Miguel Ángel Violante Huerta
La fractura ha sido dolorosa, como cualquier otra que se vive en los cuerpos, pero aquella que llegó en el pasado, resultó clave para que dicha sensación, hoy se tornará en convicción, en elección y fortaleza.
Nacido en Morelos, recuerdo la marcha morelense, bello canto instruido a los jóvenes para apreciar la historia de nuestra tierra. Misma que desde el legado familiar, pareciera que fue tomando fuerza: “unidos como hermanos …”, sumando a ello, una convicción por el trabajo y el orgullo.
El más joven de un grupo de varones consanguíneos, asumí caminos coincidentes con los deseos y anhelos familiares, pero al confrontarme con la comodidad y unidad, decidí la transgresión por salvedad, por amor y por vida.
Apasionado en el ser, llevo a cabo lo necesario para consolidar un proyecto vinculado a los anhelos, pero también reconozco las ambivalencias del sujeto y creo hacer más clara la advertencia sobre los alcances humanos.
Encausar parte de mis dudas y dificultades en la vida, representó sumar a ellas, aportes que las Ciencias Sociales, las Humanidades, las psicologías y el campo Freudiano del Psicoanálisis no han escatimado en brindarme condiciones de posibilidad de pensar.
En vista de la incertidumbre de por sí dada en el abismo de sentido entre la palabra y la cosa, dadas sus imposibilidades de conexión, hoy asumo lo perdido pero presente del objeto y gozo de la palabra en asociación con la dicha.