Deseo y narcisismo

Elizabeth Lomelí Espinosa

INTRODUCCIÓN

La teoría mimética de René Girard como dimensión humana de violencia con origen en los deseos, provoca irremediablemente una reflexión profunda.

Por el momento intentaré plantear de una manera crítica algunos aspectos de su teoría contrastándola con algunos principios del psicoanálisis que el mismo autor pone en cuestión;  tales como el inconsciente, el deseo, la pulsión y el narcisismo.

De igual manera me parece pertinente hacer una justa diferenciación entre la Psicología individual y la Psicología Social que a mi entender Girard no considera. Asimismo, cuando se refiere al sujeto social toma como referentes a autores de la teoría de sistemas (Paul Watzalwick y Gregory Bateson), soslayando muchas otras producciones teóricas sobre grupos, que han salido del psicoanálisis.

Algunos filósofos, como Spinoza, definen al Deseo como la esencia misma del hombre en cuanto es concebida como determinada a obrar por una afección cualquiera dada en ella. Lyotard por su parte, en  Discurso y Figura, influenciado por Freud, señala un momento del deseo que llama negatividad y que remite a la deconstrucción de la frialdad del lenguaje lógico formal de la filosofía para penetrar en  la sensibilidad del lenguaje. La visión dualista de la realidad sujeto-objeto, limita el conocimiento y requiere su deconstrucción. La necesidad es biológica y el deseo filosofía;  éste último entendido como noción problemática y dinámica, premisa con la que coinciden otros autores como Judith Butler.

EL DESEO EN PSICOANALISIS

A fin de evitar en lo posible el reduccionismo de las definiciones (Wunsch-deseo, que también puede ser traducido como anhelo), apelaré a la comprensión de algunos otros autores que han fundamentado el pensamiento freudiano, abriendo otras vertientes esclarecedoras.

Asumiendo que el sujeto es arrojado al mundo en total situación de desamparo y que requiere de un otro que le proporcione los primeros cuidados, se comprende que ese otro no solo le proveerá de las necesidades biológicas iniciales sino que se transformará concomitantemente en proveedor de cualidades afectivas de satisfacción o carencia.

Dicha experiencia de satisfacción, en el mejor de los casos, deja huella o imagen mnémica, dice Freud, que será fundamento de Deseo, que busca volver a provocar la satisfacción primera. Huella constitutiva que le da sentido a su vida.

EL ENIGMA O EL DESEO INCONSCIENTE

Para Freud el sueño es la vía regia de acceso al deseo pero que aparece como jeroglífico que hay que descifrar.

También diferencia los contenidos manifiestos y latentes que aparecen en los sueños. El contenido manifiesto conduce a las ideas latentes en el relato del sueño, cuyo texto es engañoso y disfraza las verdaderas ideas secretas. “… el texto del jeroglífico o contenido manifiesto no se traduce por la sola formulación en palabras de las figuras del dibujo: es necesario que se perciba un índice de la naturaleza de las “ideas latentes” para que una expresión del enigma pueda ordenarse en palabras…” Leclaire, S. (1970), p.26.

Distinción: demanda, necesidad, deseo, pulsión

La necesidad  es algo de índole biológica, surge por razones puramente orgánicas y se descarga totalmente en una acción específica. Para satisfacer sus necesidades y obtener la ayuda del Otro, el infante tiene que articularlas en el lenguaje, es decir tiene que expresar sus necesidades en términos de “demanda”, grito que se convierte en demanda: cuando al  gritar por hambre  su madre lo escucha y le da de comer. Al articular las demandas en palabras, se introduce “otra cosa” que causa una escisión entre la necesidad y la demanda que es también demanda de amor y el Otro que suministra la necesidad adquiere la función adicional de dar prueba de amor del  Otro, simbolizado con su presencia, generándose una relación de dependencia y de esta manera la demanda cumple una doble función: expresa una necesidad y se convierte en demanda de amor. Para la necesidad, el Otro tiene un objeto que la satisface; esto es lo que la diferencia de la demanda de amor, para la cual no hay objeto, puesto que el otro no está en posición de responder incondicionalmente a la demanda de amor del sujeto. El resultado de esta escisión entre la necesidad y la demanda, es un resto insaciable: EL DESEO, que no es el apetito de satisfacción, ni la demanda de amor, sino la diferencia que resulta de sustraer el primero de la segunda. Lacan (1981), p. 287

El deseo es una fuerza constante incapaz de ser satisfecha. Hablamos  de deseo cuando encontramos lo contrario a una demanda que podemos interpretar (Miller, 1991,p. 52). Esta demanda que sí habla se distingue de otra muda o silenciosa: La pulsión. Deseo y pulsión son dos momentos de la demanda en el sujeto.

FREUD Y LACAN

Para Freud el deseo tiene una explicación en la formación de síntomas y constituye un recurso para acceder al inconsciente. El deseo, al no poder reprimirse, encuentra un espacio de alojamiento en el sueño y es en este sentido que el sueño puede ser entendido entre otras cosas, como un cumplimiento de deseo, “Wunscherfüllung” que tiene valor de transacción, cuya insatisfacción sexual halla representación y al cual es posible acceder mediante la interpretación, esencia del psicoanálisis puesto que mediante ella se puede desalojar al deseo que habita en las formaciones del inconsciente como en el síntoma, el lapsus, el sueño, el acto fallido. Miller,(1998), p. 50. El deseo para Freud es fuente inagotable que no encuentra satisfacción total en  ningún objeto.

Lacan menciona que en el origen antes del lenguaje, el deseo solo existe en el plano único de la relación imaginaria del estadio especular: existe proyectado, alienado en el otro y cuya tensión no encuentra salida, no quedándole otra alternativa que la rivalidad absoluta con el otro por el objeto. Miller (1998) pp.60.

Estas dos vertientes del Deseo: imaginaria, que es la imagen del otro especular al que se concibe como “completo” y por eso se lo desea (que se comprende en el ámbito narcisista como en el enamoramiento y que está en constante búsqueda de reconocimiento: deseo tal cosa porque el otro lo desea)  y  simbólica , que es efecto del lenguaje en donde ya existe un reconocimiento recíproco del deseo ,Lacan va a ser de él efecto del lenguaje, en el  momento en que ya son las leyes del lenguaje metáfora y metonimia las que estructuran el inconsciente: hay pacto simbólico .

Freud en su teoría del Narcisismo insiste en que el deseo se aferra a las formas narcisistas. Lacan por su parte concluye que es el narcisismo el que envuelve las formas del deseo, que marca la dependencia primera del deseo del sujeto con relación a su imagen.

En Introducción al Narcisismo, Freud menciona que existe una investidura originaria del yo, la cual va a estar distribuyéndose con los objetos, llegando a la distinción: libido objetal y libido yoica, siendo la libido una única energía, pero que se coloca en uno u otro lado.

La libido sexual o la sexualidad  repetida en todo texto freudiano, no se refiere a la genitalidad: la pulsión sexual nace apoyada en una función no sexual, necesaria para la vida y que más tarde se independizará de ella. Dicha libido sexual inviste al yo, siendo el yo investido el que usa su investidura para llevarla a los objetos y de esta manera constituye espejos.

Si la constitución del psiquismo fue bañada de amor, habrá posibilidad de reconocimiento del otro y aunque la investidura siempre es narcisista, a veces orientada por el deseo, tendrá batallas contra esa investidura.

Aquello que va dando constitución al yo son las identificaciones: en el Yo y el Ello, Freud se refiere al Yo como un precipitado de Identificaciones.

La identificación nuclear o narcisista va dando lugar a identificaciones secundarias partir de la introyección de un objeto.

Octavio Chamizo en las Sombras de Narciso, recuerda a Platón y retomando a Piera Aulagnier, menciona la existencia de un pacto original que da lugar a un ORIGEN (entre lo uno y lo otro) establecido por la correspondencia entre el deseo de la madre que desea ser demandada como objeto y la demanda del niño que es la de ser deseado. Dicha correspondencia que habrá de romperse, dejará huellas que serán eternamente buscadas. Dicho pacto es imperativo categórico que pone al sujeto como existente dentro de un orden.

Para Lacan se constituiría un pacto inherente a la constitución del sujeto en tanto efecto significante del discurso del Otro. Anterior a ese pacto lo que existe en el sujeto es pura sombra, enigma, no origen, desamparo original.

Psicología Individual versus Psicología Social

En Psicología de las Masas y Análisis del yo de 1921, Freud, considera a dos grandes masas: La Iglesia y el Ejército y sienta las bases para un desarrollo de disciplinas tales como la psicología social, psicología política, etc. Retoma, critica y desarrolla algunos conceptos del famoso sociólogo de su época  Gustav Le Bon (1831), quien define masa como agrupación humana con rasgos de pérdida de control racional, mayor sugestionabilidad, contagio emocional, imitación, sentimiento de omnipotencia y anonimato para el individuo. La psicología social o colectiva tiene influencia sobre el individuo cuando forma parte de un pueblo, tribu, institución o  aquella multitud humana organizada como masa, siendo el factor numérico algo secundario al cual Freud no le otorga suficiente importancia como para provocar otro instinto, concluyendo entonces que el instinto social  no es primario ni irreductible y que lo primario y formativo se encuentra en círculos más limitados como la familia.

Para Freud existe oposición entre psicología individual y psicología social o de las masas, aunque por otro lado de manera audaz señala que es “al mismo tiempo y desde un principio “ psicología social”  y, si bien considera las relaciones del individuo con sus padres y hermanos como relaciones sociales, señala que éstas entran en contradicción con ciertos procesos narcisistas en los cuáles la satisfacción pulsional del individuo se sustrae del influjo de otras personas o renuncia a ellas. Asimismo puede prescindir de estas relaciones (con la persona amada, amigo, maestro, padres) cuando se liga a algún grupo  o masa, por o para algún fin, puede incluso considerar algunos aspectos de ajenidad en el grupo. Freud, S. 1920 p. 68

Guiada exclusivamente por el inconsciente, la masa es voluble, impulsiva y excitable, cuyos impulsos pueden obedecer a causas nobles o crueles, ignorando el interés personal y hasta de autoconservación.

Al desaparecer todas las inhibiciones, queda el grupo al arbitrio de toda satisfacción pulsional, incluidos los instintos crueles, destructivos  pudiendo también  ser capaces de elevadas muestras de abnegación , desinterés y consagración al ideal, quedando comprometida incluso la inteligencia, aunque contradictoriamente, el alma de las masas es capaz de creaciones geniales espirituales (como el lenguaje, canciones tradicionales, el folklore), por lo que es necesario distinguir las diferencias en las conformaciones de masas, siendo algunas pasajeras y otras permanentes.

Es de tal magnitud el nivel de afectividad y pasión que se obtiene en el grupo que se pierde el sentimiento de su individualidad.

DESEO MIMÉTICO

La teoría mimética de René Girard como se mencionó anteriormente, postula una dimensión humana de la violencia con origen en los deseos; esto es: los individuos solo desean lo que otros desean y esa premisa es fuente de sus enfrentamientos. También dicho deseo es la expresión de un proyecto identitario, cuya constitución intersubjetiva y dependiente de los individuos, hace que tengan la imperiosa necesidad de afirmarse a través de una disputa ya sea a través de los signos distintivos de la rivalidad o mediante la violencia que suprime la otredad a partir del mecanismo sacrificial, del cual señala su vigencia hasta nuestros días.

Asimismo el binomio deseo mimético/identidad, alude al fracaso de las promesas metafísicas incumplidas de  autonomía que dio origen al hombre moderno. La teoría de las neuronas espejo, que postulan las neurociencias podrían ratificar lo dicho por el autor.

En La violencia y lo sagrado señala Girard que hay una primera escisión determinada por la víctima entre un adentro y un afuera del marco social, escisión que es impulsada por la necesidad humana de construirse un “yo” ideal y unitario frente a la naturaleza indiferenciada que se asocia al caos.

Es en este punto en el que quiero detenerme para hablar un poco de esa necesidad de construcción del yo ideal unitario que plantea Girard.

Freud planteó la existencia de un yo dividido y habló de sus instancias constitutivas: ello, yo, superyó, siendo la originaria el ello, proveniente de la parte instintiva y que luego devino en yo, cuyo trabajo es el de traducir los llamados del ello y dialogar con el exterior. Justamente el sujeto “neurótico”, es aquel capaz de asumir su falta y su escisión. Por otro lado, el tan mencionado Narcisismo, es proceso evolutivo y parcialmente requerido para la supervivencia pero que puede estancarse al no encontrar un objeto satisfactor y el sujeto se ve urgido a regresar a las investiduras originales y quedar “atascado” ciertamente en una ilusión de perfección. En este sentido, el narcisismo primario  necesita de  la existencia de un yo ideal que lo sostenga “aquí y ahora” y de cuenta de sí, pero cuando se reúne e inviste a otros objetos,- narcisismo secundario-, introduce la temporalidad, integrando el ideal del yo; esto es “lo que puedo llegar a ser” y de esta manera futuriza y toma modelos que le dan soporte constante en su afán de desarrollo posterior.

Como se mencionó al inicio de este texto respecto de la constitución del psiquismo, la libido de objeto se realiza por mediación del yo: relación de objeto  por apuntalamiento; esto es por apoyo, siendo aquella en la cual las personas encargadas de la alimentación, cuidados y protección del niño, proporcionan el prototipo del objeto que satisface sexualmente. Hay una marca del objeto, una vivencia de satisfacción y en algún momento dado diría Freud hay una especie de alucinación, cuando el bebé desea y luego recibe, imaginando que él ha provocado la presencia de su proveedor: hay una acción específica que deja huella de objeto.

El  yo se encuentra eternamente entrampado en la ambivalencia: quiero esto pero no lo quiero, en una duda permanente de certezas, ojalá y lo resolviera imitando al semejante.

Pero ¿Cuál es el origen de los Deseos para Girard?

¿Por qué frente al conflicto anunciado, los individuos se enganchan en los deseos ajenos?

Para mostrar la diferencia entre la Psicología Individual y la Grupal, presento a continuación  varias miradas de la conformación de grupos.

Algunos estudiosos de las dinámicas grupales, reconocen las enormes contradicciones humanas y saben de la necesidad de provocar la escisión de manera voluntaria, eligiendo entre sus miembros, representantes que asumen diferentes tipos de liderazgo, cuyo rol o función adquiere un predominio dentro del grupo.

ENRIQUE PICHÓN RIVIERE[i]

Grupos Operativos “El Inconsciente Colectivo”, El Chivo emisario, el líder y el saboteador.

Pichón Riviere habló de la existencia del líder formal designado desde la Institución y el líder informal que surge del propio grupo (el cual expresa los intereses y asume determinadas funciones y que puede irse rotando de acuerdo al tema, a los aspectos positivos y negativos, al aprendizaje, etc). El saboteador es el líder de la resistencia al cambio.

La propuesta anterior se justifica en virtud de que las condiciones de la personalidad no alcanzan a explicar el rol del líder y se requiere que otro traduzca las necesidades del conjunto. EL rol de líder en la teoría de Pichón se conecta con aspectos como: filiación, pertenencia, cooperación, aprendizaje, etc.

Pichón utilizó el concepto de emergente como sinónimo de portavoz, más tarde realizó una diferenciación entre ellos: “.. Portavoz del grupo es el miembro que en un momento denuncia el acontecer grupal, las fantasías que lo mueven, así como las necesidades y ansiedades de la totalidad del grupo, concepción que después utilizó como vehículo en su trabajo con familias de pacientes psicóticos.

“… ambos roles, el de líder y chivo emisario, están íntimamente ligados, ya que el rol de chivo surge como preservación del liderazgo a través de un proceso de disociación o splitting necesario al grupo en su tarea de discriminación..”.

Esta concepción de portavoz como vehículo de lo emergente surgió de su trabajo con familias de pacientes psicóticos y observó que el enfermo mental no es un individuo aislado sino el producto de un medio ambiente y que es el resultado de la interacción de un grupo familiar enfermo y en este sentido encontró que el portavoz es depositario de cuestiones que se relacionan con su entorno y participa de lo que llamó el juego de las tres D; depositario, depositado y depositante. El depositario es el que se hace cargo de la patología de grupo familiar, lo depositado está constituido por las ansiedades del resto de los integrantes del grupo. Los depositantes son los otros miembros del grupo familiar.

Dicho portavoz no tiene conciencia de su denuncia, enuncia como propio algo que es de significación grupal.

Cabe señalar que en la clínica psicoanalítica “La identificación proyectiva“, es para el  psicoanalista o psicoterapeuta,  un elemento que siempre debe atender con agudeza, pues estas proyecciones masivas inconscientes,  provocadoras de malestar y contra reacciones,  están presentes en un buen número de pacientes.

EL APARATO PSIQUICO GRUPAL DE RENE KAES[ii]

Grupo/Objeto

Kaes señala que los fenomenólogos y psicoanalistas han llevado a cabo un trastueque capital: para el hombre un “objeto”  solo puede tener existencia y sentido a través de la red de las catexias afectivas y las representaciones que lo irriga y le da su volumen, su materia, su peso, su color y su valor. Propone considerar al grupo como objeto representado, una imagen cuyos referentes son a la vez endopsíquicos y externos en la realidad material y social.

La noción de grupo como objeto fue propuesta en Francia por J.B..Pontalis en 1963, y desde la década de los sesentas Wilfred Bion señaló la importancia del grupo como objeto y desarrolló de manera extensa, su propia conceptualización de Grupos.

Kaes considera al APG (aparato psíquico grupal) como un aparato psíquico que funciona en otro espacio que aquel del sujeto singular, en ese espacio en el cual los sujetos se reúnen y donde se ligan entre ellos, se juntan, se diferencian, se oponen, se desligan, etc. En sus relaciones por sus alianzas, ellos producen la realidad psíquica- una psique de grupo- que es el resultado del trabajo de transformación de la materia psíquica de los sujetos que se ligan entre ellos; y esta realidad aunque está hecha de la misma materia, no está organizada como la de la psique individual, no tiene las mismas tópicas, la misma economía, la misma dinámica. No podemos concebir el aparato psíquico grupal como una simple extrapolación de los procesos y de las formaciones del espacio interno en el espacio del grupo. Existen organizadores psíquicos que son comunes a los sujetos cuando ellos se ligan en el momento en que se agrupan. Ciertos sujetos son el principal agente de ese trabajo que ocupan un lugar y una función remarcable: Le llama funciones fóricas: al portavoz, porta síntoma, porta ideales, porta sueños, etc. que es diferente a la concepción de portavoz enunciada por Pichón Riviere. Kaes,R. (1987).

El APG en su fase inicial efectúa un doble movimiento de las identificaciones proyectivas[iii] e introyectivas. El APG recibe por identificación proyectiva, las partes buenas de los objetos internos de los participantes, de tal modo, que las colocan a resguardo de su propia destructividad, no sin enfrentarse  a una parte de las deflexiones letales, organizándose de acuerdo a un escenario de conflictos entre los diferentes objetos de valor contrarios que se encuentran depositados en él; otra parte de la agresividad que aparece en el interior de cada cual y que se pueden poner al servicio de la lucha contra el ataque de los malos objetos.

En este sentido, Kaes advierte  la posibilidad de que en el grupo pueda o no asegurarse la función alfa de la madre que alude a la definida por Bion (1962) como la tolerancia de la madre a las proyecciones destructivas del niño y a su capacidad para contener, metabolizar y elaborar esas proyecciones dolorosas o desorganizantes (elementos beta). A dicha capacidad la llamó función alfa. Cuando en el grupo es insuficiente la capacidad análoga a la capacidad de  función alfa de la madre, se estará cercano a una parálisis del proceso de construcción grupal, por lo que habrá de constituirse un representante que opere dicha función.

En un primer momento considera al grupo como objeto de representaciones y afectos, organizado por ciertas formaciones psíquicas que poseen propiedades grupales: el grupo representado es un representante del aparato psíquico en su conjunto, o de algunos de sus elementos. Esta aptitud para representar las formaciones grupales del psiquismo se debe explicar por las afinidades de forma, estructura y función entre el aparato psíquico subjetivo y el grupo.

Algunos años después Kaes trabaja nuevamente su modelo introduciendo la cuestión del sujeto, de la subjetividad y a concebir de manera más precisa un sujeto en la intersubjetividad, un sujeto en el cual el sujetamiento es doble, debiendo satisfacer a las exigencias de las pulsiones, de sus deseos y aquellas que le imponen las alianzas inconscientes y que él también se impone como sujeto de estas alianzas.

Sobre la transmisión transgeneracional,  Káes dirá que existe una transmisión de la vida psíquica entre y a través de las generaciones y que deben considerarse otros factores que entran en juego como los mencionados por Nicholás Abraham y M. Torok sobre el fantasma y la cripta o los de J. Guyotat sobre la filiación psicótica. Tema crucial pero en el que por el momento no se ahondará.

Existe otra dimensión de los garantes metapsíquicos y metasociales de los procesos y de las formaciones psíquicas como aquellas alianzas inconscientes en la medida que ellas son formaciones inter- y transubjetivas, que están en posición meta con respecto a las formaciones intrapsíquicas, como la represión o la denegación, o el narcisismo y el yo: esto es así para el contrato narcisista y el pacto negativo. Ejemplo de ello se da en los mitos y las creencias colectivas. Las estructuras legitimadoras del poder por ejemplo, están analógicamente en una posición meta, con respecto a las organizaciones sociales como las Instituciones.

En relación a los garantes metapsíquicos, sugiere que este modelo está organizado y encastrado y tiende hacia equilibrios provisorios, no es estable y tiende a crisis periódicas.

Con este modelo pueden producirse crisis comprensibles en los procesos y los contenidos de la transmisión, pues no solamente existe a nivel consciente o voluntario (¿Qué transmitir?) sino también a un nivel inconsciente, con su conformación particular.

A manera de conclusión se puede mencionar que la noción de grupo humano designa dos órdenes de realidad: a) lo definido por la psicología social de Lewin en su perspectiva estructural; esto es como disposición particular de vinculaciones interpersonales y sociales y b) lo que el psicoanálisis caracteriza como objeto o forma más o menos autónoma y personificada de existente: “… objeto requerido por las pulsiones y sus elaboraciones que desempeña un papel crucial en la construcción de las relaciones entre la realidad psíquica, social y material y revela ser un elemento mayor en el proceso de identificación, es decir en la trama fundamental de la existencia interpersonal y social…”. R. Kaes, (1987) pp.22.

ESBOSO

En otra perspectiva y para investigaciones posteriores que abonen a la discusión,  puesto que da luz respecto a las conformaciones actuales de grupos o reuniones de seres humanos artificiales, que pueden unirse en un mismo grupo sin siquiera conocerse, la lectura de Gilbert Simondon (1924-1989) resulta indispensable. Este autor integra las ciencias de la naturaleza y las ciencias del espíritu. Pone su mirada en el estudio de la imagen del pensamiento, definiéndolo como un “pensamiento en devenir”, por lo tanto, sin imagen, que participa en lo que el mundo es y no en lo que necesitamos que sea. El sujeto ético y moral de Simondon es un sujeto que no atiende al “deber ser” ya que nunca es el mismo sujeto puesto que tiene que hacer valoraciones y adaptarse a cada situación.

Simondon propone un Principio de Individuación, como aquello que hace de un individuo algo único. Integra devenir y singularidad, observando la totalidad de relaciones que intervienen en el proceso y no solo el producto de dicha individuación. “No hay Ser sino Devenir, o Devenir del Ser. Los procesos de individuación psíquica se construyen junto con los procesos de individuación colectiva, sobre un fondo de individuación vital, que, a su vez, se construye sobre un fondo de individuación física”

Referencias


[i] Psiquiatra y psicoanalista, argentino, nacido en Suiza y nacionalizado francés, generador de la teoría de grupos operativos, brindó herramienta fundamental a la Psicología Social, cuya originalidad de su teoría se basa en la visión dialéctica del funcionamiento de los grupos y de la relación entre la dialéctica, la homeostasis y la cibernética

[ii] En una entrevista  Kaes señala que las nociones sobre el  APG (aparato psíquico grupal) hacen referencia a uno de los modelos freudianos del aparato psíquico. Ya en los años 70,s tuvo la intuición de la existencia de alianzas inconscientes que fue desarrollando hasta consolidar un Modelo. Retoma de Freud la idea de psique como materia sometida a transformación que se diferencia en sistemas o instancias.

[iii] Se entiende por identificación proyectiva al mecanismo de defensa que se traduce por fantasías en las que el sujeto introduce su propia persona en su totalidad o parcialmente en el interior del objeto para dañarlo, poseerlo y controlarlo.

A, M. (2017). Deseo mimético e identidad: pensar a la violencia en el mundo actual. redalyc.

Chamizo, O. (2009). Pasajes psicoanalíticos. Clínica freudiana. Ciudad de México: Siglo XXI.

Freud, S. (1900). La interpretación de los sueños Tomo IV. Buenos Aires: Amorrortu.

Freud, S. (1922). Psicología de las masas y análisis del yo. Buenos Aires: Amorrortu.

Girard, R. (2005). La violencia y lo sagrado. Barcelona: Anagrama.

Girard, R. (2021). Cosas ocultas desde la fundación del mundo. Barcelona: Sígueme Ediciones.

Kaes, R. (2000). El aparato psíquico grupal. Barcelona: Gedisa.

Lyotard, J.-F. (1971). Discurso, figura. Buenos Aires: La Cebra.

Moreno, A. (2014). La teoría mimética de René Girard. Una visión crítica. Gaceta de Antropología.

Elizabeth Lomelí Espinosa

Actualmente cursa estudios de doctorado en el Colegio de Saberes