Yo soy de los que siempre han sonreído ante esa máquina de presuposiciones que hay que deconstruir.
En ciertas situaciones soy el aliado de Lacan contra otros; en otras, objeto a Lacan. No veo en esto ningún oportunismo, ningún relativismo.
Jacques Derrida
Para Jacques Derrida la conceptualización lacaniana de la frontera entre el animal y el humano, entre lo zoológico y lo antropológico, entre lo que es del orden de lo imaginario y lo que es del orden de lo simbólico, entre lo que es propio del animal y lo que es propio del hombre es problemática. Este tema del umbral, de la frontera, de la diferencia, lo trabaja en la cuarta sesión de su seminario La bestia y el soberano (Derrida, La bestia y el soberano, 2010)a través de la lectura de los Escritos (Lacan, Escritos, 2009) de Jacques Lacan cuyo discurso es representativo del psicoanálisis. Expone cómo el pensamiento del psicoanalista francés llega a ser, por momentos, clásico y tradicional, incluso dogmático en relación con dicho tema. Derrida pondrá de relieve que existe una máquina de presuposiciones que opera en Lacan que le permiten pensar, y al mismo tiempo no pensar las diferencias entre el animal en general y el hombre, entre el animal presa de lo imaginario y el animal preso de lo simbólico, el animal hablante, el animal humano, es decir, el sujeto del significante.
La elaboración conceptual de Lacan para dar cuenta de “lo propio del hombre”, es decir del sujeto del significante, distinguiéndolo de lo animal, es frágil y problemática, según Derrida. A lo largo de esa sesión descubre en Lacan un discurso psicoanalítico poco novedoso y fijado en algunas posturas clásicas y tradicionales, incluso dogmáticas. Por ejemplo en el postulado sobre la Ley y el Crimen como origen del hombre; al privar, siguiendo a Kant o Descartes, a la bestia de un yo; al seguir la concepción kantiana y cartesiana de los animales-máquina con comportamientos instintivos, fijos o pre-cableados; al mantenerse en un pensamiento cartesiano de oposiciones simples animal/hombre; al postular, siguiendo el axioma de sentido común, que la crueldad es propia del hombre; al elaborar sus presupuestos desde una mirada antropocéntrica con todas las consecuencias que ello tiene, etc. Los momentos dogmáticos serán pocos, pero no menos importantes, por ejemplo cuando plantea limitaciones y privaciones a los animales, que a la vez son privilegios del hombre, sin invocar “ningún saber etológico […] ni ninguna experiencia, observación, ni atestación personal digna de fe”. (Derrida, pág. 161)
Los axiomas, planteamientos y postulados de este discurso psicoanalítico para dar cuenta de la frontera y del paso entre lo animal y lo humano son indecidibles, problemáticos y de una “fragilidad lógica” y racional que merecen examinarse. Algunas de las consecuencias de ese discurso son: la Ley y su guardián, el superyó, pueden ser criminales; la libertad en el hombre implica una «responsabilidad» y por consiguiente una «pecabilidad»; la palabra semejante necesita aclararse ya que lo semejante, siguiendo una lógica humanista, se reduce a aquello con rostro humano; la crueldad hacia los animales apunta al hombre; no sería cruel, ni criminal, ni culpable cuando haga sufrir a hombres a los que no reconozco como mis semejantes o que no han sido legitimados como tales; sólo se podría ser cruel con los hombres semejantes y nunca con otras especies ni seres vivos; no hay responsabilidad ni deber con nadie salvo con aquellos semejantes próximos y humanos, pues habrá semejantes lejanos y que no sean considerados humanos; tendría derecho a infligir el peor sufrimiento a los «animales» sin ser nunca sospechoso de la más mínima crueldad; da lugar a una «ética» fundada en la semejanza; funda una ética que tiende a salvar el sentido como sentido humano dejando por fuera una ética para con lo incognoscible; las distinciones conceptuales entre lo innato y lo adquirido, entre fingimiento y fingimiento de fingimiento son problemáticas; el hombre se atribuye soberanamente facultades de las que priva soberanamente al animal; la fundación del concepto sujeto del inconsciente pasa por los problemas para diferenciar conceptualmente reacción de respuesta, tanto entre el animal y el hombre, como en el hombre mismo; al parecer no hemos superado la segunda herida a nuestro narcisismo, la propinada por Darwin.
Es decir, siguiendo a Derrida, las posturas clásicas y tradicionales de Lacan en relación con el binomio animal/humano, junto con las dificultades derivadas de su axiomática y postulados en sus Escritos,exigen una profunda reexaminación, incluso una reformulación radical: “lo que hay que refundir es toda la axiomática lacaniana, incluso psicoanalítica.” (Derrida, pág. 136) Derrida deja en suspenso la cuestión de saber si en textos posteriores a los Escritos publicados en 1966,Lacan reexaminó “explícitamente el armazón de esta lógica. Sobre todo cuando la distinción oposicional entre lo imaginario y lo simbólico, que compone la axiomática misma de ese discurso sobre el animal, parece cada vez más abandonada si no recusada por Lacan.” (Derrida, pág. 160) Tal tarea, actualmente, deberá ir más allá de la época de los Escritos y más allá del propio Lacan. En relación con esa suspensión, recordemos que Derrida leyó el seminario sobre La bestia y el soberano durante los años 2001 al 2003, y murió un año después, por lo que no le fue posible llevar a cabo tal tarea.
Por consiguiente, la pregunta principal de este problema puede enunciarse de la siguiente manera: ¿cuál es el estado actual del diálogo animalidad-sujeto-del-inconsciente en el discurso psicoanalítico de Lacan después de los Escritos? Nos preguntamos esto, claro está, por todo lo anterior. Y también porque a través de la transmisión y enseñanza en que nos hemos formado y que hemos recibido de Lacan a través de sus textos y “seguidores”, lo propio del animal y “lo propio del hombre” se da por resuelto, claro y definido. El diálogo con la animalidad, y sus consecuencias para pensar el sujeto del significante, ha quedado desplazado, relegado o incluso ignorado. Cuando se incluye ese diálogo en psicoanálisis, los animales quedan presos y confinados en el registro de lo imaginario o reducidos a fobias, miedos, sustitutos del padre, significantes, símbolos, proyecciones, identificaciones, idealizaciones o nombres de la subjetividad y de la vida pulsional. Hablan del cachorro humano para referirse a un momento mítico de la subjetividad y por lo tanto inexistente para el sujeto del inconsciente. En general la diferencia se da por sabida y superada, las fronteras son claras y obvias que no requieren revisión. Por ejemplo como sucede con Instinto y Pulsión que definen las fronteras entre lo animal y lo humano de manera intuitiva, comprensible y evidente con sus numerosos ejemplos. En pocas palabras, que la distancia entre lo animal y lo humano es insalvable, “lo propio” de cada uno es manifiesto y se evita el diálogo diciendo que “no existe realidad prediscursiva”, o privando a los animales de todo aquello que nos atribuimos soberanamente: el lenguaje para el hombre y el código para los animales. Será por eso por lo que Deleuze escribió que los animales aprenden a reír cuando los psicoanalistas hablan de ellos. (Derrida, pág. 95)
Hasta este momento del planteamiento del problema, tenemos las siguientes consideraciones:
Si queremos seguir el argumento de Derrida y todas consecuencias, es necesario que nos quede lo más claro posible. El apartado dedicado exclusivamente a la sesión de su seminario donde aborda el discurso psicoanalítico de Jacques Lacan resultó muy extenso. Por consiguiente, y para no cansar innecesariamente al lector, no lo hemos incluido aquí. Hemos decidido publicarlo en otro lugar. Para quienes conocen el texto de Derrida, tal apartado les será muy repetitivo del texto original. Para quienes no lo conocen, puede servir como una especie de resumen o introducción. Intentamos sintetizar las ideas más importantes cuando ha sido posible. En ocasiones no fue así debido al minucioso y detallado análisis de Derrida, o por los pasos lógicos que formula para construir sus conclusiones que problematizan el tema. Es decir, es un intento de seguir a Derrida en las consecuencias lógicas que va deduciendo del discurso de Lacan. Además, hemos sustituido los textos de Lacan que cita Derrida por aquellos provenientes de la edición más reciente de los Escritos (Lacan, Escritos, 2009) de tenemos en español. El texto-resumen de la sesión puede consultarse en la siguiente liga: https://www.ernestoaocadizg.com/la-bestia-y-el-soberano/
Sobre el “método” deconstructivo de Derrida
Derrida lee e interroga el discurso de varios pensadores a lo largo de su seminario, principalmente pensadores provenientes de la filosofía. También lo hace con el psicoanálisis, por lo que cabe preguntarnos por qué el recurso a dicha disciplina. Creemos haber hallado una posible respuesta en otro texto de Derrida, Estados de ánimo del psicoanálisis. Lo imposible más allá de la soberana crueldad (Derrida, 2010) que se editó en francés en el año 2000, un par de años antes del seminario sobre La bestia y el soberano.
Derrida afirma que el discurso psicoanalítico es el único que “podría hoy reivindicar el tema de la crueldad psíquica como propio […] sería el nombre de eso que, sin coartada teológica ni de otra clase, se volcaría hacia lo que la crueldad psíquica tendría de más propio” (Derrida, pág. 12) ya que “ningún otro saber estaría preparado para interesarse en algo como la crueldad” (Derrida, pág. 13). Pero, no por reconocerle este valor, Derrida dejará de ser crítico hacia él, cosa que nos ha quedado muy clara. La crueldad es un concepto confuso y enigmático, un “foco de oscurantismo tanto en el psicoanálisis como fuera de él, [y] requiere análisis indispensables sobre los que deberíamos volver” (Derrida, pág. 21). Y le lanza un desafío: “El psicoanálisis debería tener, habiéndolo anunciado desde su origen, algo indispensable y esencial para decir pero también para hacer al respecto (Derrida, pág. 22).
En estos Estados de ánimo… encontramos cómo la idea de reexaminar y reelaborar axiomas ya estaba presente. Coincide con lo que hemos presentado, sobre todo en relación con la ética. Es parte también del desafío lanzado: “El psicoanálisis, en mi opinión, todavía no se ha propuesto, y por lo tanto menos aún ha logrado, pensar, penetrar ni cambiar los axiomas de lo ético, lo jurídico y lo político, particularmente en esos lugares sísmicos donde tiembla el fantasma teológico de la soberanía y donde se producen los acontecimientos geopolíticos más traumáticos, digamos incluso, confusamente, más crueles de estos tiempos.” (Derrida, pág. 20). Un desafío interesante para mantener vivo al psicoanálisis, pues si bien “no está muerto, nadie puede dudar de ello, es mortal, y lo sabe.” (Derrida, pág. 25)
Estos desafíos lanzados al psicoanálisis, las constantes y múltiples referencias a autores provenientes de la filosofía o del psicoanálisis para dialogar, la propuesta de reexaminar y reelaborar los postulados y axiomas de diversas disciplinas, son parte de la forma de trabajo de Derrida y se pueden entender mejor si mencionamos algunos puntos que nos aclaren su “método”. Para esto recurrimos al primer capítulo, Escoger su herencia, del texto Y mañana qué… (Derrida & Roudinesco, 2009) donde dialoga con Elisabeth Roudinesco.
Derrida supo leer el “momento dogmático” en la exposición de Lacan y se considera un heredero del psicoanalista francés. Sobre este patrimonio dice que “la mejor manera de ser fiel a una herencia es serle infiel, es decir, no recibirla literalmente, como una totalidad, sino más bien pescarla en falta, captar su ‘momento dogmático’” (Derrida & Roudinesco, pág. 10). Y no sólo se considera un heredero, también un admirador de su trabajo, cuestión que expresa con toda claridad: “Jamás hablo de lo que no admiro”. (Derrida & Roudinesco, pág. 13) Considérese la declaración que hemos utilizado como epígrafe para este trabajo: “En ciertas situaciones soy el aliado de Lacan contra otros; en otras, objeto a Lacan. No veo en esto ningún oportunismo, ningún relativismo” (Derrida & Roudinesco, pág. 16)
Esto puede evitar malos entendidos en los que sus trabajos pudiesen considerarse simples ataques o críticas contra algún autor, discurso o movimiento. Sobre su “método” deconstructivo: “En ningún caso […] querría que la deconstrucción sirviera para denigrar, herir o debilitar la fuerza o la necesidad de un movimiento” (Derrida & Roudinesco, pág. 15) Por si no fuese claro, sus trabajos, cuyo análisis y rigor lógico son de una sofisticación enorme, como hemos visto en La bestia y el soberano, permanecen junto a Lacan o Foucault “en el movimiento general de lo que se llama la experiencia o la exigencia del pensamiento” (Derrida & Roudinesco, pág. 16). Y si nos preguntamos por la finalidad de esa forma de trabajo, una respuesta puede ser: “[para] liberar a algo de sus propios límites, pero sin destruir la memoria de ese algo; un proceso de perfectibilidad.” (Derrida & Roudinesco, pág. 27).
Una vista, a ojo de pájaro, sobre tres revistas psicoanalíticas
Revisamos los índices de algunas revistas psicoanalíticas digitales que contasen con algunos años de publicación y examinar si tratan el tema que aquí nos concierne. Esta revisión, para los fines expositivos y del planteamiento del problema que acá nos interesan, se realizó tomando en cuenta sólo los títulos y comprobar si explícitamente hablan del tema animalidad-sujeto-del-inconsciente. No abordamos de momento los contenidos de cada uno de los artículos ni de la totalidad de la revista. Todos los índices de todos los números de estas tres revistas se pueden consultar por internet.
La revista Me cayó el veinte tuvo su primera edición en el año 2000 y hasta el año 2018 cuenta con treinta y siete números. En dieciocho años de reflexión no encontramos mucho, prácticamente nada si ponemos en relación lo encontrado con la cantidad de números y artículos de la revista que existen. Siendo sumamente estrictos y exigiéndonos al máximo encontrar algo en relación con la animalidad, incluso siendo irónicos, tenemos:
De México a Argentina, la Revista Universitaria de Psicoanálisis de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Airesapareció en el año de 1999 y hasta el año 2018 cuenta con dieciocho números y diecinueve años de investigación académica. Sin embargo sólo encontramos tres artículos que mencionan animales o algo relacionado con ellos. Situación curiosa si consideramos que esta publicación está enfocada a cuestiones clínicas y teóricas, principalmente retomando a Freud y Lacan.
Pasemos revista ahora a la publicación donde escribe Alfredo Eidelsztein, El rey está desnudo. Revista para el psicoanálisis por venir, donde además fue editor y fundador. Este analista es uno de los principales denunciantes del lacanismo, de los analistas freudolacanianos y poslacanianos. Forma parte además de Apertura, Sociedad Psicoanalítica con diversas sedes en Argentina y expandiéndose actualmente en México. El rey está desnudo tuvo su primera edición en el 2008 y cuenta con doce números hasta el año 2018. En diez años de publicaciones no encontramos artículo alguno en relación con la animalidad. Ni siquiera que mencione o aparezca algún animal en los títulos, como en las revistas anteriores. Tal vez se deba al corte editorial de la revista que pugna contra todo biologicismo, sustancialismo y ontologismo. En ese psicoanálisis por venir, no aparece la animalidad. Los temas que dominan son aquellos relacionados con lógica, matemáticas y ciencia. Su interés parece estar muy enfocado en un tema en particular: el desvío de la enseñanza de Lacan.
Insistimos, sólo nos fijamos por ahora en los títulos, no en los contenidos donde seguramente encontraremos algunas referencias al tema. Tampoco queremos ser tan severos, esta poca “especialización” sobre un tema tal vez responda a la variedad que ahí tratan. Hace falta todavía una vuelta por los libros, las bibliotecas, las tesis, etc.
La cuestión de la animalidad y los animales en filosofía
Por otro lado, la animalidad tiene un lugar central en algunos debates de la filosofía nietzscheana, por ejemplo. La revista Instantes y Azares. Escrituras nietzscheanas dedicó un especial en el año 2013 (La cuestión de los animales en el pensar contemporáneo, 2013) a este tema, contando además con varios artículos que también lo abordan en otros números. Vemos que por parte de filósofos lectores de Nietzsche, la animalidad ocupa un lugar importante en sus reflexiones.
La revista Instantes y Azares se editó por primera vez en el año 2001 y continúa publicándose, en el año 2018 llegó al número veinte. En diecisiete años de publicación encontramos catorce artículos, más el número especial mencionado anteriormente:
Otros que vinieron después de Nietzsche también abordaron el tema para sus reflexiones, como Foucault, Deleuze o Heidegger, con quienes Derrida también dialoga en su seminario, al que le dedicó tres años hacia el final de su vida. Actualmente, podemos encontrar seminarios que abordan “El problema de la animalidad humana en la filosofía contemporánea” (Firenze, 2018) que se “propone revisar críticamente una de las cuestiones más debatidas en el marco de la filosofía”. Si buscáramos seminarios dónde se problematice la animalidad en psicoanálisis y sus consecuencias para la conceptualización del sujeto del inconsciente, difícilmente los encontraremos, es más, nos toparemos con uno que postula la situación entre animal y hombre como concluida: “El psicoanálisis como antinaturaleza” (Castrillo, 2016).
El curso sobre El problema de la animalidad humana en la filosofía contemporánea se impartió en Barcelona en la Escuela Europea de Humanidades durante febrero y marzo de 2018. La síntesis del curso dice así, en su página de internet: “El curso se propone revisar críticamente una de las cuestiones más debatidas en el marco de la filosofía contemporánea: el problema de la diferencia ontológica entre hombre y animal. El punto de partida de nuestra reflexión será la descripción del ambiguo estatuto ontológico de la animalidad tal y como ha sido concebido a comienzos de la contemporaneidad por Hegel en el capítulo IV, apartado A, de la Fenomenología del espíritu, dedicado al surgimiento de la autoconsciencia. En este contexto, en efecto, lo «animal» es entendido como substrato vital-biológico que ha de ser suprimido dialécticamente para que se dé un reconocimiento humano entre dos sujetos e iniciar, de este modo, la dimensión propiamente histórica de la humanidad. En contra de este punto de vista, se intentará mostrar que el deseo de reconocimiento, lejos de ser una prerrogativa exclusiva de lo humano, nos remite al vínculo corpóreo-perceptivo que une el hombre al animal. Por lo tanto, nuestra tarea será la de plantear que estos dos ámbitos, a saber lo natural-animal y lo humano-histórico, en lugar de concebirse como irreductibles el uno al otro y recíprocamente excluyentes, podrían pensarse a partir de su recíproco entrelazamiento ontológico. En este sentido, una vez expuestos los términos del problema, se llevará a cabo una reconstrucción de la controversia filosófica acerca de la «esencia del hombre», surgida en la primera mitad del siglo XX en el ámbito del existencialismo y de la antropología filosófica (Heidegger, Gehlen). Finalmente, trataremos propuestas filosóficas postantropocéntricas (Merleau-Ponty, Derrida) que, poniendo el acento en una concepción de la alteridad natural entendida como la estructura originaria de la existencia humana, nos permitirán repensar la especificidad del hombre sin renunciar a comprender su radical proximidad ontológica al animal.”
Y recientemente nos encontramos con un texto que llamó nuestra atención titulado Cantos cabríos. Jacques Derrida, un bestiario filosófico de Federico Rodríguez (Rodríguez, 2017). Y a propósito de bestiarios, en la primera sesión de La bestia y el soberano, Derrida alude al Zaratustra de Nietzsche como “uno de los más ricos bestiarios de la biblioteca filosófica occidental.” (Derrida, pág. 21) Y así podríamos seguirnos, trayendo referencias al tema de la animalidad y los animales en filosofía que quizás nos ayuden a pensar el tema de “lo propio del hombre”, tema inconcluso para la reflexión, en contraste con el psicoanálisis donde el tema está saldado.
No son numerosas las referencias psicoanalíticas y filosóficas en este corto apartado pero creemos que son suficientes para nuestra exposición pues nos dan una idea de la importancia del tema en la filosofía, o por lo menos en una revista de corte nietzscheano. Sin embargo, aunque la animalidad ocupa un lugar importante en estas reflexiones, ninguna lo articula explícitamente con el psicoanálisis. Por consiguiente nos preguntamos qué pasará en otras filosofías en relación con el tema, si también lo pensarán o lo dejan pasar, como el psicoanálisis en general.
Conclusiones
El problema está planteado: la conceptualización de Lacan sobre el sujeto del significante, cuyo punto de inflexión en la lectura de Derrida está en diferenciarse del animal, presenta una serie de dificultades y problemas. Derrida muestra cómo esos presupuestos y postulados en el discurso psicoanalítico de Lacan tienen una serie de implicaciones que resultan problemáticas e indecidibles no sólo para la fundación del concepto sujeto del inconsciente, sino también para otros temas de importancia dentro del mismo discurso, por ejemplo la ética. Las implicaciones y conclusiones a las que llega Derrida le hacen sugerir que no sólo la axiomática del psicoanálisis de Lacan debiera ser reexaminada y reelaborada radicalmente, sino la de todo el discurso psicoanalítico.
Esas dificultades, al parecer, han pasado desapercibidas entre los analistas, para quienes el tema queda saldado y resuelto: las fronteras entre lo que es del orden del animal y lo que es del orden humano está claro. Sin embargo, para algunos pensadores, como el mismo Derrida demuestra, el tema no parece resolverse por ejemplo con los reduccionismos cartesiano o kantiano, o recurriendo a pares de opuestos, como instinto y pulsión, o queriendo salvar el sentido como sentido humano, entre otros. Por otra parte, las fronteras entre lo animal y lo humano se siguen reexaminando dentro de cierta filosofía y consideramos necesario seguir construyendo el diálogo con el psicoanálisis.
Tres tareas son fundamentales a partir de este planteamiento del problema. La primera, que el mismo Derrida ha mencionado, es revisar si Lacan reexaminó estos postulados después de la época de sus Escritos, aún cuando parezca haber abandonado cada vez más el tema. La segunda es preguntarnos por las consecuencias que esta problemática entre lo animal y lo humano tiene para la clínica psicoanalítica. Y la tercera es animar el diálogo entre filosofía y psicoanálisis, y por qué no otras disciplinas, y dar cuenta del por qué la primera sigue pensando lo que piensa sobre la animalidad y por qué en la segunda es un tema prácticamente inexistente, que no debiera ser así si consideramos de donde parte la fundación del sujeto del inconsciente.
Castrillo, D. (2016). Centro Estudios Psicoanálisis Lacaniano. Obtenido de https://nucep.com/.
Derrida, J. (2010). Estados de ánimo del psicoanálisis. Lo imposible más alá de la soberana crueldad. Buenos Aires: Paidós.
Derrida, J. (2010). La bestia y el soberano (Vols. I (2001 – 2002)). Buenos Aires: Manantial.
Derrida, J., & Roudinesco, É. (2009). Y mañana, qué… Buenos Aires: FCE.
Eidelsztein, A. (Julio de 2009). El fracaso de Lacan. El rey está desnudo, 97-113.
Firenze, A. (2018). Escola Europea D’Humanitats. Obtenido de http://escolaeuropeadhumanitats.com.
La cuestión de los animales en el pensar contemporáneo. (2013). Instantes y azares – Escrituras nietzscheanas.
Lacan, J. (2006). Mi enseñanza. Buenos Aires: Paidós.
Lacan, J. (2009). Escritos (3 ed.). México: Siglo XXI.
Rodríguez, F. (2017). Cantos cabríos. Jacques Derrida, un bestiario filosófico. México: FCE.
Cursó la carrera de ingeniería electrónica en el Instituto Tecnológico de Puebla y la licenciatura en psicología en la BUAP; cuenta con una maestría en psicoanálisis y cultura por parte de la Escuela Libre de Psicología; en el Colegio de Saberes cursó la maestría y doctorado en saberes sobre subjetividad y violencia.