César Alvizo. La Ciudad Fantasma

César Alvizo

No puedo saber en qué momento me convertí en una suerte de vagabundo o en un Voyeur ambulante; siempre fui el niño raro que prefería la soledad a la compañía, quizá porque crecí rodeado de personas, crecí en una de esas viejas vecindades en donde el patio y el baño son compartidos con muchos otros seres; un lugar en donde la vida privada se reduce a lo silencioso que seas capaz de ser, crecí rodeado de personas, salones de clases saturados de alumnos, lugares de filas interminables.

Crecí rodeado de primos en casa de la abuela, quien nos bañaba en grupo, crecí en un lugar en el que la hora de la comida era anunciada por una inmensa torre de tortillas, crecí compartiendo todo, todo el tiempo,  así que la soledad se convirtió en una necesidad en un descanso.

La soledad sólo era posible en la calle, por absurdo que esto parezca, desde niño comprendí las ventajas del anonimato y cuán lejos se tenía que ir para poder ser anónimo. Salir de la vecindad, de la cuadra, de la colonia… en estas “huidas” la bicicleta fue mi mejor cómplice, pues podía ir muy “lejos y regresar a tiempo para la cena”, cada día iba un poco más lejos que el anterior, comencé explorando terrenos baldíos, iglesias abandonadas o casi cualquier lugar que se me presentara.


S/T
Acuarela / papel de algodón.
70 x 50 cm. Aprox.
2012
Serie Injertos.

En aquel momento de mi infancia, las vías del tren representaban un gran reto pues era el limite, el borde, era ese lugar donde las personas morían atravesadas por las ruedas del ferrocarril, era el lugar de los maleantes, los adictos, un lugar donde a lo largo de varios kilómetros se vendía mercancía de todo tipo, que tenia que ser retirada así como las personas ante inminente paso del tren.


S/T
Acuarela / papel de algodón.
70 x 50 cm.
2016
Serie Injertos.

Lo más difícil de todo esto fue aprender a no ser visto y no llamar la atención, convertirme en un fantasma que podía entrar y salir sin ser percibido. Aprendí a manejar mi aspecto, mi lenguaje corporal, mi lenguaje verbal, aprendí a “no ser” a “no existir” ante la mirada de los demás para poder ver aquel mundo.


S/T
Acuarela / papel de algodón.
70 x 50 cm.
2017
Serie Injertos.

Después de varios años, todo aquello se convirtió en mi estrategia de producción, en la manera en que recorro el mundo, cómo voy dejando pequeños anclajes que me permiten regresar y no perderme entre la multitud de mis recuerdos. Todo esto es una deriva en la memoria, en la ciudad, en las imágenes que se han formado -o quedado- como una impronta en mi mente: imágenes que se revelan a medida que voy caminando o pedaleando por la ciudad, saltan como molinos de viento devenidos en ogros gigantes.


S/T
Acuarela / papel de algodón.
70 x 50 cm.
2016
Serie Injertos.

Todo esto no es más que un reflejo de quien soy y los lugares que he recorrido (física y mentalmente). Hoy estos lugares no tienen nombres, están sueltos, son como pequeños peces de plástico flotando, así como en las ferias en donde tenían un juego que consistía en pequeñas tinas con agua donde había que pescar pequeños peces de plástico con un pequeño imán que te permitía atraerlos a tu bastón, anudado con un hilo y del otro extremo una gancho metálico.


S/T
Acuarela / papel de algodón.
70 x 50 cm.
2015
Serie Injertos.

S/T
Acuarela / papel de algodón.
70 x 50 cm.
2015
Serie Injertos.

Aquí están pues mis obsesiones, mis anécdotas guardadas en la memoria. Estas imágenes soy yo, estas imágenes son mi terror a las ferias ambulantes de los barrios, son mi amor y el gusto por los autos que me heredó mi padre. Estas imágenes son la belleza con la crecí rodeado, es la plasticidad y el color de lo que está dormido, de aquello que desaparece con la luz de las luminarias, aquello que se extingue ante nuestros ojos.


S/T
Acuarela / papel de algodón.
70 x 50 cm.
2015
Serie Injertos.

Aquí están pues las ruinas que predicen el futuro.


S/T
Acrílico / Lienzo
180 x 220 cm. Aprox.
2016

Aquí están estas imágenes que hablan más fuerte que yo, estas imágenes que son señales para el que se encuentra perdido en las calles o entre los recuerdos, aquí están estas imágenes de muerte y  melancolía, aquí están las imágenes de mi patria que se extingue como la luz de la sala de cine.


S/T
Acuarela / papel de algodón.
70 x 50 cm.
2017
Serie Injertos.
Precio $10.000.00 MN

Yo soy las imágenes de este lugar, yo soy la forma en la que me desplazo entre la multitud sin ser visto, yo soy este paseante que devino en fantasma de la ciudad, soy un fantasma en bicicleta que recorre las calles en busca de mi pasado, en busca de premoniciones del futuro, soy quien va leyendo las calles como si de quiromancia se tratase.


S/T
Acrílico sobre lienzo.
70 x 50 cm.
2016
Serie Injertos.

César Alvizo

Artista visual, Ciudad de México 1977. Su formación académica va de los Talleres de educación continua en la Academia de San Carlos, UNAM a la Licenciatura en Artes Plásticas por “La Esmeralda”. En su que hacer como artista cuenta con diversas exposiciones colectivas e individuales en la Ciudad de México e interior de la República, así como la participación de su trabajo en la 10ª Bienal del Pacífico en la edición del 2018, siendo su proyecto mas reciente un libro en coautoría titulado “CD.MX.DF”. Cuenta con 5 años de experiencia como docente de la Licenciatura de Moda y Creación en el Instituto de Estudios Superiores de Moda en Casa de Francia.