Una estética del límite

Anónimo

jaguars y monarcas

Cuál es el punto en común entre un jaguar y una mariposa monarca; en dónde se cruzan el vuelo de un ave y el camino de lxs migrantes; a qué significa animal, un dólar o un peso, América, arma, Cuba, un colibrí y Latinoamérica. ¿Qué quiere decir el silencio? ¿Dónde empieza y acaba una escritura? Es decir, finalmente, al menos para esta introducción, cómo dar y recibir el testimonio de un mundo vivo. Un mundo vivo que palpita y, sin embargo, muere.

El trabajo de Verónica Gerber Bicecci nos parece una profunda invitación a percibir los mensajes de los mundos que laten y laten en una multiplicación de coral.

En algunas obras percibimos que en ocasiones la expresión del tiempo en el mundo toma formas de cartografías de distintos flujos con sus cortes, como diagramas de una masa continental atravesada por políticas, hambre, sueños, alas incendiándose, soles nocturnos, paredes enormes, dolor, sed, muertes y vidas y más muertes y más vidas. Tantas que pareciese no haber punto en común sino un espacio que todo posibilita.

Y una posibilidad de apreciar distintos flujos nos muestra que el deseo se inscribe en múltiples capas; es decir, en un Geos extenso y común. Las rutas que marcan los cuerpos sobre estas capas entonces figuran que política, psicología, economía, ecología y arte no son ciencias ni disciplinas inofensivas ni aisladas sino imbricadas. Así, una estética de los diversos flujos nos devuelve al tema, siempre denegado y por ello fundamental y central, de la Tierra como potencia de vida, y junto a ella, una opción entrevelada: Una (nueva en tanto que actual, pero antigua en tanto que terrestre) posibilidad de pensar la existencia, el deseo y un tiempo fragmentado. Un advenimiento de mundos posibles.

diagramas de silencio

En otros de sus trabajos sentimos que aquello que permite la existencia es verdaderamente fértil e indecible. Es a veces una fuerza que emerge de la profundidad de los silencios, y que conforma y limita el flujo de una voz que habla sobre sí misma. Silencio.

Verónica Gerber Bicecci, Diagramas de silencio, 2018.

Y al mismo tiempo, de nuevo, un movimiento íntimo, sensible al ritmo de la creación, noble al aliento que la invoca al pronunciarla, sin nunca decirla. Silencio.

Verónica Gerber Bicecci, Diagramas de silencio, 2018.

V.G. B. nos muestra, pues, la existencia de aquella fuerza y aquella ternura impronunciables que permiten leernos y escribirnos. Silencio.

mujeres polilla

Y al reparar en estas muestras de condiciones de posibilidad sujetas a un estrato, nos encontramos con que una posibilidad también es un devenir.  Como el caso de un grito o un incendio o un hambre de polilla que consume al positivo y el negativo de la superficie, mostrando más bien la exacerbación de la violencia de una norma, haciéndola estallar de su propio seno, revelando la condición de huésped de aquel que se creía dueño y habitante único.

Fotografía: Elizabeth del Ángel, Ramiro Chávez y Aimée Suárez. Verónica Gerber Bicecci, mujeres polilla, 2018.

escritura de tiempo

Porque, efectivamente, lo indecible más que una perplejidad o una impotencia, sobre todo, entre otros verbos, es no parar de decir en un mundo que pierde sus sentidos. Porque lo invisible se torna cuando la ley se superpone y confunde con la verdad en menoscabo del asombro y la singularidad. Ante ello, una estética de lo anónimo, del testimonio, de otra habla, un dialecto de lo sensible en el engendramiento de otro sentido con la agudeza para apreciar lo real de la materia.

Fotografía: Elic Herrera y Elizabeth del Ángel. Verónica Gerber Bicecci, Escritura de tiempo, 2005.

¡Sea la grandeza de lo imperceptible!


[i] Agradecemos la infinita amabilidad de Verónica Gerber Bicecci por compartir parte de su trabajo a este espacio, e invitamos a nuestros lectores a revisar su obra completa en su página web: https://www.veronicagerberbicecci.net/