Petición de principio: El texto que se presenta es la primera parte de tres en la que se introduce sobre las primeras reflexiones sobre la aproximación entre el artista y el modelo. Se proponen diferentes tipos de modelos y los datos que se pueden obtener de ellos ya sea para sus representaciones técnica-formal o emocional-conceptual.
“Iba caminando con dos amigos por el paseo, el sol se ponía. El cielo se volvió de pronto rojo, yo me paré. Cansado me apoye en una baranda, sobre la ciudad y el fiordo oscuro azul no veía sino sangre y lenguas de fuego. Mis amigos continuaban su marcha y yo seguía detenido en el mismo lugar temblando de miedo y sentía que un alarido infinito penetraba toda la naturaleza”. (Berrocal, 2012)
Edvard Munch refiriéndose a su cuadro, un grito que convulsiona la figura protagonista y todo el paisaje; que transmite una situación anímica, un retrato interior del artista.
En mis inicios como docente de arte trabajé en una fundación para niños con cáncer. Mis alumnos, de entre 2 y 17 años, asistían a mi clase de manera voluntaria.
Debido a que la población era flotante, debía de pensar en actividades y/o temas que no tuviesen mucha continuidad. Conforme yo ganaba tiempo en ese trabajo fui observando lo que sucedía con los estudiantes, tanto en la parte técnica, como la emocional y la física. En una de las sesiones decidí hacer un experimento. Había 8 niños y niñas de diferentes edades, el más pequeño de 4 y el mayor de 16. Los acomodé en círculo y les di un par de hojas a cada uno. En el centro coloqué una manzana sobre una mesa y les indiqué muy claramente: “Pinten la manzana que está frente a ustedes.” Les di suficiente tiempo para dibujarla, considerando sus limitaciones, tanto físicas como técnicas. Al terminar de realizar su dibujo pedí que lo guardaran porque les iba a contar una historia. Les narré una historia emotiva sobre la manzana que tenían frente a ellos y que acababan de dibujar.
Al finalizar la historia les pedí que dibujaran de nuevo la misma manzana que seguía en el mismo lugar frente a ellos. Les di aproximadamente el mismo tiempo que para el dibujo anterior. Al terminar la actividad solicité que sacaran el primer dibujo realizado de la manzana con el objetivo de descubrir las diferencias con el primero.
A partir de entonces, mi perspectiva sobre el arte cambió radicalmente; me encontraba frente a lo que, quizá, era el inicio de un “análisis”.
En mi experiencia profesional como artista plástico, surgió otro hecho que también llamó mi atención. Está relacionado con mi trabajo sobre la figura humana. Solía reunirme los sábados con algunos colegas. Era muy joven, mientras que los demás rondaban entre los 50 y 85 años. La dinámica consistía en dibujar a la modelo desnuda en un promedio de tres horas. Solíamos instalarnos de manera espontánea, en algunos casos conforme íbamos llegando. Antes de comenzar cada sesión, charlábamos entre nosotros; cuando llegaba la modelo interrumpíamos la plática y ella se preparaba para posar.
La modelo se acomodaba en una especie de tarima y comenzaba a proponer algunas poses. Los demás colegas le daban indicaciones; que subiera más los hombros, que volteara hacia otro sitio, se sentara, o se pusiera de pie… En esos momentos yo permanecía callado, pues me sentía demasiado joven para sentir confianza y sugerir lo que sentía. En ese proceso, que algunas veces se prolongaba unos 5 minutos, observaba que la modelo se convertía como en un objeto, que se despersonalizaba. Era como pintar una manzana pero con cuerpo de mujer.
Las modelos se contrataban por sesión, razón por la que no siempre eran las mismas. Ellas podían trabajar en nuestro taller una, tres seis sesiones o a veces años.
Por mi juventud me sentía más cercano a las modelos. Esto tenía que ver con que en los descansos podíamos charlar por nuestra identificación generacional. Al principio nuestros acercamientos eran triviales, y conforme pasaron los meses y los años, se fue acrecentando la confianza. En los descansos nuestras pláticas eran más profundas y personales. Cuando finalizaban las sesiones, tanto los pintores como la modelo, recorrían los lugares observando las obras resultantes. La mayoría ignoraba mi dibujo y los que comentaban solían decir que mi dibujo no se parecía en lo absoluto a la modelo; hablaban de la fuerza emocional, pero criticaban la técnica. Las modelos, por su parte, decían que mi trabajo era diferente porque se veía en él, se sentían en él, les gustaba que no se tratara de una copia o de un resultado fotográfico…
Lucian Freud, nieto del psicoanalista Sigmund Freud, decía: “No es importante copiar apropiadamente el modelo. La pintura es todo lo que se siente sobre ella, todo lo que se piensa sobre ella, todo lo que se pone en ella cuando se pinta.” (Vázquez, 2010)
Yo entonces me preguntaba Hasta qué punto se modifica el resultado de la obra plástica a partir del conocimiento previo de la historia del Modelo[1]
Estoy completamente convencido que mi dibujo se había modificado a partir de aquellas pláticas personales e íntimas donde ya no veía a un objeto, sino a un sujeto con una identidad; pintaba lo que para mí eran sus historias, su estado anímico, su pasado, y en algunos casos su futuro.
Fue así que dejé de dibujar formas y comencé a plasmar historias y emociones. Decidí que tenía que comenzar mis primeros estudios relacionados con el resultado de conocer más profundamente al sujeto.
Para poder ahondar sobre esta experiencia como artista, comenzaré identificando y explicando, en primer lugar, qué es el modelo (M) y qué tipos de modelos existen; categorizaré los tipos de modelos para que posteriormente podamos entender el vínculo entre éste y el artista, y cómo al estudiar y conocer al modelo se puede enriquecer la obra.
Propongo, entonces, explicar los Modelos de la siguiente manera: Modelo vivo (Mv) y Modelo inerte (Mø)
Como ejemplo del MØ podemos considerar a la arquitectura, los muebles, los autos, los juguetes, etcétera, es decir, todos aquellos objetos que carecen de vida y que en su gran mayoría fueron creados por el hombre. En este trabajo me centraré en los M v es decir, en seres humanos, animales y plantas, mismos que dividiré en dos subgrupos: Modelo vivo comunicante (M v = ) y Modelo vivo no comunicante (MV =/)
El Mv= es aquel que puede transmitir un mensaje a partir de la palabra, que puede estructurar ideas, proporcionarnos datos para reconocerlo más allá de su forma, que posee un discurso[1] propio.
Hablar del Mv= es básicamente el que puede referirse una opinión de un hecho o de una vivencia personal. De esta manera se personifica y se valida su identidad, en la que el Modelo deja de ser un objeto y se convierte en un sujeto.
El discurso del Modelo puede ser interpretado por parte del artista de manera sígnica[1] y/o de manera simbólica[2].
El Mv= nos proporciona dos tipos de discursos (datos): los concretos y los conceptuales.
Los datos concretos parten de lo objetivo como son: su género, edad, complexión, y en nuestro dibujo nos proporcionan la forma, es decir, la Técnica.
Por otra parte, los datos conceptuales parten de lo subjetivo, como son gustos, pasado, opiniones, preferencias, mismas que en el dibujo nos aportan lo emocional y lo simbólico, es decir, el Concepto.
Una vez depositados ambos discursos en el Artista, éste los interpreta también desde sus propios significantes. Es ahí donde se inserta el concepto de análisis interpretativo (Santander, 2011) que justifica el lenguaje como material de análisis, y que más adelante propondré como método de estudio en mi taller.
La manera en que la “técnica” de la obra mejora, es a partir de la práctica, la observación y la destreza motriz; mientras que la carga emocional y simbólica del artista mejora a partir de los conocimientos empíricos y racionales con los que cuente al momento de la realización de la obra. Con esto quiero decir que un artista, entre más vivencias, experiencias y datos tenga del modelo, más herramientas tendrá para enriquecer su dibujo simbólico y su propuesta conceptual.
Cabe mencionar que los datos que nos proporcionan los modelos pueden ser infinitos, así que debemos ser muy claros con los datos que nos interesan del modelo en cuestión. Recordemos que en el ejercicio de la manzana yo creé una historia, limitando los datos que ofrecía a mis alumnos, mientras que en los talleres de figura humana los datos que me compartían las modelos eran lo que ellas decidían contarme sobre alguna vivencia cotidiana o algún evento especifico.
Dado lo anterior, a lo largo de 2 años he incursionado más a fondo a partir de esta práctica de trabajo aplicándolo a mujeres a través de sesiones guiadas, obteniendo datos específicos insertando en mi propuesta el concepto de Sombra, desde el punto de vista de del arquetipo de Carl G. Jung como el aspecto inconsciente de la personalidad caracterizado por rasgos y actitudes que el Yo Consciente no reconoce como propios. Si por definición la sombra es inconsciente quiere decir que estamos sometidos a ella. La sombra está formada por energía psíquica reprimida que se proyecta en el exterior sobre el cual ahondaré en la parte dos del artículo.
Bibliografía
Berrocal, Manuela. (2012). Nueve viajes alrededor del mundo.p49. Bubok Publishing. España.
La proyección de la sombra – Enric Corbera Institute. (2017). Enriccorberainstitute.com. Retrieved 6 July 2017, from https://www.enriccorberainstitute.com/blog/la-proyeccion-de-la-sombra
Santander, Pedro (2011). Por qué y cómo hacer Análisis de Discurso Cinta moebio 41: 207-224 www.moebio.uchile.cl/41/santander.html
Vazquez, Adolfo. (2010) Lucian Freud: Una aproximación al retrato psicológico. 4/jul/2017.
[1] Del signo o relacionado con él.
[2] La idea de un orden simbólico que estructura la realidad interhumana ha sido establecida en las ciencias sociales, especialmente por Claude Lévi-Strauss basándose en el modelo de la lingüística estructural surgida de las enseñanzas de F. de Saussure. La tesis del Curso de lingüística general (1955) es que el significante lingüístico, tomado aisladamente, no tiene un nexo interno con el significado; sólo remite a una significación por el hecho de estar integrado en un sistema significante caracterizado por oposiciones diferenciales. http://psicopsi.com/Diccionario-psicologia-letra-S-Simbolico
[1]Del lat. discursus. Serie de las palabras y frases empleadas para manifestar lo que se piensa o se siente.
[1] Modelo como persona u objeto (naturaleza muerta) que copia un artista plástico (pintor, escultor, fotógrafo…), para lo que posa vestida, semidesnuda o desnuda, ocasionalmente o como medio de vida.
Plácido Merino es un reconocido artista mexicano cuya obra conlleva una investigación a partir del discurso psicológico de Carl G. Jung, el cual da como resultado un trabajo disruptivo, emocional y conceptual. A lo largo de su carrera ha expuesto en instituciones, museos y galerías internacionales y nacionales destacando el Museo de la Ciudad de México, el Polyforum Siqueiros y el Museo Soumaya. Así mismo, ha sido acreedor a diversas distinciones, entre ellas la de la Excelencia Académica por sus investigaciones en el ámbito de la cultura y las artes otorgada por el Senado de la República en el 2017.