La transgresión no es la negación de lo prohibido,
Sino que lo supera y lo completa.
Georges Bataille
El mito desde esa parte de ficción provoca ciertos efectos a nivel simbólico que instan por repetirse en las historias individuales, familiares y por su puesto sociales. Dice Levi Strauss que “si el mito posee un origen individual, su producción y transmisión se hallan exigidas y determinadas socialmente, razón por la cual su consecuencia quedará indicada en su re-socialización”[1]. La narrativa del mito desde su construcción y transmisión evoca algo de lo inconsciente que se expresa en nuestras formas de relación, por algo Freud acudió al mismo para explicar algunos aspectos de subjetivación (aunque no solo). En este sentido la posibilidad de acudir a esas narraciones maravillosas protagonizadas por Dioses, héroes o personajes fantásticos ayuda a comprender en parte el sentido de ciertos fenómenos y en ello es importante destacar que dicha narrativa está fuera de un tiempo histórico, lo cual implica algún tipo de ruptura o quizás un acontecimiento, en palabras de Derrida, y Heidegger nos recordaría ese ser y tiempo. Con este breve antecedente me gustaría iniciar este escrito con una pregunta que lanzo de golpe, de golpe con esa idea de quiebre en aquello que acontece en lo social . ¿Qué proceso de desarrollo lleva el héroe que puede tener una serie de transformaciones que van de ser una figura admirada a ser un transgresor, luego a ser una víctima y finalmente terminar nuevamente en ser un héroe? Y, en este proceso, qué consecuencias tiene en lo social, aunque para hablar de consecuencias deberíamos regresar a las causas, desde aquel momento de ruptura del deseo mimético donde lo que acontece justo como lo demostró Girard es un momento fundacional en la cultura. En este sentido, el discurso mítico, religioso y antropológico dan luces a una ideología y pensamiento pre-racional en torno a la experiencia trágica, donde el símbolo y lo sagrado es lo que trasciende.
Bajo este orden de ideas, recordamos entonces que Levi Strauss acude al estudio de los mitos de algunas sociedades como las Africanas o las tribús de Brasil. Y lo hace pues reconoce la importancia del pensamiento primitivo, que lo describe como desinteresado e intelectual[2]. Así, el hombre se hace a la ilusión de comprender el universo. El problema se resuelve con el mito de manera que pareciera que se pierde la diferencia entre historia y mito, así como entre vida y pensamiento. Dirá Levi Strauss: “los aspectos de los real que nos parecen irreductibles como el pensamiento y la vida, o la vida y la materia inanimada, representan eslabones de una cadena que han sido unidos unos con otros por eslabones intermediarios, siempre, sin embargo, detrás de nuestras espaldas”[3]. En el texto del Malestar en la cultura, Freud habla de los procesos de transición de la vida animal en diferentes periodos y dice: “Por regla general los eslabones intermedios se han extinguido, y solo por reconstrucción los reconocemos, en cambio en el ámbito del alma es frecuente la conservación de lo primitivo junto a lo que ha nacido de él por transformación”[4] Y llega a un punto sumamente importante, donde específica que: “Una porción cuantitativa de una actitud, de una moción pulsional, se ha conservado inmutada, mientras que otra ha experimentado el ulterior desarrollo”. De manera que lo que se vivienció en la vida anímica no queda sepultado sino que resurge en las condiciones favorables para ello.
Con lo anterior, se diría que el recorrido etnográfico de Levi Strauss, esclareció algunas condiciones de las formas de parentesco, la prohibición del incesto y la lógica de intercambio y para hacerlo como sabemos recurrió en algún momento a los mitos. Así reconoció una propiedad colectiva interna de las sociedades que modela para cada una de ellas un determinado dispositivo de acontecimientos, analizando entonces los símbolos y la intersubjetividad que se encuentra en su razón social. De este modo descubrió que el parentesco es un lenguaje en que se expresan las relaciones políticas y territoriales. En Freud reconoceríamos que la vida anímica tiene ese entramado que va de lo animal y de lo pulsional a lo social que tendrá siempre el eje de la Ley.
En este sentido, entremos un poco más hacia el terreno del mito, Girard, en el texto de Chivo expiatorio muestra un análisis sumamente interesante sobre el mito, lo social y su violencia. Él reconoce que el mito supone la descripción de una crisis social y cultural que implica tres estereotipos; uno, que es una indiferenciación generalizada; dos, crímenes indiferenciadores; tres, la designación de los autores de esos crímenes como poseedores de signos de selección victimaria, esas marcas paradójicas de indiferenciación y como un cuarto estereotipo podríamos decir, presente en toda la escena, seria la violencia. Haciendo está metáfora de la escena entonces podemos reconocer la figura de un héroe, de un conflicto o crisis, de una victima y del fenómeno de la persecución, todo esto acompañado de una pieza musical que provoca y evoca en el espectador. En este juego de palabras, no podríamos dejar de recordar la relación que estudio Strauss entre el mito y la música con las grandes posibilidades de encuentro entre ambas. Y justo aquí sería oportuno recordar el trabajo de Hugo Francisco Bauza, en el mito del héroe, donde estudia básicamente la morfología y semántica de la figura del héroe y dice: “Los héroes tienen en común el hecho de ser transgresores, de encaminar sus acciones a traspasar el umbral de lo prohibido, de ir más allá de los límites impuestos por la sociedad; participan también de la circunstancia promisoria de estar regidos por la ilusión, de querer ordenar el mundo inarmónico y de lanzarse para ello a una aventura que constituye un viaje hacia lo ignoto, por lo que, muchas veces, sucumben de manera trágica”[5].
Dicho esto me gustaría detenerme por el momento en dos puntos: el primero hace alusión a el concepto de indiferenciación. Si recordamos el proceso de las primeras formas de relación, que fue de lo endogámico a lo exogámico. Se puede reconocer que el linaje tenía la posibilidad de modificarse gracias a las relaciones exogámicas. La diferencia se posibilitaba entonces bajo la exogamía. En el libro del Incesto, Francoise Heritier refiere que “La prohibición del incesto no es otra cosa que una separación de lo mismo, cuya acumulación, por el contrario es temida y nefasta”[6]. En un estudio que hace E.M. East, en trabajos de reproducción del maíz, encontró que la creación de un linaje endogámico tiene como primer resultado un periodo de fluctuaciones, donde las variaciones van disminuyendo con las reproducciones sucesivas hasta desembocar en un tipo constante y variable. Las relaciones endogámicas posibilitarían entonces la transmisión de lo idéntico. Lo que como bien sabemos correspondía a la creencia de conservar un linaje y por añadidura una idea de inmortalidad. En esta última palabra me detengo para estudiarla por dos vías. La primera hace alusión a un aspecto que se estará trabajando en lo sucesivo del presente escrito, es sobre la forma tan extraordinaria que descubrió Strauss en la obertura de las Mitológicas, a la cual decir obertura, ya tiene un sentido[7], él plantea que el mito, el ritual y la música tienen una estrecha relación. De este modo la estructura del mito, así como la de la música, tienen la genialidad de suprimir el tiempo. “Por debajo de los sonidos y los ritmos de la música opera en un terreno bruto, que es el tiempo fisiológico del oyente; tiempo irremediablemente diacrónico, por irreversible, del cual, sin embargo, transmuta el segmento que se consagro a escucharla en una totalidad sincrónica y cerrada sobre sí misma. La audición de la obra musical, ha inmovilizado así el tiempo que transcurre; como un lienzo levantado por el viento, lo ha atrapado y plegado. Hasta el punto que escuchando la música y mientras la escuchamos, alcanzamos una suerte de inmortalidad”[8]. En el mito los esquemas conductores se simplifican y transforman en una serie de movimientos prospectivos y retrospectivos que son sucesivos y simultáneos en poblaciones antiguas y contemporáneas. La música al igual que el mito supera la antinomia de un tiempo histórico y consumado. “El mito opera a partir de un doble continuo: uno externo, cuya materia esta constituida en un caso por acontecimientos históricos o creídos tales, formando una serie teórica ilimitada de donde cada sociedad extrae para elaborar sus mitos un número restringido de acontecimientos pertinentes; y en el otro caso de la serie igualmente ilimitada de los sonidos físicamente realizables, de donde cada sistema musical saca su gama”. [9] Las unidades del mito y las unidades de la música están en el mismo terreno, provocando, evocando y continuando. Así, al pensamiento mítico siempre le queda algo por realizar, lo mismo que a la música y por su puesto también a los ritos que son interminables. En este punto recordamos la definición que Durkheim dio al rito como un recurso imprescindible de la cohesión social. Con lo anterior, se reconoce que el ritmo, el sonido, el relato, el pensamiento, el recuerdo, el tiempo, son elementos en los que las idas y vueltas siempre tendrán un movimiento. Ahora bien, si entremezclamos lo dicho sobre indiferenciación y diferencia, unión y separación tanto en lo individual como en lo social podemos recuperar lo trabajado por Durkheim en el análisis que hace sobre el culto y su celebración para entrar al terreno de los ritos, donde primero reconoce que la religión se compone de un conjunto de creencias sobre lo sagrado y que éstas creencias se propagan y reproducen en los rituales, formados por configuraciones de la interacción social. Y cuando desarrolla el estudio del rito hace alusión a que tiene tiene por objetivo llevar a cabo un estado de separación con los seres sagrados. “Los ritos tienen por función prevenir mezclas y acercamientos indebidos, impedir que uno de los dos ámbitos invada al otro”[10]. Así, Durkheim específica que el culto tiene un doble aspecto: uno negativo y otro positivo. El primero se refiere a los actos rituales donde lo profano no debe tocar lo sagrado. “El hombre no puede aproximarse íntimamente a su Dios cuando aún lleva en él las marcas de su vida profana; e inversamente no puede volver a sus ocupaciones usuales cuando el rito acaba de santificarlo” [11]. En este sentido la interdicción religiosa implica necesariamente la noción de lo sagrado; proviene del respeto que inspira el objeto sagrado e incluso hay palabras y sonidos que tienen el mismo carácter. No deben estar en boca de los profanos ni llegar a sus oídos. Existen cantos rituales que las mujeres no deben oír por pena de muerte. Por ejemplo pueden percibir el ruido del bull-roarers[12], pero solo a distancia. En el caso del culto positivo se habla de un proceso de depuración y ascetismo que en la experiencia de abstinencias, silencio, ayunos y vigilias posibilitará una especie de acercamiento a lo sagrado que se muestra en rituales de iniciación, unciones y bendiciones. En este sentido, se podría expresar lo siguiente: en el ritual hay un proceso de separación y unión con lo sagrado. En lo mítico hay también un proceso de unión y separación con los dioses. Unión, separación y tiempo, en lo individual, en lo religioso, en lo mítico y en lo social. Y hablando de ello, dice Durkheim, “La vida religiosa y la vida profana no pueden coexistir dentro de las mismas unidades de tiempo. Es pues necesario asignar a la primera días o periodos determinados en lo que se retiren de todas las ocupaciones profanas”. [13] Aquí, un punto sumamente interesante, dentro del tiempo del proceso ritual al igual que el mito, existe un quiebre del tiempo. Ese instante que reconoció Nietzche, donde lo Apolineo y lo Dionisiaco se encuentran, y que en Bataille sería la experiencia interior: “Es preciso vivir la experiencia, no es accesible fácilmente e incluso, considerada desde afuera por la inteligencia, sería preciso ver en ella un conjunto de operaciones distintas, unas intelectuales, otras estéticas, otras finalmente morales, y se haría preciso retomar de nuevo todo el problema. Solo desde dentro, vivida hasta el trance, aparece uniendo lo que el pensamiento debe separar. Pero une no menos que estas formas – estéticas, intelectuales, morales- los contenidos diversos de la experiencia pasada (como Dios y su pasión) en una fusión que no deja fuera más que el discurso por el que se intento separar esos objetos (haciendo de ellos respuestas a las dificultades de la moral). la experiencia alcanza finalmente, la fusión del objeto y el sujeto, siendo, en cuanto sujeto, no saber y, en cuanto objeto, lo desconocido”[14]. Así Bataille expresa la experiencia mística.
Dentro de la religión Judeo Cristiana también encontramos que se le da un lugar al proceso de depuración. En la biblia tanto en el antiguo como en el nuevo testamento se hace alusión a ello. Para este momento me gustaría citar en las Cartas de la cautividad[15], en Efesios 4, ver. 1-8: “Yo, el prisionero de Cristo, les exhorto, pues, a que se muestren dignos de la vocación que han recibido. Sean humildes y amables, sean comprensivos y sopórtense unos a otros con amor. Mantengan entre ustedes lazos de paz y permanezcan unidos en el mismo espíritu: un solo cuerpo y un mismo espíritu, pues ustedes han sido llamados a una misma vocación y una misma esperanza. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está por encima de todo, lo penetra todo y está en todo”[16] y un poco más adelante dice: “Les digo, pues, y con insistencia les advierto que en el Señor, no imiten a los paganos, que se mueven por cosas inútiles. Su inteligencia esta en tinieblas; su ignorancia y su consciencia ciega, los mantienen apartados de la vida de Dios. Después de perder el sentido moral se han dejado llevar por el libertinaje y buscan con avidez toda clase de inmoralidad”[17]. El evangelio de Juan y Pablo hablan de una recreación del mundo. Para el caso de Pablo, su vida como apóstol convertido al cristianismo y entonces evangelizador, paso por esos momentos de ser escuchado y reconocido junto con otros hombres de aquel tiempo como Pedro, Lucas y Bernabé. Pero también fue perseguido, maltratado y encarcelado. Pese a lo que no desistió de predicar la palabra en la fe en Cristo siguiendo sus visiones y aquellos misterios que le eran revelados. Algunos en sueños y otros, quizás desde algunas experiencias místicas[18]. Aquí, me gustaría resaltar cuatro aspectos. Jugando un poco con las palabras, cuatro aspectos, cuatro puntos, cuatro momentos, como en la música. El primero tiene que ver con la figura de héroe, en el caso de Pablo, fue héroe desde lo que se esta estudiando en este trabajo, pero también fue víctima, para algunos Judíos fue transgresor y por ende víctima. En diversos momentos fue prisionero y fue también salvado. Fue incluso castigado con la pena de muerte. Estos movimientos los encontramos, para el caso de la religión Judeocristiana con diferentes hombres: Moíses, Job, Abraham y por su puesto Jesús. Después de Jesús algunos apóstoles, como lo es el caso de Pablo, quien no compartió momentos del lado de Jesús, pero se convirtió a la fe después de una experiencia mística. Como decía Hugo Bauza en ese traspasar el umbral de lo prohibido. Aquí lo mítico, la religión y lo social se cruzan si se puede expresar de ese modo. El segundo punto es recordando a Girard con el análisis del mito, en lo mencionado líneas arriba. Los crímenes indiferenciadores y la designación de los autores de esos crímenes como poseedores de selección victimaria, en su afinidad de culpable con la crisis y con la violencia. Decía Girard en el libro del chivo expiatorio, así se actúa destruyendo a la víctima y excluyéndola de la comunidad. En el tercer punto que se señala en las cartas hace alusión al ritual, ese momento de unión con la divinidad que es nombrado también en Juan con el bautismo. Los rituales de unión con la divinidad y de iniciación que aparecen en relatos de la biblia Judeocristiana pero también en diversos rituales de otras religiones. Y para hablar del último punto, retomo rituales y música. En el ritual el símbolo, la palabra y el sonido se unen en una experiencia que provoca y evoca, que une y separa. Y quizás con este lenguaje musical en una octava mayor, con la intención de tener una experiencia interior desde lo dicho por Bataille.
Para este momento y de manera breve, me gustaría detenerme en los rituales. Por un lado, recordemos algunos instrumentos como el shofar[19], que se utiliza en los rituales de la sinagoga de fiestas judías, un shofar, un cuerno de carnero que emite sonidos celebres y valiosos en las ceremonias.
Theodor Reik en un artículo del Shofar hace un estudio detallado sobre el ritual. Su trabajo inicia con una exploración sobre el origen de la música en los pueblos primitivos, así como el enlace de la misma con dioses y semidioses, descubriendo que con el ruido se pretendía llamar la atención de la divinidad y llega al shofar al que identifica como único instrumento primitivo que aún forma parte del rito del judaísmo. Reik señala también que el sonido del Shofar puede ser comparado con el bullroaerer, que es otro instrumento que utilizan algunas tribus australianas y que emite un sonido como un ronquido que se parece al ronquido de un buey, a su vez lo hace equivaler con otros pasajes del texto bíblico que lo llaman el bramido de Dios. Entonces, “la función del shofar entra en acción en ciertos momentos periódicos que se presentan a primera vista como renovaciones del pacto de alianza”, es así que el shofar es presentado como una rememoración del pacto, esa remembranza del instante.
En un antes y un después, en unión y separación, el sonido rompe el tiempo.
En México, además de los rituales religiosos, existen ritules que vienen de la época prehispánica y algunos, de hecho, que después de la conquista se transformaron. Como lo es hoy la danza de los concheros[20], danza de nuestro patrimonio cultural, danza azteca, que inicia con un saludo a los cuatro puntos cardinales, que corresponden a los cuatro lugares donde los concheros van a realizar su conquista y a demostrar su fe en la cruz. Dichos lugares corresponden a cuatro iglesias y cuatro vientos. El primer viento representa conquistar el ánima de San Lucas, el segundo el ánima de San Mateo, el tercero el ánima de San Marcos y el cuarto el ánima de San Juan. Los cuatro santuarios en la ciudad de México han sido sitios sagrados desde la época prehispánica: Amecameca al Oriente, Peregrinación en miércoles de ceniza, Chalma al Sur, La Virgen de los Remedios al Occidente y la Villa de Guadalupe al Norte. Los instrumentos musicales como parte importante en la ejecución de las danzas son considerados armas de conquista, con ellos los concheros hacen su viaje para conquistar nuevos integrantes que adoren, ya sea a la Virgen o al Santo al que está dedicada su misa. En el caso de la Mandolina es un instrumento de cuerdas de origen español, pero el instrumento se fabrica en México con un caparazón de armadillo. Incluye también un caracol, que es un instrumento de aliento, que representa la fertilidad, la vida y la creación. Suele relacionarse con el Dios Tlaloc que antiguamente era la divinidad del agua y de la lluvia. Este instrumento es utilizado para invocar y pedir permiso a los cuatro vientos. En la cosmogonía Mexica el caracol se vincula con la luna en su lado masculino y con la fertilidad, ya que el caracol proviene del agua. También se asocia con el Dios Ehecatl que representa al elemento aire, el cual entra al cuerpo para alimentarlo de manera espiritual. El ayoyote y las sonajas son instrumentos que acompañan la danza. Se amarran a los tobillos y a las muñecas de los danzantes. El sonido que representan es el de la víbora de cascabel y el de la lluvia. Y finalmente el huehuetl que es un instrumento de percusión que impulsa el ritmo de las danzas: simboliza el latido del corazón. Es un tambor vertical con un perche de piel que antes era de venado o jaguar, tiene tallada la imagen de algún animal o uno de los cuatro elementos: agua, fuego, tierra o aire. En la danza de los concheros hay un momento muy importante que es nombrado velación; es en la noche y se hace dentro de un espacio privado que puede ser una iglesia o un altar. Se trata de una ceremonia en honor a los santos y las ánimas fundadoras, guardianes y conquistadores de los cuatro vientos, que serían las almas de los capitanes, generales muertos y otros espíritus poderosos que son llamados para dar fuerza y protección a quienes los están convocando. Un ánima para los concheros es aquella que en vida fue un pecador y después de su muerte, por un milagro se convierte en santo. Así, encontramos en este ritual la pasión, la conquista y la limpia. Lo cual tiene relación con la pasión, muerte y resurrección de Jesús.
Con lo anterior se reconoce que el ritual rememora, simboliza, revive. Quizás su función es disminuir la violencia y posibilitar la unión con la divinidad y con la comunidad. Solo que aún con los rituales, aún con la cultura y la ley, la violencia persiste porque tal vez no se trata de que no suceda sino que pueda expresarse de otras formas. Habría que pensar en cuáles.
Ahora bien, me gustaría regresar a la idea de lo idéntico, pero ahora desde el ámbito psicoanalítico. Si recordemos lo trabajado por Freud, en “Pulsiones y destinos de pulsión”, donde recupera parte de lo que ha desarrollado en Introducción al narcisismo y la constitución de un sujeto, dice: “La pulsión no actúa como una fuerza de choque momentánea, sino siempre como una fuerza constante, puesto que no ataca desde afuera, sino desde el interior del cuerpo”[21]. Líneas más adelante dirá: “Hallamos la esencia de la pulsión en sus caracteres principales, a saber, su providencia de fuentes de estímulo en el interior del organismo y su emergencia como fuerza constante, y de ahí derivamos uno de sus ulteriores caracteres, que es su incoercibilidad por acciones de huída”[22]. Poco después en el mismo escrito dice: “La oposición entre yo y no yo (afuera), sujeto- objeto , se impone tempranamente al individuo, por la experiencia de que puede acallar los estímulos exteriores mediante su acción muscular, pero está indefenso frente a los estímulos pulsionales. Así, el mundo exterior se le descompone en una parte de placer que él ha incorporado y en un resto que le es ajeno y del yo propio ha segregado un componente que arroja al mundo exterior y siente como hostil”.[23] De este modo, el recién llegado al mundo tiene ese gesto de separación a la sobre-presencia del otro, lo que le permitirá salvaguardarse de aquella violencia invasiva y diferenciarse de ese Otro. En el caso de Pereña lo describe de la siguiente manera: “La violencia es el acontecer mismo del sujeto. La violencia se corresponde con el carácter traumático del nacimiento del sujeto. Ese carácter traumático no es una categoría, ni mucho menos una leyenda, sino un acontecimiento, un acontecer violento porque el recién nacido queda expuesto al otro y su merced, indefenso, de modo que a penas podrá orientarse para su conservación”[24]. Con lo anterior, se puede decir entonces que eso del orden de lo idéntico no puede soportarse y provoca un quiebre, una ruptura tanto a nivel personal como a nivel social. Y hablando de lo social, recordemos que la prohibición del incesto puso límite a ese tiempo de no diferenciación en las estructuras de parentesco. El estudio al tema del incesto ha permitido distinguir los momentos de quiebre, de ruptura y transgresión, pero por su puesto también ha posibilitado un análisis detallado de los momentos fundacionales de la cultura, donde traemos nuevamente conceptos tan amplios y vitales como lo son el sacrificio, la víctima y el chivo expiatorio. Ese chivo expiatorio que en palabras de Girard pagará por esa violencia acumulada, para permitir un nuevo orden y un proceso de transformación que se mantiene durante un tiempo hasta que surge otra ruptura y entonces será necesario que se encuentre a nuevas víctimas para nuevamente continuar un siguiente periodo de cambio: y así, sucesivamente, igual que el mito, igual que el ritual e igual que la música, no cesan de terminar, en un fuera del tiempo y en un acontecimiento, para decirlo Derrida.
Para continuar este escrito, e ir entrelazando un tema con otro, será prudente ahora revisar la figura del héroe y sus posibilidades de transformación. En el texto del malestar en la cultura, para hablar de aquello que en la vida anímica no ha sido sepultado Freud recurre a citar a la antigua “Roma Quadrata, un recinto cercano sobre el palatino. A la que le siguió la fase del Septimontium, reunión de los poblados sobre las colinas y después la ciudad circunscrita por la muralla del Servio Tulio, y más tarde luego de todas las transformaciones del periodo republicano y de los primeros tiempos del Imperio, la ciudad que el emperador Aureliano rodeo con sus murallas”[25]. De manera que un visitante que tuviese los conocimientos de historia de la ciudad podría ver todo ello en la nueva Roma, así, se conserva el pasado, y el pasado pervive en el presente. Lo mismo que en el mito, el rito y por su puesto la música. Con lo anterior, Freud reconoció cuan lejos estamos de dominar las peculiaridades de la vida anímica. Quizás como bien lo expreso, hay circunstancias que en lo anímico se reviven bajo las condiciones favorables para ello, no en otros casos donde la sensación no se activa. Aquí nuevamente alude a las cantidades de energía y bajo este orden de ideas, tanto en lo individual como en lo social, algo puede rememorarse. Y hablando de rememorase, recordemos que en el caso del incesto, Freud reconoció que las subrogaciones del objeto incestuoso persisten en la vida de los individuos a pesar de la represión. Y de aquí damos un pequeño salto para analizar nuevamente la figura del heroé. Vayamos un poco a lo que se dijo líneas arriba sobre el sentimiento de desvalimiento infantil, es un momento de indefensión que coloca al sujeto en ese estado de vulnerabilidad y de violencia, justo como lo plasmo Freud: es de aquella experiencia de donde deriva la añoranza al padre y por tanto el origen de la actitud religiosa. En el escrito sobre la novela familiar del neurótico, analiza esas imaginerías en los niños para elegir a padres con mayor fortuna y atributos, lo que se demuestra en los juegos, en las fantasías que construye, pero también en los sueños. Y llega al punto de nombrar eso que sucede por esa época cuando el varón reclama al héroe fantaseado (El padre) de no ser su padre legítimo ni para él ni de sus hermanos. En todo este proceso simbólico, en otro momento, aceptará la legitimidad del padre. Sin embargo, algo quedará ahí, (esa falta con la figura del padre) como esa parte material, humana e imperfecta del padre. Por lo que se buscará a un padre espiritual que desde su inmenso poder pueda proteger al hijo de aquellos conflictos o situaciones a las que esta expuesto y ahí podemos ver nuevamente el origen a la explicación de la religión.
Con lo anterior, puede decirse que así como el individuo paso de un proceso de constitución subjetiva donde los primeros objetos de amor y de identificación formaron parte de una figura heroica que se transformó al paso del tiempo; también a nivel de la historia han existido tales procesos de búsqueda hacia una figura heroica que se ha plasmado en los ideales, ya sea desde las figuras ideales hasta la religión. Del yo ideal al ideal del yo, En psicología de las masas Freud dice que: “Nuestro yo desarrolla una instancia que se separa del resto del yo y puede entrar en conflicto con él. La llamamos el ideal del yo, y le atribuimos las funciones de la observación de sí, la conciencia moral, la censura onírica y el ejercicio de la principal influencia en la represión”[26]. Un año más tarde, en el texto del yo y el ello refiere: “El ideal del yo, herencia del complejo de Edipo y así expresión de las más potentes mociones y de los más importantes destinos libidinales del ello. Mediante su institución, el yo se apodera del complejo de Edipo y simultáneamente se somete, él mismo, al ello. Mientras que el yo es esencialmente representante del mundo exterior, de la realidad, el superyo se le enfrenta como abogado del mundo interior, del ello”[27] . De este modo, este ideal del yo tiene un proceso de crisis que lo antecedió para llegar a un momento de reconciliación en ese yo dividido que ahora reconoce la ley desde dentro. Recordando el mito del padre totémico, fue el padre quien tuvo más poder cuando ya muerto devino de dentro de los hijos, entonces su ley se vuelve un imperativo categórico. Así, de la figura del héroe y la figura del padre a la figura de otro héroe desde el ideal del yo, por ejemplo en la religión se sostiene a un padre interno que da porvenir a una ilusión.
Finalmente para ir cerrando el presente escrito, que da para seguir desarrollando una serie de elementos importantes a la figura del héroe y el estudio del mito, me gustaría retomar finalmente dos últimos aspectos. El primero hace alusión nuevamente al ritual, pero ahora sobre el dolor. Cuando Durkheim habla del proceso de depuración integra un elemento que va inmerso en esa experiencia. “Las abstinencias y las privaciones no dejan de conllevar sufrimientos. El apego por el mundo profano está en todas las fibras de nuestra carne; nuestra sensibilidad nos vincula a él, de él depende nuestra vida. El dolor es una condición necesaria, a tal punto que se ha llegado a considerar que constituye por sí mismo una especie de rito”[28]. Así, al parecer, para depurarse no solo decimos que tiene que ver con abstenerse a ciertas cosas mundanas sino también en algunas tribus y religiones provocarse suplicios y torturas en nombre de dicha depuración. Esto podemos relacionarlo tanto con figuras míticas como religiosas, en los mitos Edipo, Aquiles, Prometeo, entre otros. En la religión: Job, Abraham, Moíses, Jesús, Pablo, entre otros. Al parecer es necesario tener una vida adversa y de dolor para ser un héroe, luego víctima, y luego héroe. Pero para cerrar me detengo en la figura de Jesús bajo el análisis de Girard. En el texto del sacrificio él refiere: “Jesucristo desenmascara y rompe el mecanismo del chivo expiatorio que sacraliza la violencia, haciéndose él la victima inocente de toda la violencia. El sacrificio de Jesús no sirve para aplacar la cólera divina, sino más bien para aplacar al hombre y hacerle desistir de su hostilidad contra Dios, contra el prójimo y contra sí mismo. El mensaje de Cristo contiene un mensaje formidable para el mundo de hoy, inaugurando un nuevo tipo de victoria que no consiste en hacer víctimas sino en hacerse víctima”[29]. Bajo el análisis de Girard a la figura de Jesús, fue una víctima activa, una víctima de tomo la decisión de serlo en nombre del amor al prójimo. Y justo ahí una ruptura en el tiempo. Así culmina una vida de amor y servicio a los hombres. Aunque también de obediencia al padre desde de una postura activa y no pasiva de la víctima.
Para cerrar si relacionamos lo dicho anteriormente sobre el tema del dolor, desde la perspectiva estudiada por Freud, en el escrito de el problema económico del masoquismo, del año de 1924: Propone la distinción a tres tipos de masoquismo: Erogéno, femenino y moral. En términos generales para el caso de los dos primeros se habla de cantidades de energía y de una postura pasiva. Pero en este momento me interesaría resaltar el masoquismo moral. Como heredero del Edipo e introyectando esas figuras de autoridad. “La condición inconsciente del masoquismo moral nos pone sobre una pista interesante. Podríamos traducir la expresión sentimiento inconsciente de culpa por necesidad de ser castigado por un poder parental. Ahora bien, sabemos que el deseo de ser golpeado por el padre, tan frecuente en fantasía, está muy relacionado con otro deseo, el de entrar con él en una vinculación sexual pasiva (femenina), y no es más que la desfiguración regresiva de éste último….. mediante el masoquismo moral, la moral es resexualizada, el complejo de Edipo es reanimado y se abre la vía para una regresión de la moral al complejo de Edipo”. Así, en este masoquismo moral, para provocarse el castigo, el masoquista hace cosas inapropiadas, trabajando así en contra de su beneficio y de su existencia. Ante lo cual debe ser castigado por él mismo en esa reversión del sadismo hacia la persona propia. Esto último que se esta mostrando sobre la conciencia moral sería lo opuesto a la figura de víctima activa que ejerció Jesús. El mensaje que trato de dar, bajo el análisis de Girard, fue trascender esa idea de la religión, ya no desde lo trasmitido en el antiguo testamento con una figura de padre tirante sino en una obediencia activa, para distinguir esa otra forma de consciencia moral que no termina en ese sadismo vuelto hacia la persona propia sino más bien a un acto de responsabilidad y compasión.
Dicho lo anterior, habrá que pensar en lo que está detrás de esta figura del héroe y en sus procesos de transformación, para analizar el acto de transgresión y violencia así como el acto de depuración, en todo esto y en medio de esto podríamos encontrar las historias de incesto.
Referencias
[1] Levi Strauss. Mito y significado. Antropología, Alianza editorial. Madrid, 2010. Pag. 9.
[2] Un pensamiento desinteresado, es decrito como aquellos que son movidos por una necesidad o deseo de comprender el mundo que los circunda, su naturaleza y la sociedad en que viven. Por otro lado responden a este objetivo por medios intelectuales, exactamente como lo hace un filósofo o incluso un científico. Decir que un pensamiento es desenteresado, o sea, que se trata de un modo intelectual de pensar. Así, intenta comprender por medios diminutos y económicos al universo. El mito fracasa en su objetivo de proporcionar al hombre un mayor poder material sobre el medio. A pesar de todo le brinda la ilusión, extremadamente importante de que él pude enteder el universo y de que, de hecho, él entiende el universo. (Mito y significado, Levi Strauss. Pag. 40-41)
[3] Levi Strauss. Mito y significado. Antropología alinza editorial. Madrid 2010. Pag. 50
[4] Sigmund Freud. “El porvenir de una ilusión y el malestar en la cultura”. Obras completas. Ed. Amorrortu. Pag. 69.
[5] Hugo Francisco Bauzá. “El mito del héroe”
[6] Heritier, Cyrulnik, Naouri, Vrignaud y Xanthankou. “Del incesto” Ediciones Nueva Visión. Buenos Aires. 1994. Pag. 8
[7] Obertura: Es una forma musical de carácter instrumental que se utiliza como preludio o entrada de una obra de grandes dimensiones, ya sea una ópera, un oratorio, un ballet. Aunque también puede ejecutarse como obra independiente en los conciertos.
[8] Levi Strauss. “Mitológicas. Lo crudo y lo cocido I” Fondo de cultura económica”. México. 1996. Pag. 25
[9] Ibid
[10] Émile Drukheim. “Las formas elementales de la vida relisgiosa” Fondo de Cultura Económica. Mexico. 2012. Pag. 349
[11] Ibid. Pag. 359
[12] Bull-roarers: Es una placa de madera, hueso, metal o pizarra de forma oval o romboide atada por uno de sus extremos a través de un orificio a una cuerda, con la cual se le da vueltas como si fuera una honda y de esta forma emite un sonido profundo y característico dependiendo del tamaño de la placa: las más grandes producen un sonido más grave y profundo; con las más pequeñas el sonido baja de intensidad y se agudiza. Este sonido ha sido a lo largo de miles de años considerado sagrado por numerosas culturas. Se han encontrado restos arqueológicos que demuestran su uso también en toda Europa. En España parece ser que algunos pastores la usaban para ahuyentar a los lobos. Es conocida y utilizada sobre todo por los aborígenes de Australia en rituales de iniciación de los varones: su uso por parte de las mujeres o no iniciados está totalmente prohibido, incluso observar el ritual o la churinga. En inglés se le denomina “bullroarer”.
[13] Émile Drukheim. “Las formas elementales de la vida relisgiosa” Fondo de Cultura Económica. Mexico. 2012. Pag. 358
[14] Gerges Bataille. “La experiencia interior” . Ed. Taurus. Madrid, 1986. Pag. 19.
[15] Se reunen bajo el título de las cartas de la cautividad las siguientes: Efesios, Filipenses, Colosenses, Filemón. Fueron escritas por Pablo prisionero. Pablo fue detenido varias veces, pero si se habla de un encarcelamiento, podría referirse a dos ocasiones precisas, mas una semiprisión. La primera fue en Éfeso, con toda probabilidad en el año 56; entonces envió a los filipineses una carta sobre cuya autenticidad no han surgido dudas. Luego Pablo estuvo dos años completos en la fortaleza de Cesarea donde fue llevado a Roma. Allí se habla de una “semicautividad”, es decir, la dentención en un domicilio privado. Al cabo de dos años con toda probabilidad Pablo fue absuelto.
Con bastante exactitud se puede afirmar que Pablo fue ejecutado entre los años 64 y 66, con ocasión de la gran persecusión de Nerón. Pablo escribió en Cesarea en los años 58-60 las cartas de los Efesios, los Colosenses y a Filemón.
[16] La Bibilia Latinoamericana. Editorial Verbo divino. Madrid, 2005. Pag. 400.
[17] Ibid. Pag. 401
[18] Los inicios de la vida de San Pablo comienzan con una experiencia que en palabras de Bataille sería la experiencia interior. Los jefes de los sacerdotes de Israel le confiaron la misión de buscar y hacer detener a los partidarios de Jesús en Damasco, pero camino a esta ciudad Saulo (Pablo) fue objeto de un modo inesperado de una manifestación prodigiosa del poder divino: deslumbrado por una misteriosa luz, arrojado a tierra y cegado, se volvió a levantar convertido ya en la fe de Cristo, según el relato de los hechos de los apóstoles y las epístolas de Pablo, el mismo Jesús se le apareció, le reprocho su conducta y lo llamo a convertirse en el apóstol de los gentiles (es decir de los no Judíos) y a predicar entre ellos su palabra. Algunos han considerado a San Pablo, auténtico fundador del Cristianismo.
[19] Theodor Riek refiere que el Shofar se hacía sonar tanto en la coronación de un rey o por la proclamación de una ley como por la muerte de un rabino importante. También se usaba como señal de alarma pero su uso se fue restringiendo hasta que actualmente se toca únicamente en dos fiestas religiosas: El RoshHashaná (año nuevo Judío y también el día del juicio) y el YomKipur (Día de la expiación o del perdón). Estos días marcan el inicio y el fin del tiempo en el que Dios juzga al mundo y decreta lo que sucederá en el transcurso del nuevo año.
Reik destaca la intensa emoción que el sonido del shofar despierta en quienes lo escuchan y se pregunta porque conmueve tanto a los que lo oyen. El Talmud asocia el instrumento con el sacrificio de Issac por parte de su padre Abraham, y en diversos lugares, así como en el oficio litúrgico de la mañana del día del año nuevo se revela la idea de que el sonido del shofar se usa como medio para convencer o aplacar a Dios y conducirlo a la misericordia. (En Silva Grasses. “El ritual. Estudio psicoanalítico de los ritos religiosos, 2008)
[20] Elvia Hernández, Alma Santiago, Lauro Alba, Carla Becerril, Norberto Zamora. “Danzas concheras”. Instituto Nacional de los Pueblos Indigenas. Mexico. 2019.
[21] Sigmund Freud. “Trabajos de Metapsicología y otras obras” . En Obras completas. Tomo XIV. Amorrortu editores. Buenos Aires-Madrid. 2007. Pag. 114
[22] Ibid. Pag. 115
[23] Ibid. Pag. 128,133
[24] Francisco Pereña. De la violencia a la crueldad” . Editorial sínteisis. Pag. 22
[25] Sigmund Freud. “El porvenir de una ilusión y el malestar en la cultura”. Obras completas. Ed. Amorrortu. Pag. 70
[26] Sigmund Freud. Obras completas. “Mas allá del principio del placer. Psicología de las masas y análisis del yo””. Tomo XVIII. Amorrortu Editores. Buenos Aires. 2007. Pag. 103
[27] Sigmund Freud. Obras completas. “El yo el ello”. Tomo XIX. Amorrortu Editores. Buenos Aires. 2007. Pag. 37
[28] Émile Drukheim. “Las formas elementales de la vida relisgiosa” Fondo de Cultura Económica. Mexico. 2012. Pag.362
[29] Rene Girard. “El sacrificio”. Ediciones Encuentro Madrid. 2012. Pag. 7
Licenciada En Psicología por la facultad de Ciencias de la Conducta de la Universidad Autónoma del Estado de México. Especialidad en clínica psicoanalítica Freud-Lacan, por la Red Analítica Lacaniana. Maestría en Saberes sobre subjetividad y violencia, por el Colegio de Saberes. Diez años de experiencia en el ámbito clínico y docente en algunas Universidades de la Ciudad de Toluca. Co-fundaora de Freud a la Letra y con una Publicación en co-particpación con Alma Barrera del libro ¿Qué es el cuerpo del niño para el psicoanálisis? en el año de 2016.