico para éste y lo recibe aceptando la obligación de velar por éste. En la ceremonia religiosa de la Religión Judeo- Cristiana, especialmente en el sacramento del bautismo, se prepara a los padrinos para el ritual y al salir de la iglesia se hace el famoso “Tirar el bolo” para reconocer la función económica del padrino en este dinámica de relaciones. Quizás, dando un paso más allá, podríamos estudiar los casos en que suceden dos situaciones: Una,  el Padrino,  que en algunos casos es el tío puede establecer algún tipo de relación incestuosa con la cuñada en virtud de lo que nos antecede en la lógica de intercambios económicos[xxxv] y la posesión a las mujeres. O bien, la otra posibilidad es que sea con la ahijada con quien se presentan ese tipo de relaciones incestuosas y más aún un Padrino que mantuvo relaciones con ambas. Este tipo de situaciones, se presentan en algunas familias mexicanas, no siempre en esa relación de parentesco,  pero si dentro de las relaciones de padrinazgo.

Otro aspecto que analiza Mauss sobre el sacrificio tiene que ver con el espíritu de las cosas y la relación con los dioses, estudia diversos rituales para saber de la asociación entre los hombres y los contratos con los dioses y los muertos es toda una teoría del sacrificio, Así, pudo llegar a la siguiente puntuación: “La destrucción del sacrificio tiene precisamente como finalidad el ser una donación que ha de ser devuelta”[xxxvi] De esta manera en el sacrificio puede darse incluso la misma vida a favor de destruir el sacrificio. El mito del padre totémico y su muerte como elemento precursor del nacimiento de la cultura, La muerte de Jesús y el surgimiento de una nueva humanidad. En este sentido “Los dones a los dioses y a los hombres tienen como finalidad comprar la paz entre unos y otros, pues de éste modo se apartan los malos espíritus y comúnmente las malas influencias, aunque éstas no estén personalizadas”[xxxvii]. La muerte del padre totémico desde sus propios hijos, la muerte del hijo de Dios desde mandato del padre, aunque retomando el análisis de Girard sobre la figura de Jesús, es él quien toma una postura siendo víctima. En ambos casos se busco la unión y la paz entre los hombres a favor del sacrificio. Sin embargo, recuperando el análisis que hace Girad sobre el sacrificio de Cristo, dirá que: “Mas que de sacrificio se trata de la culminación de una vida de amor y de servicio a los hombres. Tiene más que ver con el amor al padre que se expresa en la obediencia para vivir en el mundo con el mismo modo de ser del padre. Se acabo la justificación humana de la violencia y de la sangre como algo que gusta a los dioses. Cristo, para vivir el amor ha asumido sobre sí la violencia cambiándola de orientación y signo”[xxxviii]. El análisis que hace Girard al sacrificio de Cristo se desarrolla desde otra mirada, con una postura y decisión de la víctima y el Acto de los Actos de Amor. [xxxix]

Después de lo señalado anteriormente, pasemos nuevamente al tema del mito, recordando que Strauss considero el papel del mito en la historia del hombre, “El mito posee un origen individual, no posee autor, pertenece al grupo social que lo relata, no se sujeta a ninguna transcripción y su esencia es la transformación, un mitante creyendo repetirlo lo transforma”[xl]. De este modo, Strauss quien ya escribió sobre algunos mitos, demuestra la importancia de éste a nivel de la historia y de los modos en que re aparecen un poco en todas partes, además subraya la necesidad de acudir a ellos para analizar el pensamiento primitivo y la cultura. Llegando a un aspecto sumamente interesante cuando revisa la relación en la estructura del mito, la estructura de la música y la estructura del lenguaje. En el caso del mito queda un hiato, lo mismo que en la música pero no así con el lenguaje. “En la mitología no hay fonemas, los elementos básicos son las palabras. Así, se toma el lenguaje como un paradigma, es posible observar que éste se encuentra constituido en primer lugar por fonemas; en segundo lugar por palabras; en tercer lugar por frases. En la música existen el equivalente de los fonemas y el equivalente de las frases, pero falta el equivalente de las palabras. Por otra parte, en el mito existen un equivalente de las palabras y un equivalente de las frases pero no el equivalente de los fonemas. Por lo tanto, en ambos casos falta un nivel”[xli]. Por algo Lacan le dió un lugar primordial al estudio del campo de lenguaje y la palabra, desde F. Saussure con el estudio del significado y significante. Con los cambios que el mismo Lacan considero que merecía el análisis del significante y las implicaciones del mismo en la intervención psicoanalítica y  en el estudio de la estructuración del sujeto. Deleze, en el antiedipo y su recorrido a las maquinas deseantes, recupera la importancia del lenguaje: “Toda maquina implica una especie de código que se encuentra tramado, almacenado en ella. Este código es inseparable no sólo de su registro y de su transmisión en las diferentes regiones del cuerpo, sino también del registro de cada una de las regiones en sus relaciones con las otras”. Líneas mas adelante dirá “ las cadenas son llamadas significantes porque están hechas con signos, pero estos signos no son en sí mismos significantes”[xlii] Para que sean significantes se requiere que los signos no estén aislados sino unidos en una cadena formando esa red de significantes. Bajo este orden de ideas, Strauss, Lacan y Deleze  (no solo ellos),  dan un lugar vital al estudio del lenguaje y las implicaciones del mismo en los sujetos, sin embargo dicho tema se esta tocando en este escrito solo a nivel general ya que se pretende a continuación regresar a la revisión de algunos mitos y su relación con el incesto.

Levi Strauss, en sus excelentes aportaciones desde los textos de Mitológicas, se adentra al estudio de los mitos en los pueblos indígenas. Específicamente para este momento en el libro de “Lo crudo y lo cocido”, reconoce la importancia de las mitologías indígenas del Nuevo mundo, América tropical y América del Norte, analizando básicamente a los Indios Bororo de Brasil, que desde sus narrativas y relatos dan cuenta de las formas y costumbres incluso del tiempo actual.  “El análisis a medida que progresa, impone la contribución de mitos que vienen de regiones más alejadas, como esos organismos primitivos que, aunque envueltos ya en una membrana, conservan la capacidad de mover su protoplasma dentro de esa funda y de distenderla prodigiosamente para emitir seudópodos: comportamiento que resulta menos extraño en cuanto se aprecia que su objeto es capturar y asimilar cuerpos ajenos. Por fin, nos hemos guardado de invocar las clasificaciones pre-concebidas en mitos cosmogónicos, estacionales, divinos, heroicos, tecnológicos, etc.”[xliii]. Así, el mito da cuenta de esos aspectos constitutivos de la cultura y si a lo constitutivo lo asociamos con la constitución del sujeto desde la perspectiva psicoanalítica, encontramos esos puntos de unión que suman a lo que se ha estado abordando a lo largo de este  escrito. En “Introducción al narcisismo”, Freud habla del concepto de narcisismo  y de la importancia del mismo en el estudio psicoanalítico, considerando la necesidad de recordar la teoría de la líbido, por un lado subraya la relación entre la vida anímica y la de los pueblos primitivos y por otro la base biológica para explicar el proceso de constitución de un individuo. “Nos formamos así la imagen de una originaria investidura libidinal del yo, cedida después a los objetos; empero considerada en su fondo, ella persiste, y es a las investiduras e objeto  como el cuerpo de una ameba a los seudópodos que emite”[xliv]. De este modo, establece la distinción entre libido yoica y líbido de objeto. Aquí lo importante es resaltar esta relación con el objeto, podríamos decir con el objeto materno o el sustituto, la relación con el objeto externo del que se alimenta y que le permite desde un circuito pulsional tomar algo del afuera para recuperlo en un adentro, igual que la ameba con los seudópodos. Freud hace del narcisismo una forma de investidura pulsional necesaria para la vida subjetiva. En este sentido, la evolución del pequeño debe llevarlo no sólo a descubrir su cuerpo sino a apropiárselo. “Este narcisismo constitutivo y necesario, que precede de lo que Freud llama primero auto-erotismo en general se ve redoblado por otra forma de narcisismo desde el momento en que la líbido inviste también objetos exteriores al sujeto”[xlv]. Lacan lo explica como el proceso de estructuración subjetiva que hace pasar al niño de la necesidad al deseo: del interior al exterior del sujeto. La identidad del yo se constituye en función de la mirada y reconocimiento del Otro. Ese momento lo describe en el estadio del espejo. Utilizando la metáfora del florero, en el seminario 1, dice: “¿Qué veré en el espejo? Primero, mi propia cara, allí donde no está. En segundo lugar en un punto simétrico al punto donde está la imagen real, veré esa imagen real como virtual”. Así retomando a Mannnoni y por supuesto a Freud, habla de dos narcisismos. Un primer narcisismo desde la unidad del sujeto de proyectarse de mil maneras hasta formar su cuerpo y un segundo narcisismo desde el pattern fundamental en su relación con el Otro. El estadio del espejo no sólo tiene que ver con ese momento constitutivo, sino también con el proceso de identificación.[xlvi] Bajo este orden de ideas, Freud en introducción al narcisismo y en pulsiones y destinos de pulsión (aunque no solo) estudia el proceso constitutivo en el sujeto. Lacan lo retomará en diversos momentos a lo largo de su investigación y Deleze lo recupera en el anti-Edipo con las maquinas deseantes. “El deseo no cesa de efectuar el acoplamiento de flujos continuos y de objetos parciales escencialmente fragmentarios y fragmentados. El deseo hace fluir, fluye y corta…. Todo objeto supone la continuidad de un flujo, la fragmentación del objeto. Sin duda, cada maquina-organo interpreta el mundo entero según su propio flujo, la fragmentación del objeto. Sin duda, cada maquina órgano interpreta el mundo entero según su propio flujo, según la energía que le fluye”[xlvii]. Así, el sujeto pasa por esos flujos, esas cargas y descargas que en una interacción constante posibilitan su proceso de constitución y estructuración subjetiva.

Finalmente y como música de acompañamiento se presentarán algunos mitos, dejando abierta la posibilidad de un segundo tiempo en el que se estudiará la relación entre éstos y los significantes de culpa, sacrificio, don, sexualidad, vida y muerte. Un mito desde el canto bororo y algunos mitos de Latinoamerica. La intención es presentarlos y dejar abierta la posibilidad de un segundo tiempo para desarrollar específicamente la relación entre éstos mitos y los significantes culpa, sacrificio, don, vida y muerte.

Levi Strauss recupera los mitos Bororo del Brasil central, cuyo territorio se extendía en otro tiempo desde el valle alto del río Paraguay hasta más allá del valle del río Araguaya, entre otros mitos cuentan este:

“En tiempos muy antiguos sucedió que las mujeres fueron al bosque a recoger las palmas que sirven para hacer los ba: estuches penianos que se entregan a los adolescentes cuando la iniciación. Un muchacho joven siguió a su madre a escondidas, la sorprendió y la violó. Al volver ésta, su marido noto las plumas arrancadas, enganchadas aún a su faja de corteza. Sospechado alguna aventura, ordeno que hubiera una danza para saber que adolescente llevaba un aderezo tal. Pero comprueba con gran asombro que sólo su hijo está en ese caso”

Lo que sucederá en adelante es que él padre decide vengarse y lo envía a misiones de las que lo más seguro es que no salga vivo, en el caso de la abuela, es ella quién toma el lugar de protegerlo con el uso de un bastón mágico. Dicho bastón lo salva de la intención del padre para matarlo. Casi moribundo, lucha por recuperarse, pasa por momentos de dolor y pesadumbre pero persiste y en un tiempo posterior regresa a las tierras familiares. Lo identifican como ese hijo perdido pero ha retornado avante y el padre ya no desea matarlo. Sin embargo, es ahora el hijo quien quiere matar al padre, lo lleva hasta un lugar y consigue darle muerte. Momentos más adelante mata también a las esposas del padre, incluyendo a la misma madre. En este mito, está el incesto, el castigo y la muerte. Elementos que han estado a lo largo de este trabajo y que se están tocando de manera breve para desarrollarlos en un tiempo posterior.

Pasemos ahora al mito desde la Cultura Mesoamericana para dar un vistazo  los sacrificios desde ese lugar.  Como ya se menciono líneas arriba el mito permite comprender aspectos fundantes para el entendimiento de una organización social, política y religiosa. Estudiosos del tema del mito como Henri Hubert y Marcel Mauss, consideraron la naturaleza y función del sacrificio para ejemplificar el proceso de la víctima y el lugar de las deidades, reconociendo en algunos casos la divinización de algunos personajes a través de la muerte y el ritual. James George Frazer en su libro “Análisis sobre los dioses que mueren” intento explicar como “el sacrificio humano tenía por propósito impedir el envejecimiento y debilitamiento de las deidades a las cuales representaban las víctimas, así como de las entidades- astros y vegetación, etc. – asociadas a las deidades”[xlviii]. Así, en algunos casos la muerte de ciertos individuos era un efectivo medio para el renacimiento o regeneración de lo natural. A su vez existe también un aspecto alimenticio del sacrificio humano. Como por ejemplo, en algunos sacrificios Aztecas sobre enviar energía al sol por medio  sangre y corazones humanos. De este modo, el sacrificio humano constituyo desde esta idea mítica y por su puesto también la religiosa, la ofrenda por excelencia para alimentar a la maquina mundial amenazada por la pérdida de energía en el antiguo México según Christian Duverger ( 1979) quién se baso en la teoría energética de Frazer.

Continuando con el mito, sabemos que hasta hoy tenemos evidencia de algunos mitos gracias a códices, restos arqueológicos, excavaciones y diversas representaciones gráficas como en vasijas y  bajo relieves que  muestran la relación que mantuvo por ejemplo la decapitación con el sacrificio, con los ritos de fertilidad así como castigo proferido por los dioses ante una transgresión sexual y/o de género. Será prudente  entonces presentar  algunos mitos sobre la decapitación en sus diferentes formas y bajo algunas justificaciones. En el popol vuh se muestra un relato en el que Hun Hnanahpu es decapitado y su cabeza colgada en un árbol, el cual florece al instante, así como el escupitajo que sale de la misma y que fecunda a Ixquic[xlix]. La decapitación se realiza como ritual de fertilidad, la tierra era considerada como un monstruo devorador que con sus fauces abiertas simula una vagina dentada[l] que está ávida por la sangre-esperma del hombre que emana a través de un sustituto del pene, la cabeza y por la abertura que produce la decapitación: “El cuello ensangrentado, pero incluso la cabeza misma es deseada por representar el pene. De la muerte del hombre castrado se produce la vida al momento de fecundar la  tierra”[li]. De modo que la castración se situaba en el registro general del sacrificio, pero ésta era considerada una castración de tipo positiva[lii] ya que su causa era la fertilidad, entonces la muerte generaba la vida. Existe también una castración negativa a la cual se hará alusión un poco más adelante.  Otro caso de castración y fertilidad se encuentra en los bajo relieves de la banqueta del juego de pelota de Chichen Itzá. “La complejidad de la escena es atestiguada por la gran cantidad de elementos que la componen. La parte central, que es la que domina, está representada por dos jugadores de pelota: uno de ellos sostiene la cabeza decapitada de su oponente de la que emana sangre, y con la mano un cuchillo; el otro personaje es el decapitado, que se encuentra hincado en una sola pierna y de cuyo cuello brotan seis serpientes, mientras que del espacio central del cuello, en lugar de una serpiente sale una exuberante planta”[liii]. Los nahuas pensaban que la decapitación generaba corrientes de sangre que bañaban la tierra por lo que se alimentaba y fertilizaba.

Otro dato que evidencia la potencia fecundadora del pene se encuentra también en las escenas del bajo relieve del edificio de las columnas del Tajín, donde un personaje está orinando sobre una planta que ha florecido al ser regada por tal fluido. Por lo que se revela que ambos líquidos del miembro viril eran preciosos y fructíferos. [liv]

¿Qué sucede con la castración negativa?  En los mitos mesoamericanos existe un registro diferente sobre la decapitación, la cual se puede dar como un castigo ante un comportamiento transgresor, una falta sexual. A manera de ejemplo se rastreara la condición del siguiente mito. Yappan debe transformarse en alacrán bajo la condición de mantenerse en castidad  para mejorar su transformación y agradarle a los dioses. Yaotl fue el encargado de supervisarlo. Yappan fue tentado varias veces por mujeres para que desistiera pero éste no fue vencido. Sin embargo cuando Xochiquetzal lo cubrió con su huipil, Yappan falto a su propósito y Yaotl le derribo la cabeza de los hombros y se la echo a cuestas convirtiéndolo en alacrán. Citlalcueye determino que los que fueran picados por un alacrán no morirían.

El caso de Yappan, muestra la falta sexual y el engaño por parte de Xochiquetzal, quien además es la madre de éste, por lo cual se muestra el incesto. De este modo,   se puede notar la forma en que se despliega el triangulo edípico (Yappan es el hijo que transgrede el incesto, Xochiquetzal la madre que seduce al hijo y Yaotl es la etidad punitiva o superyó)

Existe otro mito en el que la falta es sexual pero de carácter simbólico. “Antes de que comenzará el diluvió. Titlacahuan les hablo a Tata y Nene. Les dijo que ahuecarán un ahuehuete y que ahí entrarán cuando comenzarán las aguas, y al taparlos les dio una mazorca de alimento a cada uno. Cuando acabo el diluvió encallaron en la arena y entonces el tronco se abrió. Luego vieron unos peces, encendieron fuego (por medio de palos) y los asaron”. La transgresión que cometieron Tata y Nené fue haber unido los palos de fuego, ya que la perforación del palo horizontal con el taladro simbolizaba para los mesoamericanos la relación sexual. Lo que resulta de la creación de fuego doméstico que produce lo cocido es un acto de procreación ilícita que provoca una ruptura entre el cielo y la tierra, entre la vida y la muerte.[lv]

El mito proporciona una respuesta al origen de lo social delimitando formas de relación,  especialmente aquellas que corresponden a las de dominación. Jean Laplanche señala que la castración aparece fundamentalmente como un acontecimiento mítico y como todo mito es un acontecimiento ordenador de cierta estructura, de cierta ley de relaciones humanas.  El poder de quien da la vida puede también dar la muerte y es el sacrificio lo que une al individuo con la divinidad.

Con estás ultimas notas de música de acompañamiento, queda abierta la posibilidad de escribir una segunda melodía para recuperar el estudio del universo de la ley y la estructuración simbólica bajo los cimientos del estudio de los mitos y la violencia que se actualiza hasta nuestros tiempos desde el incesto.

Referencias


[i] Levi Strauss. Mito y significado. Antropología. Alianza editorial. Madrid, 2010. Pag. 50.

[ii] F. Heritier, B. Cirulnik, A. Naori, D. Vrignaud, M. Xanthakou. “Del incesto” Ediciones nueva visión. Buenos Aires, Argentina. 1994. Pag. 21.

[iii] Ibid. Pag. 23.

[iv] Sigmund Freud. “Trabajos de Metapsicología y otras obras” . En Obras completas. Tomo XIV. Amorrortu editores. Buenos Aires-Madrid. 2007. Pag. 131-133.

[v] René Girard. “El sacrificio”. Ediciones Encuentro. Madrid, 2012. Pag. 5.

[vi] Levi Strauss. “Las estructuras elementales de parentesco”. Ed. Paidos. Barcelona, 1969. Pag. 41.

[vii] Ibid. Pag. 59.

[viii] Victor Novoa. (Los límites imprecisos del incesto) . “El psicoanálisis ante la violencia”. Red Analítica Lacaniana. Ediciones de la noche. México. 2005. Pag. 154.

[ix] Se analizará un poco más la postura de víctima en  Cristo más adelante.

[x] Sigmund Freud. Trabajos de metapsicología y otras obras. Tomo XIV. Obras completas. Buenos Aires-Madrid. 2007. Pag. 129

[xi] En lo sucesivo se retomará esta parte de tomar postura, especialmente en la travesía edípica.

[xii] Jaques Derrida. “Dar la muerte”. Ed. Paidos. España. 2000. Pag. 62-63.

[xiii] Esto se abordará de tiempo en tiempo en el recorrido de este escrito.

[xiv] Sigmund Freud. “Trabajos sobre metapsicología y otras obras”. Tomo XIV. Obras completas. Buenos Aires, 2007. Pag. 294.

[xv] Cuando Durkheim estudio la vida religiosa de las sociedades primitivas, reconoció que estaban dominadas por las creencias que afirman una identidad sustancial entre el clan y el tótem epónimo. La creencia de esta identidad sustancial explica que las prohibiciones especiales que afectan la sangre considerada como símbolo sagrado y el origen de la comunidad mágico-biológica que une a los miembros de un mismo clan. Este temor por la sangre del clan es particularmente intenso en el caso de la sangre menstrual y explica por qué, en la mayoría de las sociedades primitivas, las mujeres son, en principio a causa de sus menstruaciones y luego de una manera más general, objeto de creencias mágicas y de prohibiciones especiales. Las prohibiciones que afectan a las mujeres y a su segregación, tal como se expresa en la regla de la exogamia, no serían otra cosa que la repercusión lejana de creencias religiosas que primitivamente no harían discriminación entre los sexos, pero que se transforman bajo la influencia que se establece, en la mente de los hombres, entre la sangre y el sexo femenino. Así, un hombre no puede contraer matrimonio en el seno de su propio clan, ello se debe a que si actuará de otra manera, entraría en contacto, o correría el riesgo de hacerlo, con esta sangre que es el signo visible y la expresión sustancial del parentesco con su tótem. (Levi Strauss, Pag. 54).

[xvi] Levi Strauss. “Las estructuras elementales de parentesco”. Ed. Paidos. Barcelona, 1969. Pag. 50.

[xvii] En el Municipio de Luvianos, que se ubica en la región X de Tejuplilco, Estado de Mexico. Colinda al Norte con Michoacan y al Sur con el Estado de Guerrero. En el tiempo actual algunos hombres fuera de la región y con el poder adquisitivo entran a buscar y comprar mujeres para tenerlas en matrimonio estipulando como razón que son físicamente bellas. Lo anterior no solo pasa en dicha región sino en diferentes en la República Mexicana. Aunque no sólo en México.

[xviii] Ibid. Pag. 69.

[xix] El alimento está impregnado de signos y peligros. Es la fuente de emociones más intensas, proporciona la base de algunas nociones más abstractas y de las metáforas del pensamiento religioso… para el primitivo el alimento puede transformarse en el símbolo de las más altas experiencias espirituales y en la expresión de las relaciones sociales más esenciales. (Strauss. Pag. 73). Por otro lado en el Ensayo del Don, Mauss cita el “Potlach” que quiere decir alimentar o consumir. Significa, lugar donde uno se sacia. Así lo reconoció como don y alimentos. (Mauss, Pag. 160).

[xx] Estos rituales y ofrendas en sacrificio de revisarán posteriormente.

[xxi] Levi Strauss. “Las estructuras elementales de parentesco”. Ed. Paidos. Barcelona, 1969. Pag. 74.

[xxii] Ibid. Pag. 81.

[xxiii] Levi Strauss. “Las estructuras elementales de parentesco”. Ed. Paidos. Barcelona, 1969. Pag. 82.

[xxiv] Sigmund Freud. “Totem y tabú”. Tomo 13. Ed. Amorrortu. Buenos Aires, 2007. Pag. 26.

[xxv] En el caso de la niña la vivencia de la sexualidad se desarrolla bajo otras condiciones que para este trabajo no se aboradarán.

[xxvi] Jacques Lacan. Seminario 4. La relación de objeto. Ed. Paidos. Buenos Aires, 2010. Pag. 202.

[xxvii] Victor Novoa. (Los límites imprecisos del incesto) “El psicoanálisis ante la violencia”. La Red analítica Lacaniana. Ediciones de la noche. México. 2005. Pag. 156

[xxviii] Ibid. Pag. 91

[xxix] Marcel Mauss. “Sociología y antropología. Ensayo sobre el don.” Editorial. Tecnos. Colección de ciencias sociales. Madrid. 1979. Pag. 160.

[xxx] Sigmund Freud. “Totem y tabú”. Tomo 13. Ed. Amorrortu. Buenos Aires, 2007. Pag. 31

[xxxi] Ibid. Pag. 145

[xxxii] Jaques Derrida, “De guerra y muerte”. Ed. Paidos. España, 2000. Pag. 66

[xxxiii] Marcel Mauss. “Sociología y antropología. Ensayo sobre el don.” Editorial. Tecnos. Colección de ciencias sociales. Madrid. 1979. Pag. 160.

[xxxiv] Se desarrollará una asociación entre esta pertenencia al grupo, las rivalidades, los castigos y los sacrificios en una parte sucesiva de este escrito en los mitos de Latinoamerica.

[xxxv] No solo hablamos de los intercambios económicos que nos anteceden sino también en los actuales. Hay familias donde el padrino da una cierta de cantidad de dinero con una frecuencia determinada en apoyo a la mejora en la calidad del ahijado o la ahijada.

[xxxvi] Marcel Mauss. “Sociología y antropología. Ensayo sobre el don.” Editorial. Tecnos. Colección de ciencias sociales. Madrid. 1979. Pag. 173.

[xxxvii] Ibid. Pag. 174.

[xxxviii] Rene Girard. “El sacrificio”. Ed. Encuentro. Madrid, 2012. Pag. 8.

[xxxix] El estudio sobre el análisis del sacrificio  de Cristo desde la propuesta de Girad se pretende desarrollar para un segundo tiempo del presente escrito.

[xl] Levi Strauss. “Mito y significado”. Alianza editorial Antropología. España, 2010. Pag. 9.

[xli] Levi Strauss. “Mito y significado”. Alianza editorial Antorpología. España 2010. Pag. 87.

[xlii] Gilles Deleze. El Anti-edipo”. Ed. Paidos. España, 2004. Pag. 44.

[xliii] Levi Strauss. “Mitológicas. Lo crudo y lo cocido”. Ed. Fondo de cultura económica. México. 1996. Pag. 14.

[xliv] Sigmund Freud. Trabajos sobre metapsicología y otras obras”. Tomo XIV. Obras completas. Ed. Amorrortu. Buenos Aires, 2007. Pag. 73.

[xlv] Ronald Chemama y Bernard Vandermersch. Diccionario de psicoanálisis”. Amorrortu Editores. Buenos Aires. 2010. Pag. 438.

[xlvi] Para este escrito no es la intención adentrarse el análisis del estadio del espejo. Solo se está presentando de manera breve.

[xlvii] Giles Deleuze. “El anti-Edipo” Ed. Paidos. España, 1985. Pag. 15.

[xlviii]  El Sacrificio humano en Mesoamerica. Ayer, hoy y mañana”. Guilhem Olivier y Loenardo López.  Coordinación Nacional de Arqueología del INAH. México. 2007. Articulo en Pdf. Pag. 21.

[xlix] Algunos antropólogos que han estudiado el tema como Michael Closs establece una relación metafórica entre cabeza y pene y escupitajo y esperma. “la decapitación como sustituto simbólico de la castración puede ser concebida a partir de una serie de ecuaciones simbólicas, algunas de las cuales ya han sido estudiadas por Closs como lo son: cabeza=pene, saliva=semen, sangre=semen, serpiente=pene, cabeza=pene=serpiente”. (La decapitación como símbolo de castración entre los mexicas y otros grupos mesoamericanos por Jaime Echeverría García y Miriam López Hernández).

[l] En el mito griego se hace referencia a la vagina dentada en diferentes relatos. Uno de ellos es sobre Cronos (Cielo), esposo de Gea (Tierra). Cronos le impone un coito ininterrumpido embarazándola en varias ocasiones sin poder parir hijos pues el falo de su esposo le tapa la vagina. Ella no puede parir sino hasta el momento en que su hijo más pequeño (Cronos), aún en el útero, corta de un mordisco el falo de su padre, liberando así la vagina de la madre. Urano es agredido desde el interior de su esposa, los dientes de cronos recuerdan el tema muy extendido de la vagina dentada. (Mujer y mito. Devereaux).

[li] Jaime Echeverria y Miriam López. Pag. 152.

[lii] En la castración positiva se busca que el órgano fecundador asimilado con la cabeza, fertilice la tierra, depositando su líquido vital en ella.

[liii] Jaime Echeverria y Miriam López. Pag. 148.

[liv] En el tantrismo la energía sexual puede ser sublimada debido a la consideración del líquido precioso y creador.

[lv] Michel Graulich en un estudio de los mitos del paraíso perdido, observa que en los mitos se habla de una falta original que causa un divorcio entre los creadores y las criaturas, entre el cielo y la tierra. Esta falta toma varias formas: el desgarramiento-violación del monstruo ctónico, el deseo de procrear sin autorización, el arrancamiento de una flor o fruto de un árbol prohibido, el matrimonio de los palos de fuego y finalmente, la expulsión de un pedernal del cielo.

Jessica Denise Hernández Labra

Licenciada En Psicología por la facultad de Ciencias de la Conducta de la Universidad Autónoma del Estado de México. Especialidad en clínica psicoanalítica Freud-Lacan, por la Red Analítica Lacaniana. Maestría en Saberes sobre subjetividad y violencia, por el Colegio de Saberes. Diez años de experiencia en el ámbito clínico y docente en algunas Universidades de la Ciudad de Toluca. Co-fundaora de Freud a la Letra y con una Publicación en co-particpación con Alma Barrera del libro ¿Qué es el cuerpo del niño para el psicoanálisis? en el año de 2016.