Resumen
El filósofo Jean Luc Nancy, plantea, que para poder desprendernos de la dualidad cartesiana que divide mente y cuerpo, necesitamos crear otra escritura, una excritura, para así, generar una ligadura desde lo ontológico a hasta lo experiencial, para anudar nuevamente la mente y el cuerpo. Por tanto, lo que esta pequeña investigación se evoca en una reflexión y análisis de las filosofías helénicas (cinismo, estoicismo, epicureísmo y escepticismo); para poder ver cómo es que estas filosofías y su escritura (o excritura) se relaciona con la experiencia y el cuerpo. En el caso de los cínicos se analiza y reflexiona en torno a el concepto de la Anaideia y su repudio ante la lógica y retórica, con los estoicos su lógica que permite una asimilación del devenir (aunque sea desfavorable) para conservar el porte de la impavidez que los caracteriza, en los epicúreos su noción de concepto general con base en la experiencia para diluir el destino y afrontar la realidad desde cierta postura hedonistas (moderara y subordinada también a la necesidad y practicidad), y en el caso de los escépticos, el ejercicio de la epojé, tanto para el proceso gnoseológico, como para mantener la calma y serenidad del cuerpo y el ánimo ante los fenómenos de la vida y la realidad. Para desde estas filosofías pensar que es lo que se necesita crear como excritura para mejorar o poner las condiciones de posibilidad para mejorar algunos síntomas de nuestra subjetividad contemporánea, producto de nuestra desarticulada relación con él cuerpo.
Ensayo
La filosofía actual, sobre todo la de Slavorj Zizek, Alan Badiou y Jean-Luc Nancy se ha visto enfocada por combatir las posturas más radicales discursivas de la normalidad, para intentar hacer una crítica de occidente, de sus biopolíticas, de sus tecnologías y principalmente de los discursos y lógicas que imperan constriñendo la subjetividad a los ideales de capitalismo.
Particularmente, Jean-Luc Nancy ha hecho un intento por mostrarnos un hilo conductor en la filosofía occidental para revelar aquellas ideas, ideales, lógicas y experiencias que han antecedido y ayudado a forjar la concepción de sujeto contemporáneo. De esta investigación sobresalen las figuras y discursos de Platón, Aristóteles, Descartes, Kant y Hegel; marcando respectivamente cada uno, un tiempo y espacio para determinar al ser según, la idea (Eidos), la sustancia (Subjectum), el cogito, las facultades y por último la dialéctica1.
Entonces como podemos ver la historia de la subjetividad estaría planteada desde aquellas experiencias e ideas que configuradas como acontecimiento logran determinar una época, generando instituciones, discursos y técnicas para dominar la vida privada y con ello generar una idea de normalidad.
Por lo tanto, el filósofo francés ha hecho un intento por desmarcarnos del cogito, de la razón y de las lógicas tradicionales para generar un acontecimiento, uno que nos devuelva a una relación directa con el cuerpo, sin la mediación de la consciencia y del yo, instancias artificiales configuradas por los ideales culturales.
Entonces lo que el presente escrito pretende es acércanos a una revisión de las principales filosofías helénicas, ya que según lo planteado por Nancy no puede generarse este acontecimiento del cuerpo sin que antes haya una excritura2, una escritura o lógica que nos ponga en relación directa con él cuerpo, a través de un lenguaje que no genere barradura o fisura con los significantes.
Nancy intenta dar una conclusión a lo que empezó Heidegger y prosiguieron Derrida, Deleuze y Lacan: intenta dar un nuevo lenguaje a la nueva ontología empezando por la crítica de la representación, misma que es construida y reproducida a través de los discursos que se escriben sobre el cuerpo desde lo social y buscan que el cuerpo se convierta en significante y se exprese a través de la excritura (Sánchez: 2009: 161)3.
Por lo tanto, el periodo helénico podría aportar importantes conjeturas para reforzar esta teoría ya que en los cínicos, estoicos, epicúreos y escépticos hay una lógica, conceptos y nociones que nos proporcionan otra relación con el cuerpo, una más terrenal y a la disposición de ciertos principios.
Ahora bien, partiendo con la revisión de las filosofías helénicas podemos encontrar en un primer momento a los cínicos, en cuyo caso la relación con el cuerpo no se ve mediada por axiomas o preceptos éticos que no estén puesto de manifiesto en la naturaleza (physis), con lo cual sobresale un desdén por las normas culturales y sus determinantes (nomos) y para poder generar un escape de la “normalidad” asfixiante crearon un concepto y una experiencia: la Anaideia. Esta experiencia inicia al cínico en un estado de mesura acorde solo a sus necesidades más básicas (ataraxia) y con ello se genera una posición subjetiva inmanente, más hermética, libre de lógicas e ideas que no estén experimentadas a flor de piel.
Los griegos llamaban esta impopularidad adoxia, vocablo que proviene de la palabra doxa, que significa opinión, referida siempre al pensar general o convencional. La adoxia sería así, la ausencia o la contraposición frente a esta opinión convencional, la oposición frente al dictamen nómico, al que el cínico se rebela por considerarla privativa y esclavizadora, por imposibilitar el conocimiento de uno mismo, y la construcción de una vida auténtica (De Freitas: 2012, p 305)4.
Como vimos anteriormente, aunque con los cínicos aunque no haya como tal una excritura, ya que hay una posición de repudio ante la lógica, lo que si podemos encontrar son algunos que conceptos ligados a la naturaleza, que se convierte en maestros y pegados a una serie de ejercicios existenciales son puestos en práctica para desarraigarnos de los determinantes culturales, con lo cual una relación más explícita con el cuerpo surge, ya que este queda reducido al margen de la necesidad y con ello se diluyen los ideales culturales.
En el caso del estoicismo podemos apreciar como aquí si hay una lógica particular que nos ayuda a separarnos de ciertos determinismos o causalidades, la lógica es puesta al servicio del devenir y por tanto para todo “se da el caso” más no hay destino o sobredeterminación. Ya que el estoico debe reflejar en el semblante y la conducta la mesura e impasividad propias de sus nociones y conceptos y con ello afrontar el devenir intensivo e imprevisible del Mundo/Dios y donde sus principales armas son: simpatía y armonía para combatir la tensión. Con lo cual se ponen en juego lógicas, sentidos y experiencias para alcanzar esa relación con el cuerpo que nos conduzca al temple del stoa.
Un acontecimiento puede ser verdadero o falso en la medida en que pertenezca o no a un cuerpo, pero jamás puede pretender arrogarse la necesidad que le atribuyen las oraciones hipotéticas y causales, pues ello supondría otorgarle la fuerza para engendrar su consecuente. En este sentido, en la proposición causal (aitiôdes), como «puesto que es de día, hay claridad», el primer término es llamado analógicamente «como-causa» (o «casi-causa», oioneì aítion) para ilustrar su esterilidad e impotencia sobre lo real. A menudo, de hecho, los estoicos proponían transformar estas expresiones causales en conjuntivas del tipo «es de día y hay claridad» (Dopazo: 2013: 196)5.
En el caso anterior si podemos apreciar cómo hay una excritura, ya que la lógica estoica ayuda a la asimilación de lo que nos sucede en la cotidianidad y a trabajar esto en conjunto con las tensiones internas, ya que buscando el equilibrio se puede alcanzar el ideal estoico marcando una relación particular con el cuerpo, una armoniosa relación.
Por otra parte, en los epicúreos también podemos ver como se logra una excritura, a través de su noción de concepto general, ya que para ellos los conceptos solo pueden provenir de la experiencia sensible, por lo cual hay desdén como tal de la lógica y la retórica, para ellos el principal asidero son sus ideas del atomismo, que en conjunto con su teoría del dolor y el placer proporcionan el asidero para soportar el dolor y los extravíos de la vida.
“Los conceptos generales, en cambio, que por ser derivados de las sensaciones son considerados por Epicuro también como una evidencia, se usan básicamente para establecer la verdad de las preposiciones sobre las cosas que existentes (Jufresa: 1994: 28)”6. Y “Según Diógenes Laercio, los epicúreos hablan de prolepsis como de una aprehensión, o recta opinión, o concepto, o noción universal; en definitiva, como del recuerdo de algo que se nos ha aparecido frecuentemente (Jufresa: 1994: 27)7.
Con lo cual queda una vez más de manifiesto y resaltado el uso de ciertos sentidos para entablar el ideal de la tranquilidad existencial en relación con el cuerpo y sus estados anímicos.
Por último, correspondería el turno de los escépticos en cuyo caso hay una posición contra el dogmatismo, en donde también sobresalen un concepto/experiencia: la epojé. La epojé, o suspensión del juicio, permite al escéptico, a través de su lógica, emitir su postura y su experiencia evitando los universales y los principios.
Es evidente que los escépticos antiguos estuvieron siempre muy atentos para evitar autocontradecirse y para explicar cómo sería posible vivir en el mundo y ser felices aun suspendiendo el juicio sobre cada cosa o cuestión. Para no contradecirse, no sólo no se pronunciaron nunca de manera directa ni sobre las cosas ni sobre su cognoscibilidad, sino que tampoco concibieron la existencia de una realidad intelectual de tipo kantiano. Por otra parte, el fondo eudemonístico, y por tanto pragmático, en que se movían les impidió tomar en seria consideración la hipótesis de la no existencia del mundo exterior, a no ser como problema puramente teórico, y por tanto irrelevante, pero de todos modos evitando pronunciarse sobre él (Chiesara: 2007: 14-15)8.
Cabe resaltar que la epojé no solo sirve para la formulación del conocimiento y su transmisión, sino también, para alcanzar un estado de tranquilidad frente a las contradicciones de los discursos y sus lógicas en relación con la vida. Por lo tanto podemos hallar presentes en los escépticos que esta experiencia/concepto también genera una excritura, que remite a una relación particular con el cuerpo, una de tranquilidad frente a los choques discursivos y lógicos9.
Entonces a manera de conclusión podemos ver como en la historia de la filosofía, particular mente la del periodo helénico, hay ciertas lógicas y posiciones frente a ella que nos podrían ayudar a pensar en las condiciones de posibilidad para alcanzar la excritura que nos devuelva a esa relación más estrecha con el cuerpo. Cabe mencionar que el periodo en el que surgieron estas filosofías, al igual que el nuestro, fue un periodo de decadencia de la Polis, donde se habían puesto en tela de juicio las principales doctrinas, escuelas e ideas y donde se buscaba desesperadamente nuevos sentidos para devolver un ser al hombre. Entonces revisa con cuidado estos periodos, estos pensadores y filósofos podría ayudarnos a pensar en que acontecimiento queremos generar para las nuevas subjetividades, que es lo que nos hace falta devolverle a la contemporaneidad ¿un sentido de inmanencia? ¿Nuevas formas de acércanos o construir la verdad? o tal vez ¿solo hacen faltas nuevas experiencias para una nueva concepción del ser y del mundo?
Notas