La verdad en pintura de Jacques Derrida

Laura Piñeirúa

 

Ponerse en los zapatos de otro o ponerle a otro unos zapatos.

-Ese parece ser el dilema.

-¿Sólo ese?

-¿Por qué un dilema?

Si lo pensamos desde los trazos que construyen la trama de La verdad en pintura, ciertamente no es sólo ese el dilema y no es sólo un dilema. Son varias las voces que emergen al pasar las páginas que Derrida dedica a la pintura. Voces de fantasmas que se ocultan entre las punturas, ecos que se escurren a los ritmos de las empatías por las que fluye su cálamo que no sólo escribe sino que pinta y al pintar salpica; retornos que escapan al parergon y a las orlas, manchas textuales que develan el acontecer de una escritura que percibo tridimensional, desatada a vueltas de cordón.

No sé si hablar o escribir sobre ello recita Derrida.  No sé si pasar por los ojales, por los huecos, por las heridas. No sé si entrar o salir, si pertenezco al adentro o estoy afuera. No sé cómo referir los marcos, las hormas, la verdad, los discursos, la restitución, sus reproducciones. No sé si regresar para hablar o escribir sobre ello. No sé si regresar.

Poco a poco el pulso que hila las palabras, la cadencia que le exigen los temas y sus vuelcos lleva a Derrida a colocarnos en los bordes móviles del sujeto que se objetiva o del objeto que se subjetiva. En un ir y venir entre la filosofía y el arte despliega los abismos de las verdades que surgen entre los márgenes de este devenir.

¿Quiénes restituyen y qué se restituye?

¿Dónde nos colocamos frente a la verdad?

¿Frente a la verdad? ¿A una verdad?

¿Qué delimita el parergon? ¿delimita?

¿Quién habita los zapatos? ¿son habitables?

¿Qué es lo que retorna? ¿cómo y desde dónde se dan los retornos?

¿Es posible pensar la zapateidad de los zapatos desde la subjetividad de los sujetos? ¿Es posible pensar la subjetividad de los sujetos desde la zapateidad de los zapatos?

Los tonos de La verdad en pintura dibujan tránsitos entre las vertientes del ser sujeto/objeto. Vibra entre ellos una apuesta por lo impar que se desanuda como los cordeles de los zapatos y al desanudarse se riza, se enreda, se tuerce y regresa o bien parte…

Se aparta.