El héroe de las mil caras (traducido al español como Psicoanálisis del mito[1]) publicado en 1949 es un texto del mitólogo estadounidense Joseph Campbell. Influido por el Totem y Tabu de Freud, Campbell utiliza el psicoanálisis para trabajar la trayectoria del héroe como un viaje paralelo al desarrollo del infante y la resolución edípica. Desde esta perspectiva, la construcción del mito es el reflejo de la condición humana inconsciente. Campbell sostiene que el viaje del héroe es un patrón narrativo encontrado en las historias, leyendas y mitologías desde la antigua Grecia. Este texto a su vez será una influencia fundamental en la creación de ficciones contemporáneas como Star Wars de George Lucas, El Rey León o The Matrix. En el caso de los universos ficticios de los cómics, las relaciones entre los personajes generan también una mitología. La experiencia de cursar el doctorado en Saberes sobre subjetividad y violencia ha sido para mí un viaje mítico también.
A principios de mayo de 2016 (hace tres años y medio) me llegó un correo – como muchos- invitando a la sesión informativa de un nuevo doctorado. Hace tiempo que yo recibía mails de propaganda del Colegio de Saberes, nunca supe como mi contacto apareció en sus listas de divulgación. El titulo llamo mi atención: Doctorado en Saberes sobre Subjetividad y Violencia. Aún conservo ese correo en el cual ofrecía seductoramente lo siguiente:
“El programa de doctorado se encamina a
pensar la subjetividad y la violencia y a crear cuestionamientos que vayan más
allá de la fragmentación disciplinaria y de las fronteras entre lenguajes. A
partir de un diálogo entre Nietzsche y Freud como fundadores de discursividad,
se discutirá críticamente con autores que los antecedieron y con pensadores
contemporáneos. Desde la estética, el arte y el inconsciente como
anti-discursos, se problematizarán nociones fundamentales que se han utilizado
para el estudio de lo humano y lo social.”
Inmediatamente me atrapó. Por aquel entonces llevaba tiempo deseando realizar estudios formales (siempre he sido autodidacta) y necesitando algún tipo de pertenencia institucional. Hacía tiempo que entre mis colegas sostenía diversas discusiones sobre las posturas del psicoanálisis alrededor de la violencia en diversos ámbitos. A veces me invitaban a participar en eventos médicos y en foros para psicólogos para hablar del tratamiento de la violencia doméstica, sobre todo del tratamiento de los agresores.
Mis camaradas psiquiatras y psicólogos me mandaban con frecuencia pacientes diagnosticados con un sin fin de etiquetas violentas que “sorpresivamente” modificaban su conducta a decir de mis colegas “con la terapia que les das“. A mí me sorprendía la violencia y soberbia del saber médico de mis amigos psiquiatras ya que mi único superpoder era la escucha analítica. La escucha del lado obscuro.
Ahora interpreto ese correo como “la llamada a la aventura” que me sacaba del “mundo ordinario“. Sin saberlo, estaba siguiendo la trayectoria del héroe[1], así que el mail se quedó en mi bandeja… yo había “rechazado la llamada“. El 21 de junio del mismo año, llega otro correo: “Última presentación: Doctorado (junio 25), Maestría (julio 2)”. La presentación era en sábado, en un horario que normalmente tengo consulta, pero casualmente ese día tenía una cancelación, que me hacía posible asistir.
Llegue al colegio tarde (yo siempre llego tarde) a “encuentro con el maestro“… Germán ya había iniciado la presentación y sin más sus palabras me atraparon. Hablaba de la violencia del lenguaje y del comienzo de la historia, de la palabra y la memoria, de la escritura como registro y la necesidad humana de recordar para no repetir… Freud, Nietzsche, Heidegger, Derridá, Lacan…. todos ahí hablando en la voz del Maestro.
Luego vino un taller de escritura del protocolo donde Jorge Torres nos decía que había que escalar la pregunta al rango de una tesis doctoral. La elaboración del proyecto y el ingreso al programa fue sin duda el “cruce del primer umbral“.
A lo largo de estos semestres han habido “pruebas, aliados y enemigos” que enriquecieron el viaje. Cada coloquio, cada artículo fue una aventura con textos aliados que enriquecían el proyecto y autores que lo confrontaban generando adversidad. Tres años después llegamos a la “prueba suprema“, la escritura de la tesis esperando lograr “la recompensa“: el anhelado título que anuncia el final de la aventura.
Aún falta la tercera parte, el retorno al mundo ordinario
con el elixir del conocimiento, el superpoder emanado del lado obscuro. Por lo
pronto me despido con una postal y las palabras del héroe de la saga del
Infinito del MCU que casualmente tuvo su Juego Final también este año:
Parte del viaje es el final y Todo el mundo quiere un final feliz ….. Pero no siempre sucede de esa manera….. Quizás esta vez…. qué mundo!! Universo ahora!!!…. Si me hubieran dicho hace 3 años que no estábamos solos, y hasta qué punto!!! … Quiero decir, no me hubiera sorprendido, pero …. Las fuerzas épicas de oscuridad y luz se han enfrentado. Y para bien o para mal, esa es la realidad en la que vivimos……. Esta cosa de la tesis … me hizo reflexionar sobre la supervivencia de todo esto. Pero, de nuevo, ese es el trabajo del doctorante. ….. Parte del viaje es el final. …..¿Para qué me preocupo? …….Todo va a funcionar exactamente de la manera que se supone.
mensaje de Tony Stark (IronMan) en Endgame, 2019
[1] Campbell propone tres fases en el viaje del héroe compuestas de 12 pasos:
Separación: 1) Mundo ordinario, el mundo real antes de empezar la historia. 2) La llamada a la aventura, donde se presenta un problema, desafío o aventura. 3) Rechazo de la llamada, provocado por el miedo al cambio. 4) Encuentro con el maestro, mentor o algún tipo de ayuda sobrenatural que aporta información y entrena al héroe para responder al desafío. 5) Primer umbral, que se cruza para abandonar el mundo ordinario hacia el mundo especial o mágico iniciando el viaje.
Iniciación: 6) Pruebas, aliados y enemigos, que hacen que pueda aprender las reglas de ese mundo especial. 7) Acercamiento, en el que el héroe va superando las pruebas en su camino. 8) Prueba decisiva, en el momento más crítico, de enfrenta una disyuntiva de vida o muerte. 9) Recompensa, como consecuencia de enfrentar a la muerte sobreponerse al miedo.
Retorno: 10) El camino de regreso, para volver al mundo ordinario. 11) Resurrección o Iluminación, la prueba que corrobora la transformación del héroe. 12) Regreso con el elixir, donde el héroe toma conciencia del conocimiento adquirido (poder) que usa para ayudar a otros en el mundo ordinario.
[2] Campbell, J (2006) El heroe de las mil caras, psicoanálisis del mito, México: Fondo de cultura económica.
Laura Elena Ferrón. Licenciada en psicología, UNAM. Maestra en estudios psicoanalíticos, Universidad de Sheffield, Inglaterra. Ha sido docente e investigadora en diversas instituciones de licenciatura y posgrado en psicología y psicoanálisis. Trabajó en Control de Confianza en PGR y en el INM. Participó en el curso virtual de Psicología Forense Especializada en Niñas, Niños y Adolescentes impartido por la Suprema Corte de Justicia, UNICEF y la ODDI. Actualmente colabora en peritajes en ATIJ-ILEF, ejerce como docente y en la consulta privada.